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Diario de a bordo (III)

Por Raquel Vaquer

* Investigadora del IMEDEA (CSIC), en el ártico

Un día más a bordo del Jan Mayen, antiguo arrastrero construido para la pesca de gamba ártica y reconvertido (al prohibirse la pesca en estas frías aguas) en buque de investigación oceanográfica de la Universidad de Tromsø. Tras realizar unos análisis en el laboratorio que nos permiten conocer la respiración y producción primaria del plancton ártico, llega la hora de comer. Mientras saboreamos un delicioso bacalao se oye el grito:

"¡Ballenas!".

Corremos al puente con prismáticos y cámaras y logramos observar tres chorros a gran distancia frente al barco. El capitán intenta acercarse a ellas y desaparecen... De repente, ¡otro chorro! y observamos ante nosotros la majestuosa grandeza de un rorcual común, sólo superado en longitud por la gran ballena azul, el mayor animal conocido. Un encuentro con estos maravillosos animales crea una sensación difícil de explicar, tras la euforia inicial, uno siente la tristeza de conocer el penoso estado de sus poblaciones, en peligro de extinción debido a su caza incontrolada durante el siglo XX. Estos animales se encontraban más o menos a salvo de los antiguos balleneros del siglo XIX, gracias a su relativa gran velocidad. Con la aparición de los barcos factoría propulsados a vapor, la subsistencia de estos cetáceos marinos empezó a verse gravemente amenazada. Un sabor agridulce queda en nuestros labios, la emoción de observar estas joyas se mezcla con el dolor de sentir que una vez más nuestra especie destruye los milagros que la naturaleza nos regala.

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