Nuestra migración "era diferente"

Mi abuelo era gallego y desde que nací, paso parte de mis vacaciones en la ría de Arousa. Forma parte de mis raíces y me da mucha paz. Este es uno de los pocos sitios del mundo en los que puedo "no hacer nada" y descansar realmente.

En el pueblo de mi abuelo, como en muchos pueblos gallegos, vive un colectivo de personas que emigraron en los años 50 y 60, en este caso a Alemania. Me contaba ayer Mari Carmen parte de su historia migratoria con orgullo. "En Alemania a la gente que trabaja le va siempre bien. Se respeta al buen trabajador y se trata a todo el mundo por igual. Yo ahora no me volvería de allá". 

Llevo años pensando que tenemos que hacer un documental con la historia de Mari Carmen, que nos recuerda tiempos pasados que hoy en día no queremos admitir que existieron. "Era diferente", me decía alguien ayer. "Era diferente" para justificar que el Reino Unido haya fletado una cárcel flotante donde mete a personas que intentan llegar a su territorio desde otros países. "Era diferente", decía para aceptar lo que dijimos hace 80 años que no dejaríamos que volviese a pasar (que un grupo de personas traten a otras como si fueran minerales que pueden ser rotos, triturados, despedazados, gaseados). Es como si todo valiera porque "era diferente". 

Y la realidad es que no era diferente: es absolutamente lo mismo. Gente joven, que no siempre conoce el idioma o la cultura local, que busca tener mejores condiciones de vida y posibilidades de desarrollar su talento. Todas esas personas buscan trabajo y están dispuestas a dejarse la piel si les dan una oportunidad. Y posiblemente, como hizo Mari Carmen, una vez recuperado el dinero y el conocimiento suficiente, se volverían a sus lugares de origen, donde se encuentra su familia, su cultura y sus raíces.

Es cierto que hay una cosa que sí es diferente: la crudeza despiadada con la que hemos adornado el proceso migratorio, como si de una guerra se tratara, convirtiéndolo en una yincana mortal para las que intentan moverse. 

Las que opinamos que estamos perdiendo la razón solo somos capaces de esperar impávidas a la siguiente aberración. Recuerdo cuando veía los documentales de los campos de concentración judíos y me indignaba con las personas que, sabiendo de su existencia, no fueron a desmontarlos. Y ahora yo soy una de esas personas. "Era diferente", pues quizás todavía no se ha gaseado a nadie pero están haciendo cosas espantosas. Encerrar en una cárcel flotante a varios centenares de personas que lo único que están haciendo es intentar migrar me parece digno de un capítulo de terror de Black Mirror. Me proyecto y me imagino a mí misma en esa situación cuando me fui a trabajar a Bélgica en los 2000. Me parece todo aterrador.

Muchas veces me preguntan si creo que el tema de la migración se arreglará algún día. Yo respondo que sí, que por supuesto, que se arreglará solo. La mayoría de los países del mundo están viviendo o un decrecimiento de población o un decrecimiento del crecimiento de la población. Llegará un momento en que tendremos que suplicar a las personas que vengan y no lo contrario. Mientras tanto, unas pocas seguiremos luchando como mejor sabemos por frenar esta debacle sin sentido, recordando que no "era diferente", que está pareciéndose a nuestra peor faceta y que podemos, cambiando las políticas y las formas de gestionar las cosas, hacer que la historia no se repita. Tú que me lees, no dejes de informarte y de compartir, que eso es el principio de todo cambio.