Posos de anarquía

En pleno Orgullo LGTBI, Albertito olvida cuando Fraga le recomendó casarse

Foto de archivo de Alberto Núñez Feijóo y Manuel Fraga Iribarne. -JOSÉ OLIVA / Europa Press
Foto de archivo de Alberto Núñez Feijóo y Manuel Fraga Iribarne en 2006. -JOSÉ OLIVA / Europa Press

El Partido Popular (PP) ha lanzado a sus redes sociales un vídeo de diez minutos en el que resume la vida del candidato Alberto Núñez Feijóo. Un publirreportaje, con elevadas cotas de ñoñería, que obvia momentos vitales que realmente pueden interesar al electorado y, en su lugar, nos presenta a un ciudadano ejemplar que no es tal. Elías Bendodo, que ha vuelto a tomar las riendas de la campaña electoral, anda de patinazo en patinazo.

Durante diez minutos que se hacen interminables y en un publirreportaje que parece rodado en los 80, Feijóo trata de meterse en el corazón del electorado. Sin embargo, termina por generar otro flujo fisiológico, más bien de dentro a afuera, partiendo desde el estómago. Rodar un vídeo como ese termina por prestarse a la mofa por el almíbar que rezuma y a la crítica por lo que no muestra.

No menciona Feijóo en qué pensaba cuando ingresó en un partido fundado y presidido por un ministro franquista o cómo fraguó amistad con un narco gallego que destrozó la vida de miles y miles de familias gallegas. Conocer el porqué de ambas cuestiones quizás sí pudiera captar el interés ciudadano, averiguar cómo esos dos actos conjugan con su lema de "hacer las cosas bien, ser serio y pensar siempre en los demás".

Es muy paradójico que el PP haya rechazado participar en los debates electorales, hurtando ese derecho a la información a toda la ciudadanía, alegando que "son modelos incompletos y carecen de interés" y, en cambio, considere relevante saber cómo Feijóo aprobó unas oposiciones o cómo conoció a su mujer... Si abre la puerta a su vida privada, la abre con todas las consecuencias. En ese sentido, quizás hubiera debido contar en el vídeo cómo fue el mismo Fraga quien le aconsejó que si quería medrar en política debía casarse -mismo consejo que le dio a Rajoy-.


No fueron pocas las veces que Feijóo tuvo que proclamar su heterosexualidad, porque la rumorología lo situaban en la esfera homosexual. Su soltería a los 50 alimentó aún más esta teoría que él siempre negó y a la que quiso cortar el paso siguiendo el consejo de su mentor franquista. En la campaña electoral gallega de 2009 hizo pública su relación con una periodista. Aquella relación no le aguantó esa legislatura, aunque sirvió para espantar los fantasmas de lo que para Fraga era "un defecto en un cromosoma", la homosexualidad. Para la siguiente campaña, ya mantendría otra relación y en la campaña de 2016 aprovecharía para anunciar su futura paternidad con edad de abuelo (55 años).

Le gusta a Feijóo salpicar selectivamente las campañas con su vida privada, hablando de banalidades y ocultando cómo en su propio partido se ha estigmatizado históricamente algo tan natural como amar y follar con quien se quiera cuando el sentimiento es recíproco. Aunque Bendodo en particular y el PP en general consideren que los debates electorales carecen de interés para la ciudadanía, lo cierto es que todavía es menos interesante saber si a Feijóo le llamaban Albertito o si por sus gamberradas le castigaban a fregar los platos.

La publicación de este vídeo trasciende la anécdota. Es una evidencia más de que el candidato Feijóo quiere controlar la narrativa de principio a fin, dando a la opinión pública la información que él quiere, como quiere y cuando quiere, aunque sea parcial e incompleta... mismos pecados que proyecta en TVE y contra los cuales la Corporación pública le ha tenido que parar los pies recordándole que "RTVE no solo es neutral, sino plural esencialmente y, sobre todo, independiente profesionalmente".

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