Dominio público

Un jarrón chino para cada ocasión

Ana Pardo de Vera

Todavía colean las entrevistas que José Luis Rodríguez Zapatero ha dado en la Cope, a Carlos Herrera, la semana pasada, y en La noche en 24 horas, a Xabier Fortes, esta semana. El expresidente del Gobierno se ha convertido en esa presencia a la que todos y todas las periodistas queremos entrevistar ahora en campaña, en tiempo de mucho argumentario, mucho circunloquio y poca franqueza en las respuestas de los y las políticas. Zapatero, en cambio, no se anda con chiquitas: contesta directamente a lo que le preguntan, no teme perder electores por cada respuesta y tampoco mide éstas en función de los que gana; deja titulares y, desde que accedió a la Secretaría General del PSOE allá por 2000, aún tiene la capacidad de sorprendernos.

En la entrevista con Herrera, territorio complicado para cualquier miembro del PSOE que no sean Felipe González o Alfonso Guerra (luego iré con ellos), el expresidente socialista dejó varias frases para la posteridad, pero una, sobre todo, sorprendió por su contundencia y claridad: "Sí, lo digo; bajo mi Gobierno se terminó, se entregó y se rindió ETA". Todavía hay gente en el PP que sufre convulsiones si les repiten estas declaraciones. Con Fortes, Zapatero volvió a liarla, además, en plenas negociaciones de PP y Vox para conformar ejecutivos autonómicos y municipales: "Discutir sobre la violencia de género es como discutir si la Tierra es plana" ... y otra vez en nuestras cabezas esa imagen tan elocuente de los dirigentes de la ultraderecha con un gorrito de papel de plata en la cabeza, símbolo del negacionismo extremo.

Zapatero no gobierna ni -que sepamos- pretende hacerlo; Zapatero, además, ya ha gobernado y conoce bien los resortes del poder, sus limitaciones durante sus dos mandatos, los errores cometidos y los logros conseguidos. Todo eso le da una libertad, una perspectiva y unas tablas que no tienen nigunos de los y la candidata a la Presidencia del Gobierno de los cuatro principales partidos, PSOE, PP, Vox y Sumar. Es cierto que el exlíder socialista, convertido ahora en gurú de una parte muy importante de la izquierda, corre riesgos al manifestarse con tanta claridad, pero la gente agradece que no se la trate como a idiota y es mucho más benevolente en estos casos. Zapatero, en todo caso, sabe perfectamente el terreno que pisa y es evidente que su intención es arrimar el hombro y ayudar a su partido en lo que pueda: es un activo fundamental del PSOE y hasta de Sumar.

Por otro lado, están los aguafiestas a los que se busca para que metan goles en la propia puerta de Ferraz; están el expresidente González y el exvicepresidente Guerra. Esta semana también coincidieron en el acto de presentación del último libro del exministro Virgilio Zapatero, Aquel PSOE. Los sueños de una generación (Almuzara) Hay nostalgia en el título del libro y hubo nostalgia en el acto que reunió por primera vez en muchos años a los antaño inseperables González y Guerra.


Desde José Barrionuevo hasta Carlos Solchaga, pasando por Rosa Conde, Zapatero (Virgilio) congregó a los viejos soldados del PSOE de los 80 y 90 para pedir cuentas o criticar abiertamente a este PSOE, el de Pedro Sánchez, con el que, a la vista de lo que allí se dijo o se aplaudió, no quieren saber nada. Es evidente que el personal reunido en la madrileña sede de la Fundación Giner de los Ríos quieren para el 23-J la derrota, y hasta la humillación del otro PSOE, que no es el suyo y, además, les incomoda profundamente por pactar acuerdo con nacionalistas y con Bildu, en vez de alcanzar de una vez por todas la gran coalición con el PP que dé a ambos partidos el poder omnímodo y eterno.

Da igual que estemos en campaña o no; que el PSOE pase por una situación complicada o no; que el líder sea Sánchez o Zapatero -que también sufrió a ese otro PSOE- ... González, Guerra y su pandilla de ex siempre tendrán una crítica, una descalificación o un chiste retorcido para vapulear a quienes, desde su mismo terreno, no se pliegan a sus deseos. Por suerte para este PSOE, así como a Zapatero (José Luis) se lo rifan en los medios, González y Guerra dan bastante pereza, salvo que tu intención sea machacar a Sánchez ante sus propios electores, es decir, acudir al arco mediático de la derecha Entones, G&G no pronuncian ni una palabra sobre la corrupción, los GAL o las reformas pendientes en el Estado tras la dictadura (instituciones judiciales, católicas o Casa Real, por ejemplo) que, con el paso del tiempo, han ido enquistando el problema de sus zonas oscuras hasta hacerlas insoportables. Todo se les va en hacer campaña al PP, sobre todo, al de Alberto Núñez Feijóo, que es un candidato que les encanta porque habla maravillas de ellos (es de bien nacidos ser agradecidos) e, incluso, dice que les votó en los 80. "Hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y ... compañeros de partido", decía Giulio Andreotti; en el PSOE están G&G y su corte encorbatada y está Zapatero, con su cola de fans tras las pantallas. En Ferraz deben de estar muy entretenidos.

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