El adelanto electoral anunciado este jueves por el presidente de la Xunta de Galicia Alfonso Rueda inyecta adrenalina a la ya de por sí frenética actualidad política española. El 18 de febrero se reabre un ciclo electoral que tan solo ha tenido un breve paréntesis otoñal. Galicia arrancará una ruta de varias etapas. No mucho más tarde Euskadi también abrirá las urnas y, luego, todo el Estado se volcará en unas elecciones europeas que serán trascendentales para la desdichada política internacional. Por último, la posibilidad de otro adelanto en Catalunya sería la guinda del pastel. Hay quien ve elecciones al Parlament en el horizonte de noviembre de 2024.
Ya se oyen los cantos de taberna, ya se sienten los pandereteiros cerca. Galicia elige su futuro y, en su tierra natal, se la juegan Alberto Núñez Feijóo y Yolanda Díaz. Y es que ambos tienen mucho que perder y no tanto que ganar en un carnaval que será atípico este año. Y es que, al igual que la mitología gallega es rica, diversa y auténtica, la política del país del noroeste tiene sus propias y genuinas peculiaridades.
Mucho cuidado que ya espera la Coca en la ría de Vigo para raptar a las muchachas más jóvenes; llega el momento del Apalpador de O'Cebreiro, que traerá esta Navidad castañas a los más pequeños; desde la Torre de Breogán todavía se divisa Irlanda; las abuelas de A Coruña ponen sal en los alféizares de las ventanas para ahuyentar al Gatipedro... Los asesores políticos de los partidos necesitarán de la sabiduría ancestral de las meigas para lograr unos buenos resultados en estas elecciones gallegas celebradas en pleno carnaval. Haberlas, haylas. A principios del próximo año, los personajes mitológicos se pondrán en modo campaña electoral.
Harán falta algunos tragos de licorca para entrar en calor durante esta invernal contienda. Feijóo y Díaz tienen mucho que perder y no tanto que ganar, decíamos, al contrario que BNG y PSdG, que tienen muchísimo que ganar, pero no tanto que perder. Las filas nacionalistas de Ana Pontón y la candidatura socialista liderada por José Ramón Gómez Besteiro sueñan con una carambola que les permita sacar a Rueda del Palacio de Monte Pío, donde residen los presidentes de la Xunta en Santiago de Compostela.
La mayoría absoluta del PP en Galicia es casi una tradición. Por ello, de repetirse no sería ninguna sorpresa. El sobresalto vendría si sucediera lo contrario. Para ello, se tendrían que dar algunos factores: que Rueda desinfle al PP; que otras opciones de derechas, como la candidatura de Jácome o Vox le arañen votos a Rueda; que el BNG de Pontón mantenga el ritmo que le llevó en 2020 a ser la primera fuerza de la oposición; que el PSdG tome algo de impulso con una implicación directa de Pedro Sánchez y del Gobierno en campaña; que la izquierda alternativa (Sumar, Podemos, EU...) deje sus cuitas personales a un lado y conformen una candidatura competitiva para obtener representación y que no se pierdan votos en el intento...
Si todo esto se diera, y además las meigas se implicaran algo en la campaña, la mayoría absoluta del PP podría correr algún peligro. Así, Feijóo se la juega en su Galicia natal y no será difícil verle estas semanas apretando el morro en una botella de licorca para soportar tanta esmorga, tanto jaleo.
Tras el fracaso del 23J, cuando la inmensa mayoría de las encuestas le pronosticaban ser el próximo presidente del Gobierno y él ya se veía habitando el Palacio de la Moncloa, mantener el gobierno conservador gallego es una prioridad. Y no solo conservar la Xunta, sino reeditar la mayoría absoluta. Sería un fracaso para Feijóo depender de los ultras de Vox también en Galicia, donde hasta ahora son invisibles.
De este modo, la supervivencia de Feijóo como presidente nacional del PP depende, en buena medida, de que Rueda se valga por sí mismo para gobernar. Mucho que perder y no tanto que ganar, pues la victoria del PP es que todo se quede como está tras las gallegas. Para ello, la televisión pública autonómica seguro que se emplea a fondo.
Delicada es también la situación para Díaz, que el equipo de la vicepresidenta no descarte aprovisionarse de litros de licorca para las próximas semanas. Con el proyecto de Sumar todavía en construcción y la herida abierta por Podemos aún sangrante, llegan estos comicios gallegos. El objetivo de esta formación es lograr una candidatura lo más amplia posible, que reúna al máximo número de actores de la izquierda alternativa. De momento, pintan bastos.
El resultado que anhelan los de Díaz tiene que ver con lograr "dos o tres representantes" en el Pazo de Hórreo y que ser llave para lograr una mayoría progresista. A tenor de los últimos resultados en 2020 y de las divisiones del espacio, parece una difícil tarea. Sumar lo fía casi todo en Galicia al tirón de Yolanda Díaz. La vicepresidenta no quiere ir a una asamblea fundacional de Sumar siendo extraparlamentaria en su tierra natal.
Se esperan atracones de licorca en las sedes de los partidos. Semanas en las que Galicia se situará en el centro del debate político.
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