La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) conocida este martes sienta un precedente histórico en la lucha contra el cambio climático: un grupo de mujeres suizas (más de la mitad mayores de 75 años) han demandado al Estado por no protegerlas contra la emergencia climática que conlleva el calentamiento global. Aunque en temas de riqueza por PIB, todo es relativo pese a los datos, en diciembre de 2023, Suiza ocupaba el puesto 20 de los países más ricos del mundo y España, el 15. O sea, ambos tienen la obligación de protegernos y disponen de recursos.
Escuchaba también este martes en TVE el debate de los candidatos a lehendakari y sus suplentes en las elecciones de Euskadi del 21 de abril; el sustituto de la candidata de Podemos Euskadi, Juantxo López de Uralde, lamentaba el poco espacio que están teniendo en las sucesivas campañas electorales las políticas de lucha contra la emergencia climática, probablemente, el mayor problema al que nos enfrentamos los seres humanos, siempre, naturalmente, con grandes diferencias de incidencia en función de la renta, una incidencia que repercute brutal y transversalmente en cada aspecto de la vida (y muerte) de los/as ciudadanas.
Con estos mimbres, y con el Gobierno de Pedro Sánchez felicitándose por la sentencia de Estrasburgo desde la Vicepresidencia-Ministerio de Transición Ecológica, resulta inconcebible que el proyecto de la macrocelulosa Altri en Galicia vaya a seguir adelante. Los detalles sobre la aberración ecológica que se quiere perpetrar en la Comarca de A Ulloa, con repercusiones a lo largo de varios municipios hasta la desembocadura del río en la Ría de Arousa, o sea, en el corazón de un territorio crucial para Galicia, los explicó maravillosamente el compañero de CTXT Xosé Manuel Pereiro esta misma semana. Les recomiendo que lo lean, y sí, espántense e imaginen eso al lado de su casa.
El Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera no interviene en la decisión de instalar la macrofábrica de celulosa que se nos vendió a los/as gallegas como un proyecto de "fibra sostenible" que finalmente resultó ser un 20% de la producción frente a 400.000 toneladas de celulosa. O sea, el blanqueamiento con un poquito de lyocell de un proyecto insostenible que arrasa con el agua, con la flora autóctona apostando por eucaliptos (como si en Galicia no tuviéramos bastantes) y con la producción pesquera de la Ría arousana. Una joya cuya implantación depende de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia del PP y del Ministerio de Industria por parte del Gobierno PSOE-Sumar. Ambos están conformes con que las/los gallegos pongamos un Altri en nuestras vidas, como si no hubiera bastante con Ence en Pontevedra. Si tan buena es la factoría, ¿por qué no se la quedan en Portugal, que ya tiene tres con numerosas sanciones por contaminar el Tajo? Porque el país vecino no la quiere.
Desconozco si el Gobierno acabará apoyando la implantación de Altri en la Comarca de A Ulloa; de momento, aseguran en el PSdeG-PSOE que todo está en estudio. Lo que sin duda resulta una contradicción flagrante y dañina para un Ejecutivo central que se jacta de ir por delante en la lucha contra la emergencia climática en Europa -y es cierto que Ribera ha peleado mucho y no siempre acompañada- es emitir mensajes de apoyo y reconocimiento a la sentencia del TEDH sobre Suiza y sus (no) políticas contra el calentamiento global al tiempo que se da el espaldarazo a Altri. Resulta insoportable y tumba de lleno la credibilidad de cualquier otra política ecologista a la que se comprometa Sánchez.
Mensajes que llegaron el martes desde la Vicepresidencia Tercera, como que "hay que considerar al cambio climático como una amenaza existencial para la humanidad y para el correcto ejercicio de los derechos fundamentales, incluyendo la salud de las personas", que "la sentencia interpela de forma directa a todos los gobiernos, pero también a las grandes corporaciones privadas y al conjunto de la sociedad" o que "los gobiernos tienen la obligación de escuchar a los ciudadanos más vulnerables y reforzar las políticas climáticas, ante una emergencia que es real", son incompatibles con el plan de Altri en Galicia, no hay más.
Y concluye el Ejecutivo su satisfacción con el Tribunal Europeo confirmando que "mantiene un incuestionable compromiso con la neutralidad climática antes del 2050"; y nos alegramos, pero una macrocelulosa que deja en ridículo las exigencias del Plan Antitabaco no es el camino. Y si hay que ir a Estrasburgo, se va. #AltriNON
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