Dominio público

La intersección entre el eje territorial e ideológico será la clave de las elecciones de Cataluña

Luis Azores, Lidia Nuñéz y Alejandro Solís

Coordinadores del Área de Análisis Electoral de Ideas en Guerra

Papeletas de voto para las elecciones catalanas del 12M. David Zorrakino / Europa Press
Papeletas de voto para las elecciones catalanas del 12M. David Zorrakino / Europa Press

 

Las elecciones de Cataluña se celebrarán el próximo domingo con numerosas cuestiones sobre la mesa que pueden ser decisivas aún. Según la mayoría de encuestas, las fuerzas de izquierdas podrían obtener la mayoría de los asientos en el Parlament, pero la intersección con el eje territorial hará complicado un posible Govern progresista.

El PSC parece ser el partido que mejores resultados obtendrá, no solo porque todas las encuestas les sitúan como la primera fuerza, sino también por el importante crecimiento que tendrá con respecto a los anteriores comicios. Por su parte, Junts y ERC se disputan la segunda posición en el Parlament, lo que puede ser decisivo para conformar una futura coalición. Además, la situación se prevé complicada para Comuns-Sumar, que podrían perder apoyo, reduciendo así su presencia en el Parlament y, con ello, su capacidad de negociación. Mientras tanto, la derecha gana fuerza con un PP al alza, un Vox estable –que podría situarse no muy por detrás de los populares o, incluso, por delante– y la decisiva entrada de Aliança Catalana.

Con todo ello, desde el Área de Análisis Electoral de Ideas en Guerra hemos querido analizar una de las cuestiones que consideramos clave a la hora de seguir estas elecciones en Cataluña: la intersección entre el eje ideológico y el eje territorial.

Una mayoría de izquierdas en Cataluña

En primer lugar, los datos revelan que, en Cataluña, hay un mayor número de personas que se ubican a la izquierda en la escala ideológica frente al resto de España. Sin embargo, es también muy relevante cómo, salvo por la etapa del ‘tripartit’ y, más recientemente, el Gobierno en solitario de ERC, es una región donde el centroderecha ha sido el que ha ostentado de forma mayoritaria la Presidencia, como fue con el caso de Convergència i Unió y, posteriormente, Junts.

Esto sucede porque, históricamente, hay una importante cantidad de votantes que, pese a ubicarse a la izquierda de la escala ideológica, su opción de voto preferida en el ámbito autonómico han sido los partidos nacionalistas e independentistas. De hecho, según el barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de las próximas elecciones autonómicas de Cataluña, cerca de un 40% de los votantes de Junts en las últimas elecciones se ubican en estos momentos a la izquierda de esta escala ideológica, entre las posiciones 1 y 4 –en una escala que va del 1 al 10, donde el 1 significa ‘lo más a la izquierda’–. Además, la media de sus votantes es de un 4.8, lo que situaría a la formación en el centroizquierda.

 

 

De hecho, todo apunta a que una suma de la izquierda, formada por el PSC, ERC y Comuns-Sumar alcanzaría este domingo la mayoría necesaria incluso sin la necesidad de otras fuerzas como la CUP. Ya después de las elecciones del 2021 se hubiese podido alcanzar esta mayoría, pero ERC decidió mirar hacia Junts y la CUP antes que al PSC y los Comuns.

Si ERC quisiera continuar primando el eje territorial por encima del ideológico, podría verse en la situación de apoyar a un Puigdemont que, probablemente, no tenga los apoyos necesarios. Ahora bien, la alternativa, como ya se han encargado de señalar algunas fuerzas durante la campaña electoral, pasaría por poner sus escaños a disposición de Illa, que, junto a ERC y los Comuns, sí podría articular una mayoría izquierdista en el Parlament reviviendo un ‘tripartit’ que ponga la ideología por delante.

Sin embargo, la realidad es que en Cataluña los ejes ideológico y territorial operan de manera diferente al resto de España. En esta región –al igual que en el País Vasco– la cuestión ideológica está supeditada a la cuestión nacional. Algo que no ocurre en otras comunidades autónomas donde no existe una identidad nacional propia y, por lo tanto, la cuestión ideológica prevalece. Además, el caso de España es paradigmático, puesto que, según una investigación de Galais y Serrano, esta cuestión tiene una raíz histórica, puesto que la derecha en España se ha presentado como un actor en contra de los procesos de descentralización territorial, mientras que los nacionalismos periféricos, favorables a estos procesos, han encontrado un mayor apoyo en la izquierda.

Así pues, no es extraño que el independentismo, incluso a través de Junts, haya calado entre el electorado de izquierdas. Asimismo, esta es una de las principales razones por las que, desde que comenzó el procés, no se ha producido un entendimiento entre ERC y el PSC –hasta hace muy poco– que lleve a un nuevo ‘tripartit’, puesto que, aunque hay similitud en el ámbito ideológico, no la hay en la cuestión nacional.

Doble eje, doble voto

Esta intersección entre la ideología y la cuestión territorial se traslada también a los votantes, que también tienen en cuenta estos dos ejes, haciendo que su manera de votar tienda a ser diferente al resto del territorio. Como consecuencia, es habitual que ocurra lo que se denomina ‘voto dual’. Esto es, que un mismo ciudadano opta por partidos políticos diferentes dependiendo del tipo de ámbito territorial de las elecciones.

Suele ocurrir que se opte por un partido en las elecciones municipales y autonómicas y por otro diferente cuando se vota para las elecciones generales. En Cataluña este tipo de estrategias o ‘voto racional’ ocurre a menudo, precisamente por cómo imperan los dos ejes, territorial e ideológico, lo que hace que los votantes los tengan en cuenta de manera diferente según si están votando para el Parlament de Catalunya o para el Congreso de los Diputados.

En este sentido, los partidos independentistas suelen salir beneficiados en las elecciones de proximidad, como son las autonómicas o las municipales; mientras que los partidos de ámbito nacional tienen más éxito en las generales. De hecho, en las pasadas elecciones generales los partidos más votados en Cataluña fueron, en este orden: PSOE, Sumar, PP, ERC, Junts y Vox. En este caso, las tres formaciones políticas con mayor porcentaje de voto –casi el 62%– eran de ámbito nacional, mientras que las formaciones independentistas, Junts y ERC, sumaban apenas el 24,31%. Mientras que en las elecciones autonómicas de 2021 los partidos con mayor respaldo fueron, también en este orden: PSC, ERC, JxCat, Vox, CUP, En Común Podem, Ciudadanos y PP. En comparación, la distribución de fuerzas cambia notablemente, donde las fuerzas independentistas llegan al 48% del voto.

Con ello, se puede ver cómo las opciones de voto varían en función de la cita electoral, lo que provoca que los ejes ideológico y territorial se difuminen. Los votantes independentistas convencidos optan por partidos de esta tendencia tanto en elecciones generales como autonómicas, pero no ocurre en el otro sentido.

Por ejemplo, aquellos que votan por ERC en las elecciones generales, lo hacen también en las elecciones autonómicas en casi un 90%. Sin embargo, sólo el 73% de los que lo hacen en las elecciones autonómicas, lo hace también en las elecciones generales; en el otro sentido. Algo similar ocurre con Junts, con un 90% de los que les votan en las elecciones generales haciéndolo también en las autonómicas, pero no al revés, donde el porcentaje se reduce hasta el 83% en el otro sentido: quienes les votan en las elecciones autonómicas, pero no en las generales..

¿Entonces qué papeleta eligen estos votantes díscolos? Lo más habitual es que la dupla se produzca con el PSOE, donde efectivamente los votantes optan por ERC o Junts en las elecciones al Parlament, pero por los socialistas para el Congreso de los Diputados. En el caso de la dupla ERC-PSOE impera el eje ideológico, donde puede existir un votante ubicado a la izquierda, pero cuyo eje territorial fluctúa en mayor medida.

Algo más curioso ocurre con el caso de Junts, donde la similitud ideológica no está tan clara, pero podría imperar el voto útil o estratégico. Sea como sea, el PSOE sale beneficiado en las elecciones generales, lo que encaja con lo que están señalando las encuestas en estos comicios. La cuestión de cara al 12M es si los votantes de ERC y Junts que optaron por los socialistas en las pasadas elecciones del 23J, mantendrán su estrategia de voto dual u optarán por seguir votando al PSC.

La pérdida de fuerza del independentismo podría impulsar la prevalencia del aspecto ideológico

Ahora bien, aunque las pasadas elecciones de 2017 y 2021 fueron decisivas para los independentistas, los resultados de este domingo podrían no ser tan buenos para ellos. En el 2017, pese a que Ciudadanos fue el ganador de las elecciones, los partidos del bloque independentista sumaron 70 escaños, dos por encima de la mayoría absoluta. Además, en la última legislatura, después de las elecciones del 2021, ese bloque mejoró sus resultados hasta alcanzar los 74 escaños. Sin embargo, según la mayoría de encuestas, esta mayoría podría tambalearse, cayendo por debajo de los 68 escaños o teniendo que depender de Aliança Catalana, la formación ultraderechista de Sílvia Orriols.

Sin embargo, existe un baremo más adecuado para medir la fortaleza del independentismo en Cataluña que la suma de sus escaños; la suma de sus votos. Si bien en las últimas convocatorias electorales la mayoría del bloque nacionalista fue clara, la suma de sus votos fue inferior —o, al menos, apenas cercana al 50%—. En el 2017, la suma de los tres partidos independentistas logró el 47,5% de los votos, aunque obtuvo casi el 52% de los escaños. Después, en el 2021, sí que hubo una mayoría de votos independentista, llegando al 50,7% de los votos —teniendo en cuenta a un PDeCAT que, con el 2,7%, no obtuvo representación, por lo que tampoco es una mayoría clara—. Una serie de mayorías que, aupadas por el sistema electoral, no fueron, como tal, "mayorías".

Por ello, las elecciones de este domingo serán una prueba de la fortaleza del independentismo en un momento en el que el procés no está en su mejor momento. Aunque todo apunta a que el porcentaje de votos estará por debajo del 50%, todavía cabe la posibilidad de que la suma de escaños alcance la mayoría absoluta al calor de un sistema electoral que beneficia a Lleida y Girona, dos provincias donde el independentismo es mayoritario, otorgando una nueva mayoría a Junts, ERC y la CUP en el Parlament. Desde luego, el resultado estará apretado, por lo que el sistema electoral también jugará un papel crucial.

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