Dominio público

La otra cara de la transición verde europea: extracción de litio en los Balcanes 

Ruth Ferrero-Turrión 

El canciller alemán Olaf Scholz (i) y el Presidente de Serbia Aleksandar Vucic (c) durante una reunión conjunta.- Europa Press
El canciller alemán Olaf Scholz (i) y el Presidente de Serbia Aleksandar Vucic (c) durante una reunión conjunta.- Europa Press

El litio es considerado como un recurso estratégico esencial para poner en marcha el desarrollo de las energías limpias y renovables. Todos aquellos países que poseen reservas de litio se encuentran en este momento en el punto de mira de estados y empresas que quieren avanzar en el impulso de las renovables. Los productores de litio pueden seguir dos estrategias: la de la exportación de litio o la promoción de industria local para sumar valor añadido. El principal reservorio de este mineral a nivel global es el denominado triángulo del litio situado entre Argentina, Bolivia y Chile que cuenta con el 68% de litio del planeta. Pero también en Europa se encuentran yacimientos importantes de este mineral raro. Las mayores reservas se encuentran en República Checa (31%), Serbia (27%) y Ucrania (15%), el cuarto país europeo con reservas de litio es España con un 13%. 

Este denominado "oro blanco" se ha hecho extraordinariamente valioso y estratégico. Pero es China quien controla el mercado. Posee el monopolio de este mineral, siendo su principal importador y el mayor exportador de baterías fabricadas con él.  En esta coyuntura, con los mercados del litio copados por China, tanto Europa como EEUU se han lanzado a la búsqueda de lugares donde poder extraerlo. Y digo poder extraerlo porque son dos las dificultades que tiene el litio. La primera tiene que ver con su localización, está muy distribuido y en zonas muy específicas. La segunda está vinculada con los problemas medioambientales que provoca su extracción y refinado, entre otros, la contaminación del agua y del suelo con sus derivadas en la agricultura allí donde se extraiga. Esta es la principal causa de que en muchos países de la UE haya una oposición feroz a la extracción de este mineral. En España, por ejemplo, se cesó en 2011 la extracción de litio en la Mina Feli de Vitigudino (Salamanca) y en Cáceres se ha descubierto recientemente otro yacimiento importante y está en el punto de mira para lanzar el mayor proyecto de extracción del litio en Europa. Con la excepción de Portugal ningún otro país europeo extrae litio. ¿La causa? La degradación medioambiental que deja a su paso. 

Pues bien, es en este contexto en el que el pasado 19 de julio la Unión Europea firmaba un memorando de entendimiento sobre materias primas críticas con Serbia. Esto permitirá poner un importante proyecto de extracción de litio en el país balcánico. Un litio que servirá, en primer lugar, para producir baterías, que se incorporarán a los vehículos eléctricos por los que apuesta Bruselas en su modelo de transición verde. 

La explotación por parte de la multinacional Rio Tinto de una mina situada en el valle del Jadar es el principal objetivo del acuerdo. El principal objetivo de la UE es conseguir litio que pueda ser utilizado para producción de coches eléctricos y, de este modo, ser menos dependiente de las baterías chinas. Poco han importado en este caso las protestas de los residentes en la zona, o de los productores agrícolas que saben que la contaminación que irá asociada a esta explotación arrasará con su modo de vida y con su entorno natural.  


Los argumentos del gobierno de Vucic y de la UE han sido los habituales en estos casos: "se facilitará una cooperación estrecha entre los actores y las partes industriales interesadas, el desarrollo de proyectos beneficiosos para las partes,  etceteraetceterá". Los argumentos de la inversión extranjera directa y la creación de empleo también fueron utilizados por el gobierno serbio para la venta del proyecto ante su opinión pública. "La mina de litio de Jadar es un buen proyecto para Serbia", afirmó Olaf Scholz que ofició como maestro de ceremonias en la firma del memorando. 

Por supuesto, semanas antes de la firma, el gobierno serbio fue modificando progresivamente su marco legal con el fin de no encontrar obstáculos para impulsar el proyecto minero. Un marco legal que había sido cancelado en 2022 precisamente debido a las protestas ciudadanas contra la explotación de la mina de Jadar. Pero ¿cómo competir con la presión procedente de Bruselas, además de con la que viene por la inversión previa realizada por Rio Tinto, propietaria de las tierras que quiere explotar? Y, especialmente, teniendo en cuenta que esta explotación se convertiría, según afirman sus promotores, en uno de los diez productores mas importantes del mundo, apoyado además por Reino Unido, Australia, EEUU y, claro, la UE. 

La variable geopolítica/geoeconómica como se puede observar está muy presente en las acciones de la UE. Lejos de apostar por un fuerte principio de condicionalidad democrático en la región de los Balcanes, continúa ejecutando una política que ahonda en las derivas autoritarias de los países de la región, en este caso, Serbia. Durante ya demasiados años, Bruselas ha apostado por el eje de la seguridad y de la estabilidad y no por el de apoyar la institucionalización democrática. Ahora a todo ello se suma la inestabilidad geopolítica. En este punto es importante recordar que Serbia, al igual que Ucrania y Moldavia, es también un país candidato a entrar en la UE, también lo son el resto de países de los Balcanes. Y aquí reside el problema, los Balcanes no interesan. Y como no interesan son utilizados para "alojar" y "contener" a los migrantes que quieren ir a Italia en Albania y como no interesan se utilizan sus altamente contaminantes minas de litio de Serbia para avanzar en la transición verde. 


Ninguno de estos acuerdos va a beneficiar a la integración de los Balcanes en la UE.  Y no lo va a hacer porque cuanto más contaminantes sean sus industrias, menos convergerán con la hoja de ruta establecida por Bruselas. Pero es que, además, este tipo de acuerdos lo único que favorecen es a la perpetuación de redes clientelares y corruptas en la región lideradas por líderes cuyo principal modelo es Orbán. Curioso ¿verdad? 

 Sus gobernantes corruptos lo saben, las autoridades de Bruselas también. 

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