Dominio público

'From' y la ilusión del fin de la crisis

Guillermo Zapata

Guionista y escritor

'From' y la ilusión del fin de la crisis
'From'. Disponible en la plataforma HBO

From es una serie con una premisa sencilla. Un grupo de personas sin conexión aparente entran en un pueblo maldito. Van por una carretera (a veces la carretera está en el norte de los Estados Unidos, otras veces en el sur, a veces en el este y otras en el oeste) y se encuentran un árbol que les impide el paso. Cuando dan la vuelta entran en un pueblo y a partir de ese momento ya no pueden salir del mismo. Seguirán recto por la carretera creyendo que se están alejando y volverán a entrar en el pueblo una y otra vez. Están atrapadas.

Esa es sólo una parte del problema.

La otra parte del problema es que por la noche salen unas criaturas con forma antropomórfica paliducha que deambulan por el pueblo. Si te ven, te comen. Si les dejas entrar en tu casa o te dejas una puerta abierta (o una ventana) sin un amuleto protector entrarán y matarán a todas las personas que hay en la casa.

Y esto pasa. Pasa a menudo.

La serie tiene el buen gusto de no empezar en el origen, sino más bien en un momento en el que los "habitantes" del pueblo han logrado una mínima estabilidad. Pero lo cierto es que capítulo a capítulo las cosas se van poniendo cada vez peor. Mientras vamos conociendo más y más de ese lugar maldito (y lleno de secretos) y los personajes prueban diferentes estrategias para tratar de escapar como si estuviéramos ante una versión de Perdidos más sintética y depresiva, lo que va desarrollándose es una sucesión de situaciones cada vez más estresantes y dolorosas.

Los personajes, todos ellos, se van poniendo al límite por acontecimientos externos que son azarosos, violentos y para los que no tienen mucha explicación.

Tardé mucho en darme cuenta de que From no era exactamente una serie del tipo personas-en-situación-extraordinaria-ensayan-modelos-de-sociedad como si pasa, por ejemplo, en Perdidos. Aquí los distintos experimentos de organización social fallan y es la persistencia del horror y de los fallos la única constante de la serie. La segunda temporada es especialmente dolorosa en ese sentido porque la sensación de falta de esperanza es absoluta.

Y entonces, por ahí, hacia el final de la segunda temporada se produce "el momento del jersey". Uno de los personajes le explica a otro que es posible que nunca salgan de ese pueblo, pero que también es posible que ellos sean como los hilos de un jersey de lana, los hilos no son conscientes de que forman parte de algo más amplio, sólo tienen su perspectiva cotidiana, pero sirven a un propósito colectivo. Por tanto, dice este personaje, es posible que ellos no consigan salir del pueblo maldito, pero sin duda están avanzando para que otras personas a las que no conocen aún puedan hacerlo. Es un momento realmente emocionante y que resume bastante el espíritu de la serie.

Al verlo me di cuenta de lo mucho que la serie bebía de estos últimos años, de la experiencia de la covid-19, la crisis económica, la guerra. De alguna manera, la serie nos confronta con un momento de nuestra historia en el que lo catastrófico persiste. Nuestra percepción de lo catastrófico es que es un evento. Un acontecimiento extraordinario que cambia las cosas y queda fijado en el tiempo, pero esa percepción está cambiando porque hoy lo catastrófico persiste, aguanta, sigue con nosotros, aparece de nuevo con otra forma. A veces es una enfermedad, a veces es una crisis de la cadena de suministros, a veces es una ola de calor o una sequía, siempre bajo el paraguas de un mundo que ya no se cree que no exista límite, sino que precisamente se define por los límites.

De esto van las elecciones del 23 de julio. El Partido Popular se ha preocupado muy mucho de no hablar demasiado de lo que sucederá el día 24 de julio. Lo poco que sabemos de su propuesta es la vieja receta neoliberal: bajada de impuestos y un nuevo ciclo del suelo con su correspondiente burbuja.

Hay en esta propuesta una idea reconfortante: la idea de que la crisis ya pasó. Que la crisis es una cosa del Gobierno de coalición que se resuelve cambiando el color del Gobierno. Que lo que sucede ahora es que se recuperan formas de bienestar estilo años 90 y que podemos volver a especular con nuestras viviendas y disfrutar de pelotazos variados. No es eso lo que viene. Aznar ya lo avisó. Lo que vuelven son los recortes y el apretarse el cinturón.

From nos enseña que la crisis pasajera es una idea falsa. Vivimos el tiempo de la policrisis (el concepto no es mío) y la política es, precisamente, la herramienta a través de la cual nos garantizamos nuestra seguridad y fortaleza en un contexto así. Eso obliga a cambiar de paradigma al conjunto de fuerzas políticas, a pensar desde otro lugar. El próximo 23 de julio hay mucho en juego, pero una de las cosas más importante es que la sociedad debe poder afrontar la vida sin ilusionismos ni mentiras, para entender bien cómo podemos conseguir bienestar.

En From, tampoco es ninguna sorpresa, lo hacen repartiendo la riqueza.

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