Ecologismo de emergencia

En recuerdo de un grande del ecologismo: Pepe Larios

Carmen Molina Cañadas

Coordinadora de Alianza Verde Andalucía

En recuerdo de un grande del ecologismo: Pepe Larios
Pepe Larios. Imagen de Beatriz del Hoyo, Alianza Verde.

Nos dejó hace pocos días Pepe Larios.

Una pérdida que nos deja descolocadas y sin consuelo por su irreversibilidad. Ahí está la muerte para interrumpir abruptamente caminos que podían y querríamos que fuesen mas largos. Sensación de tristeza ante la pérdida de Pepe Larios, referente ecologista para muchas y muchos.

Se ha ido prematuramente un imprescindible del ecologismo en Andalucía y en España. Para el recuerdo y el aprendizaje quedarán tantas semillas que dejó plantadas. Maestro comprometido con la enseñanza ambiental, político convencido de la necesidad de políticas verdes y políticas de paz y activista tenaz e inmune al desaliento.

Dedicó buena parte de su vida a la tarea, siempre inacabada, siempre necesaria, de contribuir a dejar un mundo mejor del que encontró.

Incombustible promotor del ecopacifismo en Andalucía desde distintas plataformas y movimientos ciudadanos en Córdoba. Por su larga trayectoria y trabajo en la ciudad, la Universidad de Córdoba le otorgó el Premio UCO-Medio Ambiente.

Ha tenido una participación muy activa en la creación de plataformas vecinales y ecologistas, como Aedenat, Ecologistas en Acción o la coordinadora contra el Cabril. Su trayectoria ha estado marcada por la defensa de lo público y de la sostenibilidad. Con una voz inquebrantable en defensa de la equidad, de la justicia social y de la naturaleza. Una voz comprometida y coherente en la lucha por modelos territoriales y de ciudad, justos y sostenibles.

Dedicó tiempo y esfuerzo a temas de energía, calentamiento global y cambio climático. Con muchísimas publicaciones como resultado de ello. Activista de los más reconocibles en los movimientos ecologistas e inquieto organizador de redes de participación social, asumiendo que los conflictos sociales tienen implicaciones ambientales de base, porque somos naturaleza y el deterioro ambiental tiene consecuencias en nuestra salud, en el territorio y en la población que lo ocupa. Ponente en el Congreso Mundial de Educación Ambiental de la UNESCO 2001, en la Greenweek 2001 en Bruselas (Comisión de Medio Ambiente de la UE), en la Conferencia Alternativa Mundial de Energía en Madrid 1992 y voluntario presentador de The Climate Project Spain, entre muchas otras actividades.

Desde muy joven también desarrolló una destacada labor impulsando grupos pacifistas y antinucleares en Córdoba, desde antes del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, allá por 1986. Desde 1994 impulsando políticas ecologistas desde los Verdes de Andalucía. Y como concejal en Córdoba del 95 al 99, así como Director General de Educación Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía 2000-2001. Fue coordinador general de la Estrategia de Desarrollo Sostenible y de la Agenda XXI de Andalucía y miembro del Consejo Andaluz de Medio Ambiente. Presidió y fue analista del Instituto de Estudios Transnacionales. Y en el ámbito educativo ha formado a profesorado y funcionariado andaluz. También ha sido fundador de la coordinadora contra el cementerio nuclear de el Cabril, que se instaló en una antigua mina de uranio. Lugar donde se han venido almacenando los residuos de media, baja y muy baja actividad que llegan de centrales nucleares, de la industria y de los hospitales. Su activismo antinuclear ha continuado a lo largo de los años, alertando cada vez que se depositaban residuos nucleares allí, y advirtiendo de los peligros y falacias que se contaban sobre las bondades de la energía nuclear. La última vez que lo llamé, fue para que hiciera de contrapeso en una jornada que organizaba mi universidad cada año, sobre las bondades y ventajas de la energía nuclear. Fue desbaratando todos y cada uno de los argumentos que esgrimían los profesores en la escuela de ingeniería industrial.

Compartí con él la coportavocía de EQUO Andalucía, durante un corto periodo y después hemos mantenido una relación constante de la que he aprendido mucho. Siento una profunda tristeza al perder a un compañero tan querido, cercano y cálido.

Siempre buscando que a través de la actividad política se pueda cambiar la realidad, ha sido uno de los rostros visibles en Córdoba de Alianza Verde. También rostro visible, presidiendo la Fundación Transición Verde. El verde era su color. Su compromiso social y ambiental, deja un valioso legado y mucha tristeza entre quienes lo acompañamos a lo largo de su periplo vital, porque fue mucho más que un activista, fue un amigo leal y honesto.

Junto a él, su compañera, también con intensa dedicación al activismo ambiental y feminista. Pepa Bonilla, una mujer libre que unió su activismo al de Pepe porque los dos sabían que la participación ciudadana y vecinal tenían que ser la base para lograr la justicia social y también la ambiental. Compañera también incombustible, fuerte y enérgica.

En los últimos años y manteniendo un ritmo de actividad mas pausado, tras jubilarse como maestro, dedicó tiempo a captar con su cámara la impresionante riqueza de fauna que alberga el río Guadalquivir muy cerca de su casa, dejándonos una serie de fotografías, sobre todo de aves, que compartía con generosidad para alegrar los días de tantas personas que le seguíamos. Y nunca ha menguado su activismo, ofreciendo diálogo a quien lo pidiera, charlas, conferencias, participando en debates y mesas redondas allá donde se le solicitaba.

Publicó el libro: Calentamiento Global, al borde del límite en 2008.

Y nos deja un vacío difícil de llenar, pero cargado de semillas y de aprendizajes.

En su despedida en Córdoba, entre las intervenciones de amigos y compañeros, su amigo Antonio Pintor, recordó una leyenda, la del colibrí, que también quiero recordar:

"Un día hubo un gran incendio en el bosque. Todos los animales huyeron aterrados y se pusieron a contemplar el fuego desde la lejanía. Todos menos el colibrí, que con sus pequeñas alas no paraba de hacer viajes hacia la fuente para coger unas gotas de agua en su pico y tirarlas sobre las llamas. Al cabo de un rato, un erizo que observaba el ir y venir del colibrí, le dijo:

-Pero, colibrí, ¿estás loco o qué? ¿Crees que así acabarás con el incendio?

   Y el colibrí respondió:

 -Ya sé que no, pero hago la parte que me corresponde."

Como dijo Antonio, hemos perdido un colibrí, que como el de la leyenda, hacía lo que le tocaba, y algo mas. Y que quería seguir haciéndolo. Nos ha dejado cuando todavía querríamos disfrutar de su presencia y de su aliento.

¡Hasta siempre mi buen amigo Pepe!

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