Un poco de ciencia, por favor

Ecos de Hiroshima y Nagasaki

Ignacio Mártil
Catedrático de Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Sociedad Española de Física

(Varios de los aspectos tratados en este artículo están recogidos en mi libro "El Radar en la historia del siglo XX. Una de las armas decisivas de la Segunda Guerra Mundial")

En los próximos días se cumplirán 78 años de los bombardeos de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, con los que finalizó la Segunda Guerra Mundial. En este artículo hago un breve repaso de uno de los múltiples dispositivos que hicieron posible esa acción. No me refiero a las bombas en sí, sobre las que hay una abundante bibliografía. Aquí me centro en el dispositivo que permitía fijar la trayectoria correcta del bombardero B-29 que transportaba las bombas y que, al menos sobre el papel, le facilitaba dar en el blanco. Ese instrumento era la mira de bombardeo Norden, de la que mostré sus detalles de funcionamiento en el artículo anterior de este blog. Describo a continuación los principales hitos operativos de la mira, entre los que se encuentran los bombardeos de ambas ciudades japonesas.

Ecos de Hiroshima y Nagasaki

El tripulante Thomas Ferebee, bombardero del Enola Gay, con la mira Norden en sus manos en la isla de Tinian, tras el lanzamiento de la bomba atómica Little Boy sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.

 

De acuerdo con lo que indicaba el fabricante del instrumento, los bombarderos en teoría podían lanzar sus bombas dentro de un círculo de 30 m. desde una altura de más de 7 km. La gran altitud de vuelo los mantenía alejados del alcance de la mayoría de los cañones antiaéreos hostiles, dando a la bomba lanzada una gran probabilidad de impactar en el blanco, al menos sobre el papel. En la práctica, la mira Norden jamás llegó a obtener impactos precisos, como aquellos de los que teóricamente era capaz. Lo vemos a continuación

1. El desempeño de la mira Norden en Europa.

La Fuerza Aérea Británica (RAF) fue la primera en emplear en combate la mira instalada en bombarderos B-17, refiriendo resultados sumamente deficientes. De hecho, en todo el teatro de operaciones europeo, la mira Norden demostró tener una precisión real muy pobre. Se han señalado diversos factores para explicar su deficiente desempeño. Sobre Europa, los objetivos a bombardear estaban casi permanente cubiertos de nubes y esta era la explicación a la que se recurría habitualmente, a pesar de que su eficacia no mejoraba en condiciones de buena visibilidad. La precisión mejoró con la introducción de la idea del "bombardero líder", en la cual solamente un avión utilizaba la mira Norden mientras que los demás soltaban sus bombas a la orden de este, lo cual pareció indicar que el uso del equipo era en general deficiente y que únicamente cuando el operador del instrumento estaba bien entrenado en su manejo, se obtenían resultados aceptables.

Una de las demostraciones más palpables del fracaso de la mira se produjo en el verano de 1943. A principios de ese año, el general Henry (Hap) Arnold, jefe del Ejército del Aire de los EE. UU. en Europa, reunió a un grupo de expertos (el Consejo Asesor para Bombardeos) para analizar la economía alemana y recomendar objetivos a bombardear. El organismo determinó como objetivo prioritario las fábricas de rodamientos que había en Alemania, ya que los cojinetes de bolas eran cruciales para la fabricación de aviones y carros de combate.

El centro de la industria alemana de rodamientos estaba en la población de Schweinfurt. El 17 de agosto de 1943 se organizó un ataque contra esas industrias con una fuerza integrada por 376 bombarderos B-17. Las perspectivas eran inmejorables, ya que había buena visibilidad: por primera vez, gracias a la mira Norden, se esperaba conseguir la destrucción de una de las industrias esenciales de la maquinaria bélica de Alemania. Sin embargo, la mira Norden no dio los frutos esperados. Si bien destruyeron parcialmente las fábricas de rodamientos, lo hicieron a costa de perder 60 bombarderos, contando los que se perdieron en la acción llevada a cabo de manera simultánea contra la fábrica de aviones Messerschmitt ubicada en Regensburg. Los vuelos de reconocimiento hechos los días siguientes, mostraron que los daños causados en Schweinfurt fueron insignificantes.

Ecos de Hiroshima y Nagasaki

Imagen de la incursión del 17 de agosto de 1943 sobre Schweinfurt. La ciudad y, en menor medida, las fábricas de rodamientos, arden tras el ataque. Detrás del B-17 de la esquina superior derecha de la foto, se ven humaredas procedentes de dispositivos generadores de humo situados en el suelo, en un esfuerzo por camuflar las fábricas

 

La siguiente imagen muestra cómo los bombardeos arrojaron las bombas por toda la ciudad, pero apenas alcanzaron las fábricas. Cuando los B-17 llegaron a sus objetivos, los cazas y la artillería antiaérea de la Luftwaffe ya habían perturbado gravemente la formación, por lo que muchos bombarderos se limitaron a lanzar sus bombas "a bulto" sobre la ciudad. Se puede apreciar cómo una cadena de bombas cayó sobre el centro de la ciudad, pero sin alcanzar ninguna de las fábricas de rodamientos, situadas en la esquina inferior izquierda de la imagen:

Ecos de Hiroshima y Nagasaki

Imagen del ataque a Schweinfurt, que apenas causó daños en las fábricas de rodamientos

Prácticamente ni un solo carro de combate o avión dejó de fabricarse en Alemania por falta de rodamientos tras el ataque de agosto de 1943, la mira Norden resultó prácticamente inútil en esta misión. En general, en las misiones reales apenas la mitad de las bombas caían en un radio de 400 metros alrededor del blanco y no era raro escuchar de los pilotos que apenas el 10% de las bombas alcanzaban el blanco.

2. La tarea del bombardero con la mira Norden

Encorvado sobre su instrumento, respirando oxígeno puro, perturbado por el rugido de los motores de su bombardero, los ataques de los cazas, el impacto de las ráfagas antiaéreas y el estrépito del fuego defensivo de su propio avión, el bombardero intentaba leer sus tablas de bombardeo y ordenadores de mano, similares a una regla de cálculo, para calcular velocidades, ángulos y demás parámetros balísticos de la bomba. Luego, miraba por el telescopio el objetivo, a menudo parcialmente oculto por nubes, bruma, humo o fuego, mientras dirigía el avión hacia el punto de lanzamiento, haciendo docenas de ajustes de última hora. Era sorprendente que alguna de ellas diera en el blanco.

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Izquierda: un bombardero encorvado sobre el visor Norden. Derecha: Visor Norden instalado en el frontal de un bombardero B-25 Mitchell

 

Los visores Norden eran dispositivos de gran precisión, hasta el punto de que las piezas no siempre eran intercambiables, lo que complicaba el mantenimiento de los equipos, a lo que se añadía la falta de técnicos cualificados, que era un problema constante. Las piezas clave escaseaban, como era el caso de los más de 60 rodamientos de bolas que llevaba la mira, por lo que Norden tuvo que crear su propia empresa ―Barden Company―, para fabricar los cojinetes. La empresa sigue existiendo y en una de las ironías de la historia, en la actualidad Barden Company forma parte del grupo alemán de rodamientos FAG Kugelfischer, con sede en Schweinfurt, en una de las fábricas que las miras Norden ayudaron a atacar, tal y como hemos visto en los párrafos precedentes.

Como aparato mecánico que era, la Mira Norden empleaba una maquinaria compleja integrada por multitud de engranajes y rodamientos, los cuales eran proclives a causar imprecisiones si no recibían un mantenimiento adecuado y mu a menudo, el bombardero debía engrasar y reparar fallos por su cuenta. A pesar de su manifiesta escasa utilidad, el artefacto tenía que ser protegido por la tripulación, incluso con su propia vida, para mantenerlo en secreto y en caso de accidente o derribo en territorio enemigo, tenían que destruirlo. Cunado no se utilizaba, cada mira tenía que mantenerse a cubierto y protegida, había guardias armados que escoltaban la mira hacia y desde el avión, etc.

 

3. La acción más espectacular de la mira Norden: Hiroshima y Nagasaki

En el teatro de operaciones del Pacífico, la precisión alcanzada por la mira fue tan decepcionante como la ya descrita en Europa. En las acciones de bombardeo sobre Japón, las tripulaciones de los bombarderos se encontraron con la presencia de fuertes vientos a gran altura, los llamados jet streams o corrientes en chorro, que condicionaban muy severamente el adecuado funcionamiento de la mira, ya que esta funcionaba solamente con velocidades de viento que experimentaran variaciones mínimas. Además, la altitud de bombardeo sobre Japón era superior a los 9 km., mientras que la mayor parte de los ensayos de la mira se habían efectuado desde alturas inferiores a 7 km. Otro factor añadido era que la forma e incluso la pintura de la carcasa de las bombas condicionaban enormemente las propiedades aerodinámicas del explosivo y en aquel entonces, nadie sabía cómo calcular correctamente la trayectoria de bombas que alcanzaban velocidades supersónicas durante su caída.

Sin duda, las acciones más célebres en las que se utilizó la mira Norden fueron los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. El 6 de agosto de 1945, el bombardero Boeing B-29 Enola Gay partió de la isla de Tinian, en el Pacífico, con su arma nuclear. Un miembro de la tripulación, el comandante Thomas Ferebee, bombardero de 24 años, utilizó una mira Norden  ―Nº de serie V-4120―, para apuntar su bomba desde ~10.000 m. de altura sobre Hiroshima. Erró el blanco por una distancia de ~ 300 m., pero la fuerza destructiva de la bomba Little Boy era tan grande que no tuvo ninguna influencia sobre el devastador resultado.

Ecos de Hiroshima y Nagasaki

Mira Norden instalada en el frontal de un B-29 Superfortress, el tipo de avión que arrojó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki

 

Tres días después, el capitán Kermit Beahan, bombardero del Boeing B-29 Bockscar, lanzó la bomba Fat Man sobre la Mitsubishi Steel & Arms Works de Nagasaki. Se desvió del blanco ~ 500 m., una pequeña fracción del radio destructivo del arma. Así, con armas tan potentes, la precisión de la mira era secundaria. El siguiente vídeo muestra un recorrido por el interior de este avión, reconstruido y mostrado en el Museo Nacional de la USAF. A partir del minuto 7.50 se muestran detalles del puesto del bombardero y del uso de la mira Norden:

 

A pesar de sus defectos, la mira Norden era una maravilla tecnológica para su época, aunque no pudo satisfacer las desmesuradas expectativas de precisión de sus planificadores.  Durante la larga historia del visor Mark XV Norden, el gobierno estadounidense adquirió más de 50.000 equipos. En 1944, el coste unitario típico era de ~ 7.500 dólares (~ 100.000 euros actuales) y el coste de todo el programa ascendió a más de 1.000 millones de dólares.

El último uso en combate del visor de bombardeo Norden fue en 1967, cuando se utilizó para lanzar sensores acústicos a lo largo de la Ruta Ho Chi Minh en el sudeste asiático. En la actualidad, el papel de la empresa Carl L. Norden en el desarrollo de visores de bombardeo ha pasado a la historia. La empresa sigue existiendo como Norden Systems, integrada en el grupo Northrop Grumman Corp. y fabrica diversos sistemas de aviónica militar, pero no visores de bombas.

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