La lupa

Simpatía por Erika B.

La llaman Erika B. Un tribunal alemán la ha condenado a dos años de prisión porque, cuando dirigía una sucursal bancaria, sacaba dinero de las cuentas de los ricos y las transfería, en préstamo, a las cuentas de los pobres para que pudieran llegar a fin de mes o cubrir avales. Movió así 7,8 millones de euros; están sin devolver 1,1 millones. La Justicia la condena a pagarlos. Como se suele decir, acato la sentencia. Pero no puedo dejar de sentir cierta simpatía y compasión por Erika.

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