La lupa

Sobre delitos y pecados

Trata una de no hablar de la Iglesia, pero sus jerarcas andan tan hiperactivos que lo impiden. Ayer volvieron con el aborto: lo calificaron de "gravísimo pecado" y exigieron que se considere un delito. La Iglesia regula su catálogo de pecados, y nadie le cuestiona esa potestad pese a ser un arma potente de coacción sobre lo que Freud denominaba el Super-Yo. Pero son insaciables los obispos, y quieren dominar también el Código Penal. No les basta con controlar el cielo y el infierno.

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