Lo contaba hace tres días el periódico valenciano Levante-EMV. Margarita Volkova, conocida como Rita, ciudadana rusa asesinada con un arma de fuego por su pareja el pasado domingo en Alicante, descansa en una cámara frigorífica del Instituto de Medicina Legal de esa ciudad a la espera de que alguien reclame su cuerpo y se haga cargo del entierro. Mientras, su asesino, Tomás, quien se suicidó tras cometer el asesinato, era enterrado en el cementerio de Alicante donde asistieron unas 100 personas, donde había numerosas coronas de flores y donde el sacerdote no dudó ni un momento en hablar del "sufrimiento durante este último año" del homicida.
"Somos dados a juzgarlo todo y nos equivocamos. Medimos con criterios humanos y egoístas y nos equivocamos. O se equivoca la prensa en la noticia". "Lo hizo estando fuera de sí porque un chico bueno no hace esas cosas y Tomás era un chico bueno y servicial". "De bueno que era, a veces no quería molestar. Si hay gente buena en el mundo ahí ponemos a Tomás". Esas son algunas de las lindezas que añadió el cura en su homilía. Además de hablar varias ocasiones de su sufrimiento psicológico. Pobre asesino, debería haber añadido. Cualquiera en su situación hubiera cogido un arma y le hubiera disparado en la cabeza a su mujer, ¿verdad? Algo muy cristiano, sin duda. Ya nada esperamos ni de la biblia de los mantenidos de Dios.
Por si el clérigo se quedaba corto, otra amiga salió a hablar bondades del santo de Tomás, con quien dijo haber hablado un día antes del descubrimiento de los cadáveres mientras la pareja discutía y que le dijo "que se había casado con el demonio y que le estaba arruinando la vida y rompiendo cosas en la casa". Además, dice que escuchó por teléfono cómo la asesinada insultaba a Tomás y que ella, como buena amiga, le pidió que no hiciera nada y llamase a la policía. Exculpando al asesino y dejando claro que ella optó por el buen camino y el lógico. Él no pudo aguantar más pese a que ella le ofreció su ayuda. Otra buena cristiana que decidió que valía la pena defender a su amigo pese a sus actos. Repugnante.
Rita fue una de las cinco víctimas que en los últimos días engrosaban la negra lista de asesinatos machistas que, lamentablemente, aumenta sin atisbos de haber solución temprana. Obviamente, no hubo ni una palabra para ella en el entierro de su asesino. ¿A quién le importa? Era mala, según ellos. ¿Quién se ha molestado en saber si tenía sueños y planes? ¿Quién ha preguntado si ella era realmente como la describía su asesino? Las amigas de Rita hablan de que era todo bondad hasta que se casó. ¿Por qué le hacen caso a quien disparó en lugar de a quien recibió los disparos? Una vez más culpabilizando a la víctima y justificando al agresor.
Se habla mucho del entorno a la hora de denunciar. De cuánto callan los vecinos a veces por no meterse. De las familias que no saben cómo actuar y piensan que son cosas pasajeras. De que a veces se le resta importancia, sobre todo en determinadas generaciones donde, desgraciadamente, era el pan de cada día. O en personas de cierta ideología que niegan la evidencia e incluso disfrutan con la pleitesía y obediencia de la mujer. Pero ¿una vez apretó el gatillo cómo se sigue con ese discurso?
No entiendo por qué ese cura sigue en su cargo y sin ningún tipo de represalia por parte, ya no de su institución de la que no espero nada, pero de más altas instancias que deberían pedir su cese inmediato y, mínimo, unas disculpas. Por otro lado, ¿por qué la amiga del asesino no está investigada por delitos de odio? ¿Qué permite justificar un asesinato machista mientras la víctima sigue sin ser enterrada y que no pase nada? Más de cien personas en un entierro. Coronas de flores a mansalva. ¿Qué mierdas está pasando? ¿Cuánto trabajo queda por hacer?
Mientras se habla de regeneración democrática y todo lo que se propone son parches, el cuerpo de Rita sigue en una cámara frigorífica. Se le sigue permitiendo a un partido de extrema derecha que propague su odio, que niegue la violencia machista y que permitan que se cree la asociación de hombres maltratados equiparando la mentira con la realidad. ¿Qué democracia existe si permite a los monstruos? ¿Qué regeneración es posible cuando se consiente que a los asesinos los entierren con honores y se ningunee a las víctimas? Que más de 100 personas asistieran a ese funeral es una derrota de la sociedad y de la democracia. Y un ejemplo claro de que el terrorismo machista está lejos de solucionarse. Si permitimos la barbarie y a quienes la promueven, no salgamos con una pancarta y pongamos un tuit de condena porque no soluciona nada. Medios, inversión, protección y echar a los monstruos. Sin medias tintas, sin miedo a lo que digan y se acabó el debate. Todo lo demás no será ni democracia. Y regenerar vidas es imposible.
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