Rosa Cañadell
Psicóloga, profesora y portavoz de USTEC·STEs
Lunes, 8 de octubre, es el Día Mundial del Trabajo Digno y aprovecho para hacer una reflexión sobre las condiciones de precariedad que sufre el profesorado y que se están agravando en los centros educativos públicos.
Cuando en un centro educativo una persona se pone enferma o tiene algún tipo de licencia (maternidad, licencia de estudios, permiso especial) se ha de buscar rápidamente a una persona que la sustituya ya que la ausencia de un profesor implica dejar sin atender toda un aula llena de alumnos. Durante mucho tiempo, en Cataluña, habíamos luchado para que los sustitutos llegaran a los centros lo antes posible y habíamos conseguido que esto fuera el segundo día, como máximo. También habíamos luchado para que estos docentes sustitutos mejoraran sus condiciones de trabajo y conseguimos que fueran casi las mismas que las del resto del profesorado. Finalmente, también habíamos luchado para mejorar el procedimiento de acceso de este profesorado al mundo laboral y, a partir de las nuevas tecnologías, parecía que se vislumbraba una oportunidad de mejora.
Pero de golpe, con la excusa de la crisis, José Ignacio Wert cambió las normas del juego y decretó que los sustitutos del profesorado no llegarían a los centros hasta pasados 10 días lectivos (casi 15 días, en realidad), lo que implica dejar el alumnado sin atender durante 250 o 300 horas. Esto es una barbaridad. La solución que se ha impuesto es que sea el resto del profesorado el que se haga cargo de los alumnos "abandonados", con un grave perjuicio tanto para los docentes que han de hacer su tarea y asumir la de la persona enferma, como por el alumnado que no recibirá la misma atención ni tendrá el punto de referencia de su maestro. Esto implica también que habrá menos trabajo para las personas que están esperando hacer sustituciones, incrementando así la cifra de docentes desempleados que ya es vergonzosa si tenemos en cuenta que en Cataluña el número de alumnos matriculados este año ha aumentado considerablemente.
Y si no bastaba con que la consellera de Enseñanza, Irene Rigau, fuera tan obediente (y poco soberana) a la hora de aplicar estas medidas que venían de Madrid, ahora se ha sacado de la manga una nueva medida que deja a los centros, el profesorado y, sobre todo, a las personas que hacen sustituciones en unas condiciones de trabajo que son del todo indignas. Así, en lugar de hacer un contrato a los sustitutos por las mismas horas y el mismo salario que el profesor al que sustituyen, se les hace un contrato por un 15% menos de horas y un 15% menos de salario. Antes, los sustitutos tenían contratos de jornada completa o de media jornada, según el tiempo de trabajo del titular. Pero ahora, la consejera ha modificado todo esto y ningún sustituto hace la misma jornada que hacía la persona a la que sustituye, dándose casos de contratos de un 0,33, 0,42, 0,66 o 0,86 de jornada normal.
Esto implica un precarización extrema de estos docentes que pueden llegar a ganar 500 euros al mes y tener que hacer 80 kilómetros para ir a trabajar. Implica que personas con el mismo trabajo y titulación están cobrando cantidades muy diferentes. Implica que los profesores sustitutos no pueden hacer todas las tareas que hacía la persona ausente, ya que su jornada es más corta, lo que quiere decir que, o bien estas tareas se quedan por hacer, o bien las debe hacer el resto del profesorado. Además, cualquier alumno tiene derecho a ser atendido por otro profesor cuando el titular está enfermo sin que ningún otro compañero salga perjudicado.
Y yo me pregunto: ¿Todo este desbarajuste para qué? Es evidente que el dinero que con todas estas medidas se ahorra el Departamento es una insignificancia frente al agujero inmenso de las cuentas de la Generalitat. Es evidente, también, que este ahorro no ayudará a salir de ninguna crisis ni a mejorar este país. Eso sí, esta actitud tacaña por parte del Departamento está deteriorando la calidad de la enseñanza pública y está dejando en unas condiciones totalmente indignas a su profesorado. ¿Es esto es lo que se espera de la máxima responsable de la enseñanza pública de este país? ¿se merece el profesorado de nuestros centros públicos, este desprecio de su directora? ¿cómo queremos construir un nuevo país libre y soberano si no somos capaces de dotarnos de una escuela pública digna y de calidad que es la base de cualquier país democrático?
No nos cansaremos de decir que un país que invierte en la educación pública está invirtiendo en su futuro. Y para revertir toda esta situación; para que las sustituciones vuelvan a ser desde el primer día y para que el profesorado sustituto vuelva a trabajar el 100% de la jornada y del salario, hoy reivindicamos el trabajo digno para todos y todas las docentes.
Comentarios
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