Otras miradas

Mitos de Israel

Enrique del Olmo

Sociólogo

Una protesta contra el gobierno de Benjamin Netanyahu. Los manifestantes exigen elecciones inmediatas frente al parlamento israelí en Jerusalen.- EFE/EPA/ABIR SULTAN
Una protesta contra el gobierno de Benjamin Netanyahu. Los manifestantes exigen elecciones inmediatas frente al parlamento israelí en Jerusalen.- EFE/EPA/ABIR SULTAN

En estos momentos en los que asistimos al ataque sin límites del ejercito israelí a la franja de Gaza y a la negación por parte de Netayanhu y sus poderosos aliados de poner freno al genocidio, presenciamos junto a la catástrofe humanitaria y bélica una poderosa batalla en los imaginarios de la opinión pública mundial sobre Israel, el conflicto con los palestinos y las responsabilidades penales existentes. En nuestro mismo país hemos asistido a cómo la derecha, en otro tiempo no muy proclive al sionismo, se abandera encabezada por Ayuso en la defensa sin matices de la agresión israelí y considera cualquier política, no sólo de defensa del pueblo palestino sino de protección humanitaria, como colaboradora necesaria e imprescindible del terrorismo de Hamás.  

La idea de Israel ha sido una idea construida a lo largo de décadas, pero sobre todo a partir de la creación del Estado judío en 1948 como ha señalado extraordinariamente el historiador IIan Pappé (hoy, como no podía ser de otra manera también, perseguido por las autoridades americanas). 

Israel es la democracia y la civilización frente al mundo árabe que es la barbarie y la autocracia; esa es la idea clave de defensa del bastión sionista. Los intentos de evolución del Estado de Israel hacia un estado integrador, plural y laico, pasando del sionismo clásico, al postsionismo y al actua neosionismo, excluyente, racista, colonial y clasista han fracasado a partir de la toma del poder por la derecha y ultraderecha sionista, encabezados por el Likud y Netayanhu. 

Pappé retoma las reflexiones de Siham Flapan sobre las falsedades que acompañaron a la idea de Israel. Flapan nació en Polonia en 1911 y llego a Palestina en 1939, se situó en el kibutz Gan Shamuel. En 1930 era miembro del Hagana (organización paramilitar fundada en 1920 ideológicamente laborista) y participó en la Guerra. 


Flapan nos señala seis mitos en origen que nos permiten identificar parte de la construcción de la idea de Israel que hoy es bandera de la derecha y ultraderecha mundial.

  1. Que Israel había aceptado la resolución de partición de la ONU en 1947, y que por lo tanto estuvo de acuerdo en la creación de un Estado Palestino. Esta aceptación había sido táctica para encarar la expansión cuando las condiciones fuesen mas favorables. Ben-Gurión siempre obvió la resolución sobre la partición de los dos Estados y siempre se refirió a la resolución señalando la legitimidad del Estado judío y ni nombrando al Estado palestino. 
  2. Que los palestinos que seguían al gran Muftu de Jerusalen se resistían a cualquier plan de paz de la ONU. Al-Husayni, demostró Flapan,  no consiguió organizar ninguna resistencia, y los mismos informes del equipo de Ben-Gurión mostraban que los palestinos aceptaban la partición. 
  3. Que el mundo árabe en 1948 estaba decidido a  destruir el Estado judío. El mundo árabe no tenía una política unificada sobre Palestina. Aun mas Irak y Transjordania buscaban un acuerdo con el Estado judío y Ben-Gurión firmó un tratado secreto con Jordania para dividir Palestina.
  4. Los palestinos abandonaron sus hogares porque su líderes y los líderes árabes les ordenaron que lo hiciesen. Los palestinos se convirtieron en refugiados porque los lideres sionistas estaban dispuestos a reducir su número con todos los medios posibles. En 1950, al poco de la partición, 750.000 palestinos eran considerados por UNRWA refugiados, cifra que alcanza en la actualidad a 5,9  millones, pendiente todavía de la nueva diáspora impulsada por la invasión israelí a la Franja.
  5. Israel era un David que había derrotado milagrosamente a un Goliat árabe. La superioridad de las fuerzas judías nunca estuvo en discusión. Además, el mundo árabe estaba desunido y lleno de conflictos internos. 
  6. Al terminar la guerra en 1949, Israel terndió la mano en busca de la paz y los árabes y palestinos la rechazaron. El 12 de mayo de 1949 fue firmado en Lausana un protocolo por Egipto, Jordania, Libano, Siria e Israel por el que se fijaban tres lineamientos claves: a) el reconocimiento de la partición y por tanto de la existencia de Israel b) la internalización de Jerusalem y c) la repatriación de los refugiados palestinos. Iniciativas de Siria y Jordania a favor de la paz fueron rechazadas 

Estos primeros mitos han sido derruidos por la realidad. La evolución de la situación después del fracaso de los acuerdos de Oslo, ha conducido a una degradación aun mayor de las condiciones de vida del pueblo palestino y a la anulación de cualquiera de sus derechos. 

Un régimen de apartheid 

En el siglo XXI, sobre todo a partir del segundo gobierno Netanyahu,  comenzó a cobrar forma una ola especialmente intensa y enérgica de leyes contra los palestinos de Israel. El verdadero disparador fue la angustia demográfica que atentaba al corazón mismo del establishment. Los nacimientos y la inmigración naturales no podían inclinar la balanza de la población de modo que asegurase la exclusividad y supremacía judías: a) transferencia de palestinos si llegaban a duplicar su peso en la población; b) reintroducción del adoctrinamiento nacionalista en el sistema escolar; c) Ley Nakha, de 2009, por la cual cualquiera que conmemore el Día de la Independencia de Israel como día de duelo, sería arrestado; d) enmienda de 2011 a la ley de Ciudadanía, permite al Estado revocar la ciudadanía de cualquier persona acusada de terrorista o espía ( y ya conocemos la facilidad de la administración israelí para caracterizar así a cualquier opositor); e)Ley del Comité de Admisiones de 2011, puede prohibir a ciudadanos palestinos vivir en zonas que los ciudadanos judíos deseen mantenerse sin vecinos árabes; f) La ley de Prevención de Daño considera acto criminal cualquier apoyo a una acción exterior y que se considere deslegitimadora de la acción de Israel; y g) en los territorios anexados en el último periodo como el Área C, el 40 % de la Ribera Occidental se impone la Ley israelí independientemente de la composición de la población. 


Holocausto como justificación 

La memoria del Holocausto es una herramienta estratégica en su lucha contra los palestinos. Un sobreviviente del holocausto Israel Sahak lo señaló: "El sistema de educación israelí ha instalado no una conciencia del holocausto sino mas bien del mito del mismo". Sahak , igual que antes hiciese un referente tan importante como Hannah Arendt, señaló la colaboración de algunos líderes judíos con los nazis, no sólo negándose a la resistencia sino incluso permitiendo su acción contra los judíos.

La imagen de los judíos como víctimas eternas, inducida por el Holocausto, impulsa a los israelíes a justificar el comportamiento más cruel contra los palestinos. En estos trágicos días vemos una y otra vez cómo tras la bandera de la crueldad nazi contra el pueblo judío, se esconde la justificación del genocidio palestino. Esta idea de la deuda con los judíos en el Holocausto es lo que ha marcado de forma falsa y manipulada la generación de una conciencia de defensa de la impunidad de los gobiernos de Israel, en Estados Unidos, Alemania y la mayor parte de los países europeos. En un trabajo sobre la industria del Holocausto Norman Finkelnstein señala con total crudeza : una  de las potencias militares más formidables del mundo, con un horrendo record de violaciones a los derechos humanos, se ha presentado como un "Estado víctima" y busca por todos los medios obtener la "inmunidad a la crítica". En estos mismos días hemos visto como el reconocimiento del Estado palestino por parte de Noruega, Irlanda y España es  considerado una agresión al Estado de Israel, con el aplauso de la derecha y la ultraderecha. 

Detrás del fragor de las bombas, la destrucción de ciudades, barrios y sobre todo vidas, están un conjunto de mitos, manipulaciones y mentiras que bloquean una salida de paz tanto para los palestinos como para los judíos. 


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