Otras miradas

Si se puede rezar en la puerta del adversario político…

Marta Nebot

 

Si se puede rezar en la puerta del adversario político…
Los Romanos de la Decadencia (1847) de Thomas Couture

En España ya se puede rezar en la puerta del adversario político en la jornada de reflexión o incluso el día de votar.

Lo acaba de instaurar el Tribunal Superior de Justicia de Madrid que no cree que la Junta Electoral Central hubiera argumentado suficientemente la prohibición del rezo del rosario en la esquina de Ferraz de la Sede del PSOE contra la amnistía, en esas dos fechas tan señaladas.

Así que los fieles de la Parroquia del Inmaculado Corazón de María podrán seguir rezando el rosario y gritando contra la ley de amnistía y contra el partido socialista durante la celebración de las elecciones europeas, igual que hacen el resto de los días, desde hace algún tiempo.

Según el alto tribunal "no hay razones fundadas" para que esta concentración pueda cambiar el sentido del voto de los ciudadanos.

Mirado así, tiene cierto sentido. Lo que no se entiende es por qué entonces cree el tribunal que las concentraciones antitaurinas, ciclonudistas o de afectados por la banca convocados en Madrid también para este mismo fin de semana y prohibidas, sí que podían cambiar el voto.

¿Tanto poder creen que tiene ver gente desnuda en bicicleta?

Chistes zafios aparte, lo mismo es por respetar la libertad religiosa y lo único que se puede en esas citas es ejercerla donde sea.

Así que: ¡A buscar dioses, compatriotas! Eso sí, siempre sin exceder las fronteras nacionales. No se trata de caer en siniestras creencias exóticas; por respeto a las tradiciones de la patria, nos limitaremos a las religiones que florecieron en nuestro suelo ibérico.

Habrá que organizar en la Cibeles unas saturnales bien romanas, llenas de vino y cuerpos y borrachera y coitos, para pedirle lo que sea al buen dios de los cultivos.

Y, para no ser menos, todos los celtas que se precien deberán aceptar que no es momento de sacrificar señoras a la diosa Taranis y se contentarán con degollar seis o siete caballos en la puerta de alguna residencia de ancianos para pedir que resuciten los que tan mal allí murieron.

Los fieles de los dioses íberos los mirarán sin duda con envidia. Envidiarán seguramente menos a los musulmanes que se conformen con hacer un ramadán cortito, ayuno de unas horas, para pedir a Alá que no los echen frente a cualquier sede de los Populares.

Es probable que los fenicios junten poca gente: Astarté, en horas bajas, ya convoca muy poco. En cambio, en algún sótano, judíos conversos pero no conversos cambiarán el jamón por el pan ácimo y pedirán a Jehová que Abascal no los abandone.

Además, tal vez algún cristiano serio decida que un rosario no alcanza para vencer al diablo y organice, en la Feria del Libro, un exorcismo con quema que salve a España de la dictadura socialista.

Y así de seguido, gracias al alto tribunal madrileño, la jornada de hoy complacerá a todos los dioses que en España han sido.

 

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