Otras miradas

Los Oscar, ¿a favor o en contra?

Guillermo Zapata

'Anatomía de una caída' de Justine Triet
'Anatomía de una caída' de Justine Triet

En la madrugada del próximo lunes se celebra la edición número 96 de los Oscar de la Academia de Hollywood. Un acontecimiento-espectáculo de impacto mundial que desde hace unos años y con la gigantesca transformación cultural que ha supuesto la irrupción de las redes sociales renquea desorientado en busca de formas de conexión con las nuevas generaciones, una generaciones que llevan siendo "las nuevas a las que hemos perdido" desde hace más de 15 años. Una búsqueda que casa mal con la propia idea de Academia, que casi por definición remite a canon, experiencia, orden; es decir, a personas (especialmente varones) que peinan canas.

A esa tensión generacional se incorporan otras, como la relación entre los grandes productores de contenidos a través de plataformas digitales y los medios tradicionales de distribución en cines y este año, además, una vieja tensión en torno a lo popular y lo que la Academia valora como interesante que se ha actualizado con la discusión en torno a las nominaciones de Barbie, que han dejado fuera a Margot Robbie en la categoría de mejor actriz y a Greta Gerwig de la de mejor directora, no así de la de mejor guion adaptado, a la que si está nominada.

El debate sobre las nominaciones de Barbie sucedió hace un par de un par de meses, ¿lo recuerdan? Yo me he acordado al empezar a escribir este artículo. Me había olvidado por completo y de eso quería hablar hoy. De la forma en la que se está desarrollando lo que podría ser una riquísima discusión cultural y cómo, me temo, nos estamos alejando de la misma.

Una cosa que sucedía con las quejas a las nominaciones de Barbie es que, en ocasiones, perdían algunos elementos que formaban parte de la ecuación.

Que duda cabe que es mejor que haya una mayor diversidad de personas nominadas en el premio a la mejor dirección, pero en aquellos días se repetía "vuelve a no haber mujeres nominadas", algo que simplemente no era cierto. Está nominada Justin Triet, la directora de la descomunal Anatomía de una Caída. Insisto, no estoy diciendo "oigan, no se quejen, ya tienen a la cuota mujer cubierta con Triet". Creo que es mejor que haya más directoras nominadas y Gerwig, sin duda, lo merece. Juega en su contra que ha dirigido una comedia de vocación y enorme éxito comercial, que no es precisamente el género favorito de, recordemos, la Academia. Pero en la discusión se decían cosas que simplemente no eran ciertas fruto seguramente de la velocidad con la que la polémica apareció... Y desapareció.

Nos encontramos en un ecosistema cultural tan condicionado por el entorno digital como los propios Oscar, que ha dejado de estar preocupado por las conversaciones y está algo más pendiente de los juicios. La conversión de toda conversación en "contenido" implica la reducción de los matices, perder la complementariedad de los argumentos y también la persistencia de los mismos. El entorno digital tiende a proponernos disputas que deben poder reducirse a cero y uno. A nada y todo. A por aquí o por allí.

Esa forma de diálogo cultural es especialmente fértil en contextos de mucha dispersión, mucho cansancio y muy poca atención. El ejercicio cero-uno (aceptación eliminación) es más rápido y te permite elegir permanentemente lo que quieres desechando lo que no quieres. No importa si es un match en Tinder o un reel de Instagram. La velocidad a la que los entornos digitales caducan es apabullante.

Garbage Day es una newsletter especializada en cultura digital que mantiene el escritor y podcaster Ryan Broderick, y hace unas semanas señalaba que Tik Tok empezaba a no ser el espacio de referencia de las generaciones más jóvenes, entre otras cosas porque la generación millenial estaba saliendo de Instagram para tomar el espacio de Tiktok, lo cual vuelve a identificarnos a los millenials como la auténtica generación parasitaria de las culturas digitales modernas. Aterrados/as de perder comba, migramos a la búsqueda de los nuevos nichos de lo interesante, que siempre está dónde están las comunidades más jóvenes.

Esa aceleración afecta a la forma en la que medimos el impacto cultural y las propias películas. La discusión en torno a aspectos interesantes de la (en mi opinión, alucinante) película Pobres Criaturas (también nominada y favorita a los Oscar, por cierto) ha estado totalmente atravesada por una enorme dificultad para escapar del juicio y la falta de contexto.

Para construir un poco de sentido común reposado, el podcast Marea Nocturna, quizás la referencia más importante en cuanto a análisis de cine de terror, fantástico y de ciencia ficción de nuestro país, hizo el pasado mes de febrero un programa a cuenta de la película llamado "Bella Baxter y otras mujeres fantásticas", en el que se discutía en un diálogo abierto la importancia y temas de la película.

La extrema derecha ha encontrado en lo que llama "cultura de la cancelación" un hombre (más bien una mujer, o una persona trans, o un muchacho gay, o... ) de paja con la que golpear cualquier intento de hacer un cine que represente mejor la sociedad en la que vivimos. Por tanto es un concepto que no nos sirve para explicar los problemas de una opinión pública dónde señalar lo que no nos gusta es fácil, rápido y seductor; esos tres caminos que ya explicó el maestro Yoda que llevan al lado oscuro.

Anatomía de un Asesinato nos habla precisamente de cómo estamos sumergidos en una cultura que proyecta significados cargados de prejuicios (machistas, sexistas, clasistas, homófobos) ante la angustia que generan hechos que no aguantan bien una mirada simplificadora. Para desentrañar esa maraña necesitamos tiempo y cierta capacidad de escucha. Un tiempo que no tenemos. No lo tienen quién lee, quién escribe, ni quién comenta. No es algorítmicamente atractivo formarse una opinión complicada sobre algo. Así que vayamos a lo fácil...

Los Oscar. ¿A favor o en contra?

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