El caso de Gaza es inaudito entre las guerras de las últimas décadas: sus 2,3 millones habitantes bajo los bombardeos del régimen criminal de Israel no pueden huir a ninguna parte. La única salida al mundo, el paso de Rafah de Egipto, ha sido cerrado a cal y canto por la dictadura del general Abdulfatah Al Sisi.
De entre todos los seres vivos, tan solo las plantas no huyen de las bolas de fuego que caen del cielo. Cerca de 12 millones de sirios encontraron refugio en Turquía, Siria, Líbano, o Europa, al igual que los 7 millones de afganos, en Irán, Pakistán, India y Asia Central; los sudaneses en Egipto, Chad o Sudán del Sur, y 6,5 millones de ucranianos pudieron pasar a Rumanía, Eslovaquia y Moldavia.
La singularidad del espantoso escenario de Gaza consiste en que los generales gobernantes de Egipto son enemigos del pueblo palestino, aliados del gobierno de Israel, y sus cómplices necesarios para el genocidio que está llevando a cabo en la prisión de Gaza: los diplomáticos israelíes siguen en El Cairo y el gas egipcio fluye desde el gaseoducto de Bir Adu, a 60 kilómetros del Canal de Suez, (que sí fue saboteado durante la Primavera de Tahrir en 2011) hacia el país de Netanyahu.
¿Por qué Rafah no está abierto?
Hay dos principales grupos que defienden el cierre de este paso, colocando sus intereses políticos por encima del inmenso dolor y sufrimiento de los palestinos, que lloran ya la muerte de al menos 22.000 seres queridos, la mitad niños, y llorarán la pérdida de otras decenas de miles de vidas arrancadas.
El régimen de Al Sisi alega:
- Razones de seguridad. Afirma que junto con los civiles palestinos entrarían las milicias de Hamás (terrorista para Egipto y convertirían el Sinaí en una base de lucha armada contra el vecino israelí, arrastrando a Egipto al conflicto.
- Economía en crisis. Una acogida provisional de los refugiados se convertiría en una estancia permanente, y la economía hundida egipcia no da para más, o, al menos, ese es el argumento populista de la mafia militar que controla la economía del país, ocultando su aporofobia.
- "Salvar la Causa Palestina". Si salen los gazatíes de su Tierra ya Quemada, ¿quién la defenderá poniendo su cuerpo famélico bajo los proyectiles antibúnker de 900 kilos? Con el lema de No al desplazamiento, no al reasentamiento, Al Sisi no se ruboriza al presentarse más arafatista que el mismísimo Yaser Arafat, aunque también puede estar camuflando un temor, pensando en lo que sucedió con la "transferencia" de los judíos europeos a Palestina: ¿Un poderoso Estado Palestino en el Sinaí? ¡No! El mundo de la posguerra Fría puso fin a este sueño.
- Afirman que las fuerzas propalestinas del mundo, cuyo discurso está controlado por Hamás y el complejo religioso de Al-Azhar (de la Hermandad Musulmana, la Opus Dei islámica), han unido, perversamente, la liberación de los palestinos con la de la mezquita de Al Aqsa. "Hemos dicho en repetidas ocasiones que la principal razón de la Operación Inundación Al Aqsa ha sido por las amenazas contra la mezquita de Al Aqsa". Así desmentían a Irán, que afirmó que aquella acción era una venganza por el asesinato de Qasem Soleimani. Es decir, ni uno ni otro pensaban en una táctica que paliase el inmenso sufrimiento de los palestinos, todo lo contrario: en el islam, otra religión semítica-abrahámica, los hombres creyentes pueden sacrificar no sólo las vidas ajenas para conseguir los favores de su Dios y alcanzar el Cielo, sino incluso la de sus propios hijos. Salvo que se tratase de un "suicidio colectivo no consensuado", está por ver cómo Hamás y sus aliados pensaban acabar con Israel y liberar Al Aqsa, y cuál era el "costo" previsto. Para dichos grupos, cuyos líderes no se encuentran precisamente en la zona de guerra (e Israel lo sabe), los que huyen de las bombas son nada menos que traidores a la "causa".
El dictador acorralado
La Cumbre de Paz de El Cairo del 21 de octubre mostró la decadencia de un Estado que, antes de su derrota en la guerra de 1967, fue el rey de los países árabes: Israel la ignoró, EEUU mandó un encargado de negocios, y el resto no consiguió ni un alto el fuego. Incluso, la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamás se está negociando en Qatar, no en El Cairo. Este ha sido el papel de Egipto desde los acuerdos de Camp David (1978):
- Garantizar el suministro de gas a Israel.
- Velar por los intereses de EEUU y sus aliados en el Mar Rojo. Washington le ha otorgado el mando de la Fuerza de Tarea Combinada 153 de EEUU (con sede en Baréin), siendo una de las cinco fuerzas de acción rápida marina del Pentágono en estas aguas.
- Mantener a raya a los palestinos, legitimando la opresión de Israel. El bloqueo mortal contra esta nación desde el 2007, que se cebó miles de vidas, fue coordinado entre ambos países. ¿Sabían que, en una burla a la soberanía de Egipto, son las tropas israelíes las que patrullan el cruce de Rafah? En 2014, Al Sisi inundó 1.370 túneles de contrabando de Sinaí a Gaza que pasaban ropa o alimentos a la población asediada. Y ahora, Mujaberat, la inteligencia egipcia, presume de haber informado a Israel del plan de ataque de Hamás diez días antes de que sucediera. ¿Tenía Mujaberat infiltrados en la organización islamista tras el encuentro de su director el general Abbas Kamel, con el líder de Hamás Yahya Sinwar, en mayo de 2021? No sólo Egipto, las propias mujeres militares israelíes que vigilan la frontera con Gaza avisaron a sus superiores de las "maniobras de Hamás con drones y réplicas de tanques" dos meses antes. ¡Hasta algunos empresarios israelíes, en vez de proteger a sus compatriotas, ganaron en la bolsa con esta información privilegiada!
Hoy el Faraón se enfrenta a una situación extremadamente complicada para la que no estaba preparado, y en la que se fusionan dos profundas crisis: una humanitaria en su frontera y otra económica-social en su dominio. De hecho, la tragedia palestina podrá reavivar las llamas de la Revolución anticapitalista de Tahrir secuestrada por EEUU y su compinche, la Hermandad Musulmana. Durante la misma manifestación, cuando los egipcios salieron de la ruta fijada por la Policía dirigiéndose hacia la Palza de Tahrir, lanzando la consigna de "Pan y Libertad", fueron atacados y un centenar fueron arrestados.
El general golpista utiliza la guerra contra Gaza no sólo para ocultar el fraude en las "elecciones" presidenciales del diciembre pasado, en las que encarceló al principal candidato opositor, el general Sami Anan, sino también para echar en la cara los crímenes de Israel a Europa y EEUU, que le criticaban por su feroz dictadura. Pero nada le va a salvar al 'aficionado al faraón' de:
- Otra revolución. Alrededor del 80% de los 104 millones de egipcios viven en pobreza, mientras su Gobierno despilfarra 10.000 millones de dólares a construir una ciudad administrativa en pleno desierto, entre otros proyectos vanidosos e inútiles; la inflación "oficial" ronda el 32%, la depreciación del valor de la libra un 50% frente al dólar, la deuda externa cuadruplicada en los últimos ocho años alcanza la cifra de 165.000 millones de dólares, y hay unos 60.000 críticos en las cárceles. El régimen militar no ha conseguido institucionalizar su poder y crear una burocracia capaz de suministrar los más elementales servicios, aumentando así el descontento.
- Las presiones de EEUU. "No habría más cheques en blanco para el 'dictador favorito' de Trump", advirtió Joe Biden durante su candidatura. Ahora, de presidente, le pone un cheque con muchas cifras para que coopere con Israel en la cuestión de Gaza. El diario hebreo Calcalist publica un documento fechado a finales de octubre en el que la ministra de inteligencia israelí, Gila Gamaliel, negocia con Al Sisi para instalar a los palestinos en el Sinaí a cambio de liquidar la astronómica deuda externa del país. En 1991, EEUU y sus aliados europeos y árabes cancelaron la mitad de los 20,2 mil millones de dólares de la deuda de Egipto a cambio de convertir a los 35.000 soldados del país africano en la carne de cañón de la agresión militar contra la nación iraquí. Eso es por las buenas. Parece conveniente, pues, que el general recurriera a la hemeroteca para conocer la conspiración denominada "Operación Susanna"(1954), en la que Israel utilizó la falsa bandera organizando una serie de atentados contra los objetivos de EEUU y Reino Unido en Egipto con el fin de provocar una guerra contra Jamal Aabdul Nasser. El 7 de noviembre pasado, el director de la CIA William Burns fue a visitar a Al Sisi para proponerle gestionar temporalmente la Franja de Gaza hasta que la Autoridad Palestina esté preparada para asumir el poder. ¿Por qué se lo propuso el jefe de la CIA y no el Secretario de Estado? El Pentágono se muere de ganas de hacerse cargo del general golpista Al Sisi si 'no se porta bien'.
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