Punto y seguido

Un Yemen y tres conflictos

 

A finales del 2009, cuando el Pentágono anunció que el nigeriano detenido por el intento de atentar contra un vuelo a Detroit, había sido entrenado en Yemen, hacía pública la guerra invisible que mantenía en este país. Se trata de la cuarta nación musulmana atacada por EEUU, y será seguida por una quinta: Libia.

A la caza de los piratas,  se ha unido otro pretexto para militarizar el cuerno de África y el estrecho de Bab Al-Mandab, ruta estratégica de las petroleras. El pasillo que conecta Asia y África con Europa, es la vía de acceso de China al Mediterráneo, país que ve cómo "la guerra global contra el terror", iniciada en sus límites con Afganistán, se expande por la zona con la mayor reserva de Oro Negro del planeta, alcanzando el Mar Rojo.

El segundo conflicto, de carácter interno, surgió en 1990 cuando el Yemen del Norte, tras anexionar a la República Democrática del Sur –primer Estado árabe musulmán gobernado por los marxistas- y sus pozos petrolíferos, desmanteló sus conquistas sociales en la educación y la sanidad gratuitas, la reforma agraria, o los derechos de la mujer. El Movimiento del Sur, capitaneado por la izquierda, los nasseristas y los chiitas es la voz de la masa afectada.

El ya ex presidente Saleh, que hasta hace poco recibía millones de dólares de la Casa Blanca en "asistencia militar", no dudó en llamar primero a los mercenarios de "Al Qaeda" para reprimir a los sureños y luego a los saudíes para bombardear a los rebeldes del norte.

Aun así, y a pesar de que cada hombre lleva varias armas encima, la rebelión yemení ha sido pacífica; a diferencia de Egipto, existe una oposición organizada y el ejército no ha sido un actor político.

El pulso entre Irán y Arabia Saudí en suelo yemení es el tercer conflicto. Riad, que mira a éste país como EEUU a Puerto Rico, acusa a Teherán de crear allí otro Hezbolá.

Barak Obama, quien ordenó una rápida transición controlada en Egipto-vecino de Israel-, aquí se toma su tiempo, mientras Irán pasea sus buques militares por el mar Rojo, vigilando los movimientos de los saudíes.

Aumenta la tensión. El reino de Saba está a un paso de convertirse en  el reino del caos.

 

 

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