Punto y seguido

Entre ‘sportwashing’ y boicot deportivo: Arabia Saudí es un chivo expiatorio

Entre ‘sportwashing’ y boicot deportivo: Arabia Saudí es un chivo expiatorio

Algunas organizaciones proderechos humanos y también feministas han lanzado una campaña dirigida a los atletas, los clubes deportivos y los organismos internacionales de deporte, para que boicoteen al Reino de Arabia Saudí (RAS), por tres motivos:

  1. La segregación sexual de la mujer en el deporte. Cierto, el deporte, y el ocio en general, es un derecho fundamental de las personas, y en la teocracia totalitaria de corte medieval de Arabia, la discriminación de las mujeres y las niñas es sistemática. El RAS, además viola la Carta Olímpica, e incluso los estatutos de la FIFA que exigen la prohibición de todo tipo de discriminación en el deporte por razón de raza, religión, política y género. El Comité Olímpico Nacional de Arabia Saudita no tiene una sección de mujeres. En las olimpiadas de Pekín 2008 no habia ni una sola mujer en los conjuntos de Arabia Saudí, Qatar y Brunéi (¡ni tampoco en la dirección de la propia FIFA!), pero Omán, Yemen y Emiratos Árabes Unidos (EAU) ya habían salido de la lista de los misóginos y habían enviado equipos mixtos a China.

Las duras críticas al Comité Olímpico Internacional (COI) le obligaron a prometer que en los Juegos de 2012 todos los equipos participantes llevarían atletas femeninas para competir. No cumplió su promesa, ni el RAS fue expulsado de los juegos. Será en Londres 2016 cuando se ponga fin al monopolio masculino en los jugos olímpicos. Tres años antes, Arabia abrió su primer centro deportivo para niñas, que es privado y ofrece karate y yoga, mientras siguen prohibidas las actividades deportivas en las escuelas públicas femeninas. Además de ser discriminadas en el deporte, las mujeres de este país no pueden elegir su indumentaria ni sus colore, ni cantar, bailar, reunirse en una asociación para defender sus derechos (hay varias feministas encarceladas), ni casarse, divorciarse, llevar a sus hijos a la urgencia de los hospitales, etc. sin el permiso de un tutor varón, por ser consideradas disminuidas psíquicas como sexo aunque sean doctora en nanotecnología espacial. Se trata de las leyes de la Sharia, que también son aplicadas por los Taliban afganos, y desde 1979 por los ayatolás de Irán, convirtiendo a la mujer en subgénero.

  1. Pisoteo escandaloso de los derechos humanos. El brutal asesinato de Jamal Khashoggi por el futuro rey Mohammed bin Salman (MBS), al puro estilo de Jack El Destripador fue un punto de inflexión en el terrorismo de estado del RAS, no porque fuese algo inaudito sino porque la prensa vinculada al Partido Demócrata de EEUU que intenta "qatarizar" a Arabia Saudi, y el presidente turco Tayyeb Erdogan (que disputa el liderazgo religioso del "mundo sunnita" con los saudíes) lo convirtieron en un asunto internacional. ¿Cuántas personas habían sufrido la misma suerte y ni fueron noticia? En el abril del 2019, 38 hombres fueron decapitados y uno crucificado con el cadáver colgado en una plaza días. De hecho, los jeques saudíes mostraron su sorpresa por el ruido levantado sobre algo que es habitual para ellos. Amnistía Internacional registró en 2018, unas 146 ejecuciones en público, la tercera más alta del mundo, solo por detrás de China y la teocracia de Irán
  2. La masacre del pueblo yemení por las bombas y también por el criminal bloqueo a los alimentos y medicamentos que ha provocado la crisis humanitaria más grave del mundo: cada 10 minutos un niño muere de hambre, afirma Unicef. Pero, quien está atacando a Yemen es una coalición formada por: EEUU, Reino Unido, Francia, EUA, Kuwait, Bahréin, Egipto, Jordania, Marruecos, Sudán y Senegal. ¿Alguien puede imaginar que sin el respaldo de Washington unos jeques se atreverán a destruir un estado tan estratégico, situado en una de las siete gargantas más vitales del planeta? EEUU ha renovado el embargo contra Yemen.

Entre ‘sportwashing’ y boicot deportivo: Arabia Saudí es un chivo expiatorio

Los defensores del boicot alegan que su objetivo:

. Minar los beneficios que las relaciones públicas de los juegos pueden proporcionar al régimen saudí.

. Presionar al RAS para que respete los derechos y las libertades del pueblo, como se hizo con el Sudáfrica de Apartheid. Bueno, el régimen racista de este país fue sometido a unos castigos económicos, políticos, diplomáticos y también deportivos durante varias décadas, mientras el mundo necesita los 10 millones de barriles del petróleo que exporta Arabia cada día.

. Impedir la "normalización" del RAS en la comunidad internacional. ¿En serio? Cuando el Congreso de EEUU aprobó en 2016 la resolución que responsabiliza a Riad de los atentados del 11S, permitiendo a las víctimas llevarle ante los tribunales, el presidente Obama se negó a ratificarla: ¡la mitad de las inversiones en la industria petrolera de EEUU es del país árabe, quien amenazó a retirarlas, derrumbando no solo le economía de EEUU, sino del mundo. Aun así, Washington tienen tanto poder sobre el RAS que Donald Trump le amenazó al Rey Salman de si no bajaba el precio del petróleo en diez días le dejaría fuera del poder. Por lo que es mejor presionar a EEUU para que haga mejoras en su colonia autónoma.

"Sportwash" de Arabia Saudí

No hay duda de que Riad está utilizando el deporte para lavar su imagen, más manchada que nunca por sus crímenes en Yemen y el asesinato de Khashoggie.

No hace mucho que los jeques se oponían a los eventos deportivos, porque el ocio "desvía la atención del creyente de las tareas religiosas", pretexto para mantener la opresión sobre la población. Pero, la situación ha cambiado porque los pozos petrolíferos del país se están secando y la "Visión 2030" de MBS pretende animar a otros sectores de la economía, utilizando la mano de obra barata de la mujer; mantendrá el mismo objetivo de controlar a los ciudadanos, entreteniéndoles, y sin cederles el poder. Por lo que: Canceló la exigencia a los establecimientos públicos (restaurantes, hospitales, etc.) de tener dos accesos separados, uno para las familias y otro para los hombres solteros; abrió las puertas de los estadios a las mujeres y colocó a una princesa, Reema bint Bandar, como la jefa de la Federación Saudita de Deportes Comunitarios; permitió, por fin, conducir a las mujeres; redujo las competencias de la policial moral, cuya misión es proteger "la virtud" y "prevenir el vicio", y acaba de elevar la edad nupcial a los 18 años para ambos sexos, poniendo fin a la pedofilia legal.

En diciembre del 2019, convenció al boxeador británico Anthony Joshua con 70 millones de dólares para que diera sus puñetazos al mejicano Andy Ruiz Jr. en Arabia Saudí. También ha conseguido que La Supercopa de Italia y de España se celebren en la tierra de Mahoma, a golpe de muchos millones de euros, a cambio -y como en la economía de mercado todo está en venta, hasta el fanatismo- lo jeques permitirán a las mujeres sentarse en el estadio, no separadas de los hombres, sino donde quieran.

Como resultado, la "Nueva Arabia Saudí" será como cualquiera otra dictadura capitalista del Golfo Pérsico: no habrá partidos políticos progresistas, sindicatos obreros u organizaciones feministas, pero música basura, hoteles obscenamente de lujo, McDonald y competiciones de marcas de coches de rally destruyendo sus bellos desiertos.

¿Es menos criminal aquel político que no ejecuta a sus propios ciudadanos (gracias a la lucha de las fuerzas progresistas que han abolido la pena de muerte), pero convierte en cenizas con sus bombas a las personas de otras naciones consideradas "Untermensch"?

El deporte y los intereses no tan ocultos

La Asociación de Fútbol de Palestina (AFP, fundada en 1928, dos décadas antes de la existencia de Israel), denuncia a los organismos deportivas internacionales por hacer la vista gorda a las continuas violaciones de los derechos deportivos palestinos por Israel, como:

. La formación de varios equipos de futbol por los colonos judíos en las tierras ocupadas.

. El bombardeo de sus instalaciones deportivas: el estadio de Gaza, con capacidad de 10.000 aficionados, fue atacado el 1 de abril de 2006, y otra vez en 19 de noviembre de 2012. Los jugadores palestinos tuvieron que abandonar el campo, en enero de 2019, después de un ataque israelí con gas lacrimógeno.

. Porque Israel suspende, cuando le da la gana y bajo el pretexto de "motivos de seguridad" los partidos de la Copa Palestina que juegan los equipos de Cisjordania y Gaza. En 23 de septiembre del 2019, impidió que el equipo gazatí viajara a Cisjordania para disputar la final de esta copa.

El movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) que busca asilar a Israel a nivel mundial y su expulsión de la FIFA, por sus crímenes contra los palestinos, intentó cancelar en noviembre de 2019 el partido de fútbol entre los equipos nacionales de Argentina y Uruguay programados para celebrarse en Tel Aviv: no lo consiguió. En cambio, Jibril Rajoub presidente de la AFP fue condenado a una multa de 20.000 dólares por incitar al odio y la violencia al pedir el boicot a este partido.

. En 1978, la FIFA celebró la Copa del Mundo en Argentina gobernada por la brutal dictadura militar de Jorge Rafael Videla. El régimen tapió literalmente los barrios más pobres de Buenos Aires con muros para ocultar sus vergüenzas, y secuestró o asesinó a cientos de disidentes y críticos.

. En 1980: las Olimpiada de Moscú fueron sancionadas por el presidente Jimmy Carter bajo el pretexto de la "invasión soviética a Afganistán",  ocultando que -como ahora confiesa incluso Donald Trump-, los soviéticos entraron a petición del gobierno socialista afgano seis meses después de la invasión del país por el "ejercito privado de EEUU" o sea decenas de miles de terroristas yihadistas. Como represalia, la Unión Soviética y otros 14 países no acudieron a los juegos de Los Ángeles 1984.

. En 1996, salvo los países que estaban siendo bombardeados por EEUU,  Reino Unido y Francia, todos los demás acudieron a los Juegos Olímpicos de Atlanta. Y cuando los cinco miembros del Concejo de Seguridad impusieron unos criminales sanciones económicas contra el pueblo iraquí, matando a cerca de dos millones de seres humanos de hambre y enfermedades, nadie pidió el boicot de los juegos.

. En 2012, cuando se celebraron los Juegos de Londres, las atrocidades cometidas por las tropas británicas en Afghanistan e Iraq (aunque salieron a la luz en 2019) eran de dominio público: torturas, golpes, abusos sexuales de los detenidos y asesinatos; pero Tony Blair, el criminal de la guerra de Iraq, que debería estar en la cárcel, fue quien inauguró la Copa del Mundo, como si nada.

Ante esta cruda y manipulada realidad, Arabia Saudí no será el único merecedor de ser excluido de los encuentros deportivos. Eso sí, que ningún mandatario aparezca en las ceremonias de inauguración, devolviendo los juegos a los ciudadanos, aunque sea solo para guardar las formas.

 

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