Rosas y espinas

Mussolini sí, Hitler no

Mussolini sí, Hitler no
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, da la bienvenida a la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Roma, a 29 de enero de 2024.- AFP

La vida, logros, ideas y obras de Benito Mussolini ya son legítimas en la inacabable construcción de la Unión Europea, ahora que se nos acerca el centenario de la II Guerra Mundial. Pues qué bien. Las autoridades europeas nos lo tendrían que haber advertido antes, ya que hubiéramos celebrado un fiestón el 29 de octubre de 2022, cien años después de que el pusilánime rey Víctor Manuel le cediera el poder al sanguinario Duce.

Mussolini se presentó así como primer ministro: "Con 300.000 hombres armados, decididos a todo y casi místicamente listos a ejecutar cualquier orden que yo dé, podría haber castigado a los que han difamado e intentado enfangar al fascismo. Podría convertir este aula sorda y gris [el Parlamento italiano] en un campamento de soldados: podía destruir con hierros el Parlamento y formar un gobierno exclusivamente de fascistas. Podría: pero no he querido, al menos de momento".

Suena tan cool, tan humano, tan demócrata, tan comprensivo, tan poético, tan europeo y tan de buen gestor que la presidenta continental, Úrsula von der Leyen, y el brillante y locuaz gallego que rige los destinos del conservadurismo rojigualda, Alberto Núñez-Feijóo, acatan este discurso mussoliniano y aceptan a la ultraderecha italiana como socia de gobierno del Partido Popular Europeo. Qué bonita es la convivencia.

Georgia Meloni se califica orgullosa heredera del legado ideológico del fascismo italiano del siglo pasado. Sus alabanzas a Mussolini son cotidianas. Persigue a periodistas, maricones, lesbianas, abortistas y a quien se le ponga a tiro. A Leyen y Feijóo todo esto les parece bien y quieren unirse al equipo de Georgia Musso-Meloni. "Podría destruir con hierros el Parlamento y constituir un gobierno exclusivamente de fascistas. Podría: pero no he querido, al menos de momento". Gracias al PPE, resonarán pronto estas voces en el coqueto Europarlamento de Estrasburgo.

Creo que los europeos no deberíamos cometer con Adolf Hitler una injusticia tan grande como la que hemos infligido al bueno de Mussolini y a sus herederos, hurtándoles la celebración del centenario. Estamos, ni más ni menos, en el cien aniversario de la redacción de Mein Kampf y de la salida de Hitler de la cárcel en 1924, momento germinal del ascenso del nazismo. Permitir que el PPE pacte con los neonazis negacionistas del Holocausto sería un nuevo gesto de europeidad, como el que se ha hecho con Georgia Meloni. A ver, señora Von der Leyen y doctor Feijóo, Partido Popular Europeo en general: ¿por qué Mussolini sí y Hitler no? Es tremendamente discriminatorio, y Europa siempre quiso considerarse un Edén de la igualdad, como todas las estadísticas refrendan.

Con este asunto, los populares europeos se enfrentaron al más traumático dilema que se le impone al niño alguna vez en su vida: ¿a quién quieres más, a papá o a mamá?, ¿a Hitler o a Mussolini? Y salió Mussolini. Como todo el mundo sabe, la derecha europea es muy democrática, así que está en su derecho a elegir, como socio, al heredero de un asesino alemán o italiano.

Los nostálgicos y los historiadores recuerdan que las ansias nazi-fascistas e imperiales de Hitler y Mussolini provocaron la muerte de entre 50 y 75 millones de personas en la II Guerra Mundial. Los nostálgicos y los historiadores son momias ancladas en el pasado. Resentidos. Cuneteros. Si Feijóo y Von der Leyen dicen que el mussolinismo es ya democráticamente homologable, por algo será, pues se les supone más listos y estudiados que todos nosotros. Por eso ficharon por el PP y tú no.

Yo, como anarco-europeísta y desdichado poeta, me quedo con la espinita clavada de que se le haga este feo a Hitler. No veo que sus políticas y actos fueran tan diferentes a los del recién homologado Mussolini. En el fondo, abrazar a Georgia Meloni y no hacer lo mismo con Alternativa por Alemania es injusto e inelegante por parte del Partido Popular Europeo. Desde que los más sensibles hitlerianos se sintieron víctimas de esta discriminación, ya se ve a multitud de neonazis llorando por las tabernas de toda Europa, con sus tatuajes, sus músculos hormonados y sus calvas. Pobrecicos. Que penica dan. Y también son personas, eh. Como los mussolinianos. Un poquito de humanidad y que el Partido Popular Europeo acepte como socio también al nazismo. Que no se entienden tanto ninguneo y discriminación. Derecha sin complejos.

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