A finales de los años setenta del pasado siglo, cuando los españoles de bien aun lloraban a Francisco Franco y alargaban su funeral financiando piadosos golpes militares, se escuchó en este país la primera canción feminista en muchas décadas. Fue un fenómeno social y cultural de dimensiones excepcionales. La melodía pegadiza de aquel canto a la libertad uterina atronaba constantemente desde las radios del patio de vecinas (los patios de entonces eran solo de vecinas, pues las mujeres tenían que cuidar la casa: no accedían a un trabajo, ni a unos estudios, ni a una cuenta bancaria sin el permiso del marido o del padre, y eso las hacía muy hogareñas, que dirían las tradwife).
En las fiestas de los pueblos, en cuanto los desafinados miembros de la orquesta desentonaban los tres primeros acordes básicos de aquel himno feminista, las chicas se arrojaban al centro de la plaza y efervescían como burbujas de champán de baja y sube. La canción se titulaba Las chicas son guerreras. Y era una solemne gilipollez.
Aunque no sé demasiado de historia contemporánea, porque la he vivido casi toda y eso obnubila mucho, yo creo que canciones como aquellas las escribían directamente los fascistas. Vamos a ver si me explico, que ya sé que suena tópico y fatal.
La muerte de Franco cogió por sorpresa a los oligarcas del régimen, que estaban convencidos, por dios y por su fe, de que Franco era inmortal. Y, por muy raro que os parezca, después del trágico deceso del caudillo los oligarcas se pusieron a hacer canciones. Compusieron más canciones que golpes de estado. Cuando se te derrumba el mundo, lo mejor es cantar entre los escombros. Como esos niños gazatís que se mecen y cantan embarrados encima de la última piedra de su casa, bajo la que yacen sus padres, sus abuelos y sus hermanos. Lo vemos todos los días en internet porque los periodistas que lo filman no tienen otra manera de difundir. Ni periódicos ni televisiones se las compran. ¿Otro niño cantando y llorando encima de sus padres muertos? Demasiado visto. Busca otra cosa.
Pero volvamos a los oligarcas, que son la gente que nos interesa al pueblo llano. De repente, como Franco se les había muerto inopinadamente, los oligarcas se volvieron medio locos y se pusieron a escribir canciones, en plan hippie. Para llegar al éxtasis, no necesitaban de LSD ni marihuana. Les bastaba con el incienso eclesial, que abarataba mucho el cuelgue.
Las chicas son guerreras, gran himno feminista de aquellos tiempos, hoy parece escrito por el brazo incorrupto de Torcuato Luca de Tena. "Tras una barra con pinta colegial / Las chicas son guerreras / En las revistas o todo al natural / Las chicas son guerreras".
Los chicos del grupo Coz que cantaban esto eran, por supuesto, melenudos. Había que meter melenudos en la tele pública para que pareciera que nos dirigíamos a la democracia y a la modernidad bajo el amparo de la corona borbónica. También había que incluir en las radios y en las teles a algún maricón, siempre autoparódico y gracioso. Y a alguna lesbiana inconclusa, pero muy inconclusa, pues el lesbianismo, como todo lo referente a la libertad de la mujer, se consideraba cosa muy guarra.
Los tiempos han cambiado y ahora tenemos una monarquía y una sociedad más feministas, nos informan desde Zarzuela. Nos cuenta, por ejemplo, el 20 Minutos que "la princesa Leonor pasó su cumpleaños más triste, a causa de la DANA, en compañía de su hermana Sofía en Marín". Su prima Victoria Federica, las chicas son guerreras, en lugar de recluirse acusó de cobardía a Pedro Sánchez por huir de Paiporta tras recibir un simple palo.
Pero tampoco demos por ganadora a Victoria Federica. Según todas las revistas y periódicos del régimen, una de las grandes virtudes de nuestra futura reina Leonor es su buena puntería. Yo no sé si es demasiado tranquilizador que una futura reina con ojo de alce te pueda abatir a cinco kilómetros de distancia como si fueras un cervatillo. Pero como la historia nos demuestra que de los borbones siempre nos podemos fiar, permanezcamos tranquilos.
Así como a los finales de los setenta los torcuatos del régimen escribieron la canción Las chicas son guerreras, ahora Zarzuela publica Las borbonas son guerreras. Y pone al frente de la operación de modernidad a Victoria Federica, reprobando la labor del presidente del Gobierno en medio de una tragedia. Es una obvia estrategia de desgaste de Gobierno programada desde Zarzuela. Victoria Federica no actúa sola, porque a los que actúan solos desde la monarquía siempre les espera un Pont d'Alma. Es todo muy burdo, pero vamos con ello.
Comentarios
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