Alguna información tiene el gobierno que desconocemos, porque el desmesurado incremento en material antidisturbios que aparece en el proyecto de presupuestos para 2013, hacen pensar en un escenario a la griega. Si no, ¿cómo se explica que el gasto en nuevas inversiones y renovación de "Material Antidisturbios y Equipamientos Específicos de Protección y Defensa" vaya a aumentar desde los 173.670 euros de este año a los 3,26 millones el año que viene y 3,19 millones en 2014 y 2015? En total son 10 millones de euros, que bien podrían dedicarse a conceder la ayuda mínima de 400 euros a 700 de las muchas familias sin ingresos de este país durante los 3 años que durará el rearme de la policia antidisturbios. Cada vez que veamos una pelota de goma rodar, corran tras ella vale casi un euro la unidad. Los escudos oscilan entre 140 y 500 euros según su "dureza" y los gases lacrimógenos que veremos lanzar en las protestas ciudadanas valen cerca de 30 euros el bote. Una fortuna en los tiempos que corren.

Más allá de las prioridades del gobierno a la hora de decidir en qué gastar el dinero público, esta medida puede ser un aviso claro de un aumento previsible de la conflictividad social. Parece que son más los recortes que están en el horizonte de la política de Mariano Rajoy hasta el fin de su legislatura (cuando el gasto en material antidisturbios se prevé que vuelva a la normalidad). Pero quizá la razón de la compra de este material se deba no tanto a un aumento de las protestas sino a una estrategia de criminalización de las mismas. Las manifestaciones pacíficas, sin violencia, hacen mucho daño al gobierno, porque las consignas, demandas y reivindicaciones son el centro de la noticia cuando estas ocurren. Una protesta que acaba en violencia, envuelta de gases lacrimógenos y pelotas de goma, acaba convirtiéndose en un acto de violencia de supuestos antisistema y poco más. Probablemente se trate de una combinación de las dos opciones. Aún así, cuidado, no caigamos en la trampa.