Podemos seguir hablando de Trump, claro que sí, pero sin centrar nuestro foco en ese único punto porque, de hacerlo así, perderemos perspectiva. Podemos hablar cómo el magnate indeseable coloca a sus afines en puestos de responsabilidad y llevarnos las manos a la cabeza pero, ¿hace falta mirar al otro lado del Charco para ver con indignación ese tipo de movimientos?
La respuesta es un clamoroso NO. El último ejemplo de los tejemanejes de la élite (ya sea Gobierno o poderes fácticos) es el nombramiento del exdirector general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, como consejero de Red Eléctrica de España (REE). Sí, aquel que miró para otro lado, que se escondió como una rata y eludió responsabilidades cuando fueron asesinados 15 inmigrantes a pelotazo limpio en la playa de El Tarajal.
Fernández de Mesa siempre fue un tipo cuestionado, incluso, en el mismo seno de la Guardia Civil. Sin embargo, este falangista que participó en acciones contra sindicalistas en particular y demócratas en general bajo el auspicio del fundador de la facción gallega de Falange Española, es amigo íntimo de Rajoy. Y eso pesa.
Da igual su pésima gestión allá donde vaya. Los gallegos no han olvidado todavía cómo en 2001, cuando al Cuco -como es conocido- le tocó vivir la catástrofe del Prestige y lo único que se le ocurrió decir fue que "el destino del fuel en el fondo del mar es convertirse en adoquín" o que "probablemente el fuel no toque la costa gallega".
Todo eso da igual. Después de aquello y ya con Rajoy en el poder, incluso en el PP gallego se daba por hecho que el Cuco llegaría a ministro de Defensa. Hubo de conformarse con el puesto de director de la Guardia Civil, desde donde se encargaría un retrato tan pomposo como ridículo que todavía no se sabe qué partida presupuestaria pagó.
Al parecer, la fidelidad se paga en el PP. Según el sumario del caso Gürtel, el Cuco se alojó en el hotel de cinco estrellas Meliá Gran Fénix de Madrid, entre el 10 y el 15 de febrero de 2004, a razón de 300 euros por noche (1.497 euros exactamente). ¿Quién pagó aquella estancia al que por aquel entonces formaba parte del equipo electoral de Rajoy? Pues la empresa de Correa, Special Events, después de que la factura fuera expedida por Pasadena Viajes.
Podríamos seguir con la interminable lista de despropósitos del Cuco, el mismo que en REE no se 'levantará' al año menos de 150.000 euros brutos. Viene a cubrir el hueco que deja otro enchufado del PP, Agustín Conde, al que ya dediqué unas líneas en este espacio.
Entoces, relaté cómo Conde buscó el calor de REE después de que su propio partido propiciara su salida. El que fuera alcalde de Toledo y que mintiera en su declaración de patrimonio como en la de actividades obviando que tenía una asesoría jurídica con clientes como el Banco de Santander, se quedó fuera del Congreso después de que quedara retrasado en las listas el PP para poder dar cabida a María Dolores de Cospedal.
Pues bien... adivinen a quién tiene que agradecer su abandono ahora de REE, su premio de consolación después de aquello. Pues bien, a la propia Cospedal, que le ha nombrado secretario de Estado de Defensa.
¿No es vomitivo el asunto? ¿No se les revuelve hasta la última de las entrañas? Y ojo, no vayan a pensar que REE es agencia de colocación única del PP, que el PSOE también tiene a sus fichajes históricos (Luis Atienza, Miguel Boyer, Ángeles Amador, Francisco Javier Salas Collantes, Arantza Mendizábal...).
Y ahora, sigamos hablando sólo de Trump...