Punto de Fisión

El alzheimer de Suárez

Por lo visto a Adolfo Suárez el alzheimer le rondaba ya la cabeza ocho antes del diagnóstico oficial de la enfermedad. Es lo que se desprende de aquella famosa entrevista de 1995 con Victoria Prego de la que, de repente, ha reaparecido un fragmento que fue suprimido en su día y en donde Suárez revela que los dirigentes extranjeros le exigían un referéndum entre monarquía y república. De haber sometido a referéndum el modelo de jefatura política del estado -añade- la república habría ganado por goleada.

Se trata de un caso bastante curioso de alzheimer porque durante el desarrollo normal de la enfermedad lo que suele ocurrir es que el olvido va borrando cosas de la cabeza del paciente, desde dónde ha puesto las llaves a quiénes son sus hijos. A Suárez el olvido le funcionaba al revés, en vez de perder las llaves u olvidar seres queridos, le dio por inventarse cosas, la más curiosa de todas un Suárez alternativo que da una versión de la Transición que contradice expresamente la versión oficial, el consenso y toda la pesca. Es cierto que la confesión la hizo sotto voce, tapando con una mano el micrófono que llevaba aparejado en la corbata, pero no es menos cierto que las grandes verdades políticas suelen revelarse sotto voce, con un micrófono imprudentemente abierto.

"Entonces yo metí la palabra monarquía y la palabra rey en la Ley" añade Suárez, como si estuviera explicando el timo de la estampita, "y así dije que había sido sometido a referéndum ya". Y de este modo tan práctico nos colaron un monarca dentro de la constitución igual que un paquete de perico en el neumático de un automóvil recién salido de fábrica. Lo sabía hasta el gato, claro, pero da un poco de repelús que de repente aparezca el testimonio del principal artífice de la Transición explicando el cambalache. "La situación política no permitía esas alegrías" dice Victoria Prego, y no le falta razón, que en aquellos tiempos estábamos más bien a martinetes. Los españoles siempre hemos sido muy niños y nos tenían que racionar la verdad a cucharadas, poco a poco, para que no nos atragantáramos. La penúltima gota ha caído en esta semana en el pecio de una entrevista despedazada de la que ha surgido un mensaje del más allá de Suárez como una carta metida en una botella de náufrago.

Sin duda, el alzheimer temprano (ocho años más temprano que el primer diagnóstico médico) es la mejor explicación posible para el traspiés de Suárez y aun para la entera historia de España, uno de los pocos países afectado por la enfermedad a escala nacional en todo el globo terráqueo. En una novela mía todavía inédita (y con estas cosas que pasan, no me extraña) el alzheimer surge como la metáfora perfecta para entender la desidia de este país que ha olvidado tantos muertos, tantas tortura, tanta cárcel y tanta y tanta desgracia. El mismo alzheimer por el que el rey Felipe fue a dar la bienvenida a la nueva legislatura montado en el Rolls-Royce de Franco.

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