Tierra de nadie

La familia es muy peligrosa

Va a ser verdad que si no existieran hijos, hermanos, cuñados, yernos y hasta primos los políticos en general se ahorrarían muchos disgustos. El que tiene Tania Sánchez debe de ser de aúpa, que es precisamente como se llama la cooperativa que administraba su hermano y con la que consiguió varios contratos del Ayuntamiento de Rivas por un importe de 1,2 millones de euros en la etapa que tanto su padre como ella misma eran concejales del Consistorio.

A la dirigente de IU le persigue en concreto una adjudicación en 2008 por importe de 137.000 euros para unos talleres musicales que refrendó sin atenerse a la ley de Administraciones Públicas, por la que es obligatorio para los familiares del adjudicatario comunicar el parentesco que les une e inhibirse en la votación, detalle que tanto Sánchez como su padre Raúl pasaron por alto.

Según han referido ambos, Héctor debía ser un muchacho muy reservado, de esos tan discretos que no les arrancas ni con fórceps que tienen novia o que les gusta el cine de ensayo. Con esos antecedentes se entiende que Héctor tampoco les dijera que era el administrador único de Aúpa, la cooperativa en cuestión, ni que su sede social era justamente el domicilio paterno. La circunspección es, según parece, norma en la familia, ya que nadie le preguntó a qué dedicaba el tiempo libre y él, tal y como declaró en la comisión de investigación de Rivas, pudo comentarlo pero de pasada en alguna sobremesa después de la paella del domingo.

Resulta digno de estudio la inclinación de muchos familiares de políticos hacia actividades relacionadas con la cosa pública, o mejor dicho, con el dinero público. A pocos les da por ser empleados de Zara o jardineros, seguramente porque ya nacen con especiales habilidades para el asesoramiento o, dicho con más propiedad, para la "asistencia técnica". Esas facultades innatas les permiten ganara honradamente cualquier concurso, especialmente en las administraciones donde sus parientes son cargos públicos.

Lo curioso de Héctor es que, de hacer caso al actual alcalde de Rivas, Pedro del Cura, entonces edil de Infancia y Juventud y firmante de los contratos, sólo mantenía en ascuas a su familia directa porque él sí que estaba al tanto de su papel en la cooperativa. Según Del Cura, si no hubo notificación al Ayuntamiento fue porque todo el procedimiento siguió un trámite riguroso y exquisito. Otro en la inopia fue el anterior alcalde, José Masa, también de IU pero de la familia política de enfrente, quien llegó a afirmar que se le ocultaron estos vínculos familiares.

¿Que hay una campaña contra Tania Sánchez tanto de la oposición como de su propio partido? Pues claro. En eso consiste el juego de la política que, como definía Ambrose Bierce, es el medio de ganarse la vida preferido por la parte más degradada de nuestras clases delictivas.

Pero Tania Sánchez, la flamante ganadora de las primarias de IU para ser candidata a la Comunidad de Madrid, venía a representar justamente lo contrario. Y para eso hay que guardarse de los hermanos y de los cuñados o, en su defecto, hacer un papelón del quince a lo Ana Mato y jurar que si no vio el Jaguar del garaje es porque aquello era una leonera. La estulticia declarada no es mucho mejor que la mentira.

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