Tierra de nadie

Siempre mueren los mejores

Los obituarios suelen ser sentidos, parciales o ambas cosas a la vez. Amigos y enemigos ponen puente de plata a los muertos que retratan, ya sea por convencimiento, indulgencia o elegancia. Felipe González ha despedido en El País a Carlos Andrés Pérez, el ex presidente venezolano, como lo haría un amigo del alma, encumbrándole al pedestal que, en su opinión, debe ocupar un gran líder "incansable en su lucha por la libertad y la justicia". Es comprensible el aprecio. Atraído por el entonces joven socialista español, CAP llegó a poner a su disposición un avión para que recorriera Latinoamérica allegando fondos para el PSOE en la clandestinidad. El favor se lo cobraría su empresario de cabecera, el magnate Gustavo Cisneros, que tuvo a bien enseñarnos con Galerías Preciados los principios básicos del pelotazo.

A Pérez le vi una vez hará quince años. Yo estaba en Venezuela y él en El Junquito, una cárcel de Caracas donde fue recluido tras su destitución como presidente por malversación. Bastó mentir a la entrada y decir que me enviaba el PSOE para que me condujeran a su mazmorra, que no era una sucia celda como las demás sino un amplio bungalow con patio y con dos guardaespaldas armados en la puerta. Había mucha gente de visita y el anfitrión repartía pistachos y bebidas. Me explicó que era víctima de una conspiración mientras me enseñaba sus aposentos, dotados de televisor y un par de frigoríficos con carne para un regimiento.

Ignoro si Pérez se lo llevó crudo, lo que es bastante probable, pero para nadie es un secreto que la corrupción se asoció indisolublemente con sus Gobiernos. A eso debe referirse González cuando habla de sus "errores". ¿Fue otro error que la represión de las protestas sociales desencadenadas contra sus medidas liberalizadoras – el llamado "caracazo"- dejara centenares de muertos y desaparecidos, algunos de ellos encontrados tiempo después en fosas comunes? ¿Qué opinarán de Pérez las familias de las víctimas, que han empezado a recibir con Chávez las primeras indemnizaciones?

Un par de días después entrevisté a Chávez, quien, tras protagonizar un intento de golpe de Estado contra Pérez, acaba de salir de prisión. "Lo tuve a tiro y no quise matarle", me confesó. Aquí no apreciamos lo que tenemos. A Zapatero y a Rajoy se los rifarían en Venezuela.

Más Noticias