Como sucede con el mercado audiovisual, el mundo editoral también se encuentra en pleno proceso de transformación debido y, al mismo tiempo, gracias a las nuevas tecnologías. La llegada de los libros electrónicos supuso el gran órdago para las editoriales, que de la noche a la mañana vieron cómo las novelas comenzaban a circular libremente por Internet. Aunque el lobby de editoriales consiguió que Bruselas retirara el IVA superreducido de los e-books, lo cierto es que el sector tiene todavía una profunda metamorfosis pendiente.
Algunas editoriales, como Presses Universitaires de France (PUF) han comenzado a explorar nuevas posibilidades. Así, PUF acaba de abrir en París la primera librería en la que el cliente puede imprimir in situ el libro que quiere. Eso sí que es impresión bajo demanda; algo, por otro lado, que Amazon lleva tiempo haciendo con los libros descatalogados.
El mecanismo es bien sencillo: Uno llega, se informa del libro en el que tenía interés y, cuando está decidido, acude a un robot impresor, de unas dimensiones algo mayores que las fotocopiadoras, instalado en la librería y, en unos minutos, se va con su libro debajo del brazo.
Los beneficios de cara a la editorial y a la propia librería son claros. Por un lado, se reducen significativamente los costes logísticos, esto es, todos aquellos derivados del transporte y el almacenaje; por otro, no es preciso imprimir grandes tiradas de ejemplares sin saber si se venderán. De hecho, en los últimos años, las editoriales ya habían reducido drásticamente estas tiradas, precisamente, por el coste del 'excedente editorial'.
La 'culpable' de que que esto haya sido posible ha sido Xerox, que ha desarrollado la Espresso Book Machine, el robot impresor que ya se presentara durante el Salón del Libro de París,y que al tiempo que imprime libros de hasta 850 páginas y los encuaderna. En unos 7 minutos, un libro de unas 220 páginas puede estar impreso y encuadernado. Imprime a un ritmo de 110 páginas por minuto.
La de París no es la única experiencia práctica de la Espresso Book Machine; desde que viera la luz por vez primera en 2006, también está funcionando en algunas librerías de Nueva York y Londres y en diversos campus universitarios de EEUU alcanzando el centenar en todo el mundo.
La maquinaria del marketing pronto comenzará a trabajar, vendiendo la idea como una alternativa para los amantes del papel que se resisten a caer en el e-book y, al mismo tiempo, como un salto a la sostenibilidad por parte del sector editorial (menos papel, más árboles, ya saben).
Comentarios
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