A diferencia de la mujer de Lot, que se convirtió en estatua por mirar hacia atrás (a la destrucción de Sodoma y Gomorra con fuego y azufre), Alberto Ruiz-Gallardón se ha convertido en estatua por mirar hacia adelante (a la destrucción del PP con dossiers y corruptelas), convencido de que esa actitud de pretendida quietud y cautela le beneficiará en sus aspiraciones para liderar el partido. Pero las cosas se le empiezan a torcer al alcalde de Madrid: los pecadillos del PP ya saplican a su Ayuntamiento. Tendrá que moverse. Que mojarse.
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