Carta con respuesta

Legalización ya

La redactora Nicky Taylor participó en un plan de la BBC para ver hasta qué punto puede ser perjudicial humear diversos estupefacientes. Taylor aseveró: «Me sentí absolutamente aterrorizada. Estaba tan asustada que no podía levantarme de la silla». Los ensayos manifestaron que, por el tropiezo con el cannabis, había acrecentado un nivel de psicosis por encima de la advertida en personas afligidas por la paranoia originando, a medio plazo, neurosis o insomnio. Se atribuyó a sí misma la faena de ensamblar un mueble. En primer lugar, sin humear su dosis de droga y luego bajo el poder del cannabis. Cuando aún no había dilapidado el estupefaciente, la tarea se le manifestó palmaria. Pero cuando ya vegetaba drogada, la cosa fue distinta: «Terminé en el sofá, sin sentido, con todas las piezas del armario esparcidas por el suelo. La droga había acabado con mi capacidad de raciocinio».

CLEMENTE FERRER ROSELLÓ MADRID

A Charles Baudelaire (una de las inteligencias más afiladas que conozco) un amigo quiso demostrarle la maldad de la absenta, para lo cual le administró a la fuerza una botella a un gato. El gato se puso a morir. "¿Ves lo que pasa?", preguntó el amigo didáctico. "Sí, no cabe duda: la absenta no es buena para los gatos", respondió el poeta. A mí me pasa lo mismo: la única conclusión es que las drogas no son buenas para la tal Nicky. Porque esa tía se parece tanto a mí como un gato: si sólo con fumar (o humear, como dice usted, ignoro por qué) un porro, se vuelve turuleta y pierde el sentido, lo mejor es que se dedique al ganchillo. Me acuerdo de Will More, que se partía de risa con un reportaje similar de Tico Medina: "Escolástico se ha travestido en Oriana Fallaci y ha escrito algo así como ‘Yo también he fumado LSD’".

No consumo ninguna droga ilegal (con las legales ya me apaño), pero mi posición es como la que tengo sobre el alpinismo. No hace ninguna falta escalar montañas, pero si alguien se empeña, pues allá él. Si se pierde, tendremos que gastar dinero y enviar equipos de rescate; y habrá que curarle cuando vuelva con los dedos de los pies congelados. Si alguien quiere drogarse, hay que facilitar que use drogas de calidad, vendidas en farmacias y legalmente, con fecha de caducidad y un prospecto detallado. Si luego le sientan mal, habrá que cuidarle, no vamos a decirle: ¡pues te fastidias, cretino, eso te pasa por subir montañas por gusto!

Si la tal Nicky ha sido incapaz de descubrir (también) lo que tiene de atractivo la droga, debe de ser una periodista de quinta fila. No creo que todos los alpinistas o drogadictos sean bobos de solemnidad (muchos sí): algún placer les provocará subir montañas o fumar porros. ¿Eso no ha sido capaz de verlo Nicky?

Más Noticias