La publicidad que odiaba a las mujeres

Hace unos cinco años escribí un artículo sobre la publicidad con mujeres tristes, como muertas, tiradas por los suelos. Todo este tiempo después, con auge feminista de por medio incluido, hago un repaso del tema y compruebo que nada ha cambiado. Publicidad de cualquier tipo de producto, especialmente de ropa, nos muestran siempre este tipo de imágenes de mujeres... a las mujeres, claro.

Solo un tipo de cuerpo: muy, muy delgado, sin musculatura y con un pecho tan reducido que en muchas ocasiones hacen arrugas en la prenda que nos intentan vender. Cualquier tipo de cuerpo de mujer debería ser válido en una sociedad sana e igualitaria, pero lo cierto es que es solo un modelo el que compañías gigantes eligen para enseñar sus productos. El grupo Inditex es un gran ejemplo de lo que hablamos: parece importar más qué tipo de cuerpo prefieren para sus prendas y qué actitud tienen estos cuerpos, que la prenda en sí.

View this post on Instagram

This is #zaranewin

A post shared by ZARA Official (@zara) on

Su página web está llena del mismo modelo de cuerpo para cualquiera de sus prendas. El resultado es lastimoso: las mujeres parecemos necesitar ayuda médica urgente en cada una de las imágenes.

Las mujeres, a pesar de la presión feminista en cada una de estas marcas, seguimos siendo representadas como personas por debajo de un índice de masa corporal (IMC) sano. Con ausencia de expresiones o muecas de dolor, angustia, desidia. A veces, incluso parece que nos hemos caído de un quinto.

View this post on Instagram

The wait: as cool as possible #Uterque #UterqueSquad #SS20

A post shared by Uterqüe (@uterqueofficial) on

Esta compañera de abajo, por ejemplo, sencillamente parece haberse daño al caer.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Sandals made to be seen! 😍

Una publicación compartida de Stradivarius (@stradivarius) el

Por supuesto no es el único gigante que representa a las mujeres de esta forma. En pleno 2020 a nadie se le escapa el daño que hacen al 52% de la población mundial, por supuesto, pero siguen en su empeño, porque el control que el patriarcado ejerce sobre nuestros cuerpos beneficia al capitalismo en general y a estas empresas en particular.

En occidente crecemos con este único modelo de cuerpo como referente de lo bello. Nos ha tocado esto a las mujeres de este siglo, al igual que en otros siglos a las compañeras les tocó otro tipo de cuerpo. Lo dañino no es que sea este o aquel modelo, sino que siempre es sólo uno el validado y aceptado. Solo uno al que debemos aspirar todas. Com resultado, tenemos que en estos momentos, en España, 9 de cada 10 pacientes con Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) son mujeres. Lucía Martínez, nutricionista y dietista, nos contaba en este podcast específico sobre la relación de las mujeres con nuestro cuerpo que en consulta, cuando alguien acude para perder peso estando dentro de su IMC, es siempre una mujer.

El matrimonio bien avenido entre el patriarcado y el capitalismo nunca va a aceptar la realidad que supone que cada mujer tiene un cuerpo diferente. Que cada una de nosotras es un mundo en sí misma, con una constitución y una forma propia. Y que realmente, el modelo que suelen elegir para controlarnos (y aquí da igual el siglo o el lugar) no está al alcance de la mayoría: si no es por forma, es por peso, y si no es por peso, es por edad.

La forma de representarnos a ojos del mundo es tan importante que a muchas chicas les ha ido la vida en ello. Y la salud mental. ¿Qué mujer no odia o ha odiado su cuerpo o parte de él? ¿Qué mujer no vive con la condena de no poner ni un gramo más o preocupada por perder peso? ¿Qué mujer no se siente invisible al pasar de cierta edad o, directamente, se alegra de ser invisible porque su cuerpo le avergüenza?

A quien todavía piensa que la relación que las mujeres mantenemos con nuestro cuerpo es algo que nos viene dado en el ADN. Algo así como que somos tendentes a preocuparnos demasiado, a exagerar, a obsesionarnos. Porque sí. Realmente sí que es "cosa de mujeres" atormentarse con la imagen, pero no es un problema que hayamos creado nosotras o que dependa de nuestra fortaleza mental o personalidad superar. Es un problema creado por el sistema que sufrimos nosotras, al igual que la violencia machista. Porque la publicidad no deja de emitir un tipo de violencia machista: la violencia simbólica. Y no es responsabilidad de cada una de las mujeres del planeta aceptarla y superarla. Es violencia pública, no privada, y como tal, ha de ser denunciada.

Las mujeres no somos un cuerpo, y no tenemos un solo tipo de cuerpo. No somos un conjunto de seres clonados que coinciden en que ser débiles, delicadas, necesitadas de ayuda, frágiles y carentes de expresión. Lo único que tenemos en común las mujeres es que todas recibimos el mensaje de que sí somos ese ente homogéneo, y que tenemos que adherirnos a él cueste lo que cueste.

La lucha feminista busca que lo único que tengamos que en común todas las mujeres es saber que este sistema nos acosa, nos violenta y permite que nos maten por ser mujeres. 

Escucha el último programa de Radiojaputa.

Cada lunes un nuevo capítulo en publico.es