Incompetentes estratégicos

 

Incompetentes estratégicos
Imagen de Mohamed Hassan en Pixabay

Una compañera hablaba la semana pasada de un término que solo había oído en Estados Unidos, donde reside. Se trata de la incompetencia estratégica o incompetencia instrumentalizada (strategic incompetence). Lo cierto es que una vez conoces el concepto, ya lo sabes reconocer y comienzas a verlo por todos sitios. La importancia de poner nombre a las cosas, amigas.

La incompetencia estratégica es un comportamiento muy habitual en los hombres. Es cierto que los hay en todos los trabajos, pero donde son especialmente incompetentes es en las labores domésticas, el cuidado de las criaturas y todo lo que tenga que ver con el mantenimiento del hogar y la familia. Suelen comportarse como auténticos incompetentes, inútiles, vaya, cuando su pareja les encomienda una tarea al verse ella desbordada. Entonces, el incompetente estratégico, no es que se niegue, sino que realiza la tarea lo suficientemente mal como para que no se le vuelva a pedir de nuevo.

No es necesario ser muy listo, ni muy torpe, ni conocer la táctica, ni planearla: al incompetente estratégico le nace. No es frío y calculador necesariamente, actúa sobre la marcha. La mayoría de ellos probablemente ni siquiera sabe que su actitud es repetida en muchísimos otros como él, que no tiene nada de brillante, y que tiene nombre y apellidos.

Después de que habláramos de la incompetencia estratégica en el podcast, los mensajes empezaron a llegar al móvil de la radio como dardos: muchas han reconocido en el concepto al tipo con el que viven. Una compañera me contaba esta mañana que su marido es electromecánico, arregla cualquier cosa en máquinas pequeñas y grandes, pero ella había tenido que rendirse hace tiempo ya a enseñarle poner la lavadora, porque claramente no iba a aprender nunca. Una, encima, puede llegar a pensar "tan listo para unas cosas y tan torpe para otras... el pobre". Error. Es listo para todas. Es competente cuando tiene que serlo y un inútil cuando decide que su tiempo es más valioso que el tuyo, por lo que la lavadora la vas a poner tú.

No creo que haga falta decir que el incompetente estratégico es un machista de los pies a la cabeza, que considera que tú debes hacer todas esas cosas de las que él se escaquea por el simple hecho de que tú eres mujer y él es hombre. No hay más análisis, no lo busques, compañera. Nuestra diferencia sexual implica muchas cosas: él trabaja más duro y necesita más descanso, más ocio y más disfrute que tú... y una cosa importante: él merece cero carga mental. Tú, compañera, como mujer que eres, trabajas más suave (trabajas menos, vaya, porque no tienes la misma capacidad), además, estadísticamente trabajas menos tiempo, y eso se ve en lo que ganas: haces menos dinero que él. Porque al final ya sabemos el trabajo que cuenta cuál es: el que hacemos fuera de casa, el de dentro, amiga, eso no es trabajo.

¿Con qué cara le vas a reprochar entonces que no sepa meter ropa en el tambor y elegir un programa? No insistas, él hay cosas que no tiene por qué saber, y moralmente tienes que cederle tu tiempo para que pueda dedicarse a historias más importantes y trascendentales, como jugar a la Play. A ti no te cuesta nada usar tu tiempo de ocio, el tiempo que mereces por no parar en todo el día, el tiempo que es tuyo y solo tuyo, en no llegar a sentarte para terminar poniendo esa lavadora (con sus calzoncillos). Su tiempo es suyo y el tuyo... de él también.

Al fin y al cabo, ¿para qué queremos tanto tiempo libre? Deja, no vaya a ser que nos demos cuenta de que debimos ponerle las maletas en la puerta hace mucho. Y a ver cómo nos sobrevive Paco si el pobre no sabe lavarse los calzones.

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