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Fotografía digital

Un verano 2.0 por PIXEL Y DIXEL

La fotografía digital se ha impuesto de una manera aplastante en los últimos años, pero parece haber entrado en un punto de inflexión. Al principio la obsesión parecían ser los megapíxels, el tamaño de las imágenes que obtendríamos con las cámaras. Una cámara con seis millones de píxels es más que suficiente para un aficionado cualquiera, así que una vez abandonada la batalla del megapíxel, los diferentes fabricantes investigan en nuevas características, que a veces parecen de ciencia ficción. Pequeños cambios, pero muy interesantes.

Así, por ejemplo, hay cámaras de fotos que detectan sonrisas, y el disparador se activará automáticamente cuando todo el mundo tenga su mejor cara. Muchas cámaras analizan la imagen para buscar los posibles puntos de interés: ya no enfocan por defecto al centro, sino que tienen detectores de rostro. Los estabilizadores de imagen, para corregir nuestra falta de pulso o las vibraciones, están a la orden del día, y las ópticas son cada vez de mayor calidad. También hay en mercado cámaras que se pueden mojar, o incluso sumergir, sin ningún problema.

Los geoposicionadores de fotos comienzan a ser interesantes para el público, aunque de momento sólo existen como accesorios externos.

La revolución también ha llegado a los marcos digitales y a las impresoras. Porque las fotografías ya no se revelan, se imprimen. Para hacerlo en casa, es suficiente con disponer de una impresora que cuesta 100 euros.

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