Lucila Rodríguez-Alarcón (@lularoal)

Las noticias de migraciones siempre están llenas de datos que pretenden dar credibilidad a la información utilizada. Las migraciones, que son una cosa tan humana y tan específica de cada individuo que se mueve, se convierten así en un fenómeno casi de ciencias, y los nombres y las historias de vida se transforman en cifras que, lejos de cambiar percepciones, solo refuerzan las ya existentes. Para alguien que considera que España no puede recibir más migrantes porque ya hay demasiados y no hay recursos para atenderlos a todos, 25.000 personas llegando a Canarias en pateras le parecerán muchísimas. Sin embargo, ¡España recibe anualmente una media de 500.000 de personas migrantes al año! Cierto es que la gran mayoría, casi todas menos esas 30.000 y alguna más, acceden a nuestro país por vías legales, pero muchas de ellas se quedan después en situación irregular. De hecho, según el estudio más reciente de población inmigrante irregular en España realizado por la Fundación por Causa y la Universidad Carlos III de las entorno a 500.000 personas inmigrantes en situación irregular que hay en España la gran mayoría tiene como origen Venezuela, Hondura o Colombia. 

Las migraciones de España cuentan con datos sorprendentes en muchos casos. A continuación voy a compartirles algunos, a ver qué les parecen. 

• Más de 60.000 canarios llegaron a Venezuela entre los años 1951 y 1957
• Más de 2 millones de españoles emigraron a otros países europeos en los años 60, la mayoría de forma irregular (más de la mitad no sabían leer ni escribir)
• Más de 50.000 jóvenes españoles emigraron en el año 2013, durante la gran crisis, muchos de ellos de forma irregular (en total, hay más de 2,5 millones de españoles viviendo en el extranjero)

Atención con las cifras de migración y emigración de nuestro país, porque es cierto que entran cientos de miles de extranjeros inmigrantes todos los años, pero es que hay cientos de miles de españoles que emigran todos los años. Por ejemplo, en 2013 entraron 281.000 personas inmigrantes en nuestro país pero salieron 533.000 emigrantes españoles a otros países en busca de mejores condiciones laborales. 

Cada sitio ofrece trabajos diferentes. Nuestros jóvenes universitarios aspiran a desarrollar carreras profesionales en ámbitos que, en muchos casos, en España no están suficientemente desarrollados y rechazan trabajos relativos a profesionales esenciales que el mercado laboral español ofrece. Esos trabajos son en su gran mayoría realizados por trabajadores extranjeros. Profesionales que se van de España y otros que vienen a cubrir las necesidades labores que nuestro país ofrece. 

La población española está envejeciendo. Cada vez duramos más porque nos morimos más tarde. Los españoles tenemos muy poco hijos y nuestra pirámide de población ya tiene forma de bomba nuclear. Eso quiere decir que un día no muy lejano podría haber más gente jubilada que trabajando, lo que pondría en riesgo nuestro estado de bienestar: no seríamos capaces de costear las pensiones. 

Teniendo este y otros parámetros económicos más en consideración, la red internacional de centro de estudios Labour Mobility Partnerships ha estimado que España necesita más de 870.000 trabajadores extranjeros al año hasta 2050 para mantener su estado del bienestar. De nuevo cifras de cientos de miles.

Es decir que las migraciones de nuestro país se mueven por cantidades mínimas de cientos de miles, cientos de miles que entran y cientos de miles que salen. Millones que se van durante las crisis económicas, millones de personas españolas que viven fuera de España, no todas en situación regular ni mucho menos. Los mercados labores necesitan de esas personas en movimiento, y las personas necesitamos poder movernos para desarrollarnos personal y profesionalmente. 

Así convendrán conmigo que en términos relativos, dentro de este contexto, un par de decenas de miles no es apreciable, una gota en un océano de 47 millones de personas. Una gota si tenemos en cuenta que Canarias recibe mas de un millón de turistas al mes en temporada alta. 

Lo curioso de los números, como decía al principio, es que nos permiten deshumanizar completamente un proceso tan profundamente humano y hablar generalizando, como si tuviéramos conocimiento de causa, de un grupo absolutamente heterogéneo de personas. Cada una de las personas que se mueve, sea del país que sea, tiene una historia y unas razones únicas. Y si queremos seguir moviéndonos con libertad tendremos que empezar a narrar las migraciones de otro modo, más cercano, más real, más humano.