La semana pasada salía a luz un extenso reportaje de la BBC sobre la tragedia que tuvo lugar en la valla de Melilla el pasado 24 de junio. Este trabajo ha tenido una gran repercusión pero no aporta sustancialmente nada nuevo a lo que ya se había ido publicando en diferentes medios nacionales. Es al juntar toda la información que ya existía en un único espacio, y añadir una buena visualización que han conseguido subir el perfil de la noticia. Esto sin olvidar que se trata de la BBC preocupándose por un suceso de la frontera sur en su parte española, sacándole los colores a nuestro Gobierno a nivel internacional. Bendito periodismo transfronterizo.
We can see security forces moving in from behind. The migrants get split into smaller groups.
Some made it through the first fence.
Others were targeted with tear gas. pic.twitter.com/RT4ELaIMAx
— BBC News Africa (@BBCAfrica) November 1, 2022
Que la BBC se haya interesado por lo que sucedió en Melilla tiene todo el sentido. Es sin duda el hecho conocido más dramático que ha tenido lugar en la valla de Melilla y posiblemente en la frontera sur. Lo que es incomprensible es que el Gobierno, principalmente el Ministerio del Interior, realmente pensara que podía ocultar información y manipular la narrativa de los hechos como ha intentado hacerlo. Desde que tuvo lugar la masacre este Ministerio ha ido encadenando una mentira con otra, ocultando pruebas en las investigaciones, negándose a llevar a cabo una comisión de investigación. La actitud de Marlaska y su equipo ha sido tan extremadamente exagerada que sólo cabe suponer que tienen algo tremendo que ocultar o que su confianza en la impunidad que por defecto se le atribuye al Ministerio del Interior hace que no merezca la pena esforzarse en ser transparentes. Posiblemente se trate de ambas cosas.
Una de las múltiples consecuencias de la actitud de Marlaska con relación a todo lo sucedido ha sido la polarización extrema y absurda de la narrativa. Se busca un solo culpable al que azotar públicamente. Pero en lo que sucedió en la frontera hay implicados directamente tres actores: la Policía marroquí, la Policía española y los migrantes. Toda la información con la que se cuenta demuestra que cada uno de los actores implicados tuvieron varias responsabilidades en lo que sucedió. La policía marroquí desde luego fue la principal responsable. Llevaba días maltratando a las personas de los campos que rodean la valla, atacando los campamentos, impidiéndoles comer o descansar. Cuando los migrantes desesperados empezaron a moverse en lugar de disolverlos les permitieron llegar a la valla. ¿Por qué? Quizás la cercanía de la cumbre de la OTAN que tenía lugar en Madrid cuatro días mas tarde jugó algún papel y todo fue un intento de apretarle las tuercas al Gobierno de España un poquito más. Y después da la impresión de que se les fue todo de las manos. Según los testimonios parece que la Policía española no lo vio venir. El salto fue multitudinario y los efectivos españoles en la frontera en ese momento eran muy escasos. La pregunta es qué papel jugaron realmente y cuánta responsabilidad tienen en la ocultación de la información que poco a poco está saliendo a la luz, todo esto arrastrados por un Ministerio del Interior que les ha puesto en una situación absolutamente extrema. Luego está la parte más vulnerable de toda la historia pero igualmente humana y por lo tanto no exenta de responsabilidades en lo que sucedió. Miles de migrantes desfallecidos abordaron su salto a la valla desesperados. Las imágenes y algunos testimonios no dejan lugar a duda, este ha sido posiblemente uno de los saltos más violentos que se han dado en la valla. El sistema de gestión migratorio genera situaciones tan absolutamente excesivas que ciudadanas que tienen derecho a solicitar asilo acaban convirtiéndose en personas irracionales y desmedidas. Lo que debería ser un trámite burocrático se convierte en una guerra. En definitiva las tres partes implicadas en lo que sucedió tienen su parte de culpa.
En cualquier caso, mirándolo todo con algo de perspectiva a mí lo que me sale pensar es que los culpables de lo que sucedió son los responsables de nuestro Gobierno que en lugar de proponer un sistema de gestión migratoria racional y ordenado han cerrado un pacto con un país vecino de dudosa calidad democrática. El Gobierno de Sánchez ha consolidado la externalización del control de nuestra frontera sur dejándonos en manos de Marruecos. Tener nuestra frontera manchada de sangre es una de las consecuencias de esta dejadez. Pero viendo la capacidad ilimitada de extorsión del Gobierno de Marruecos, todo hace pensar que hay mucho malo por venir. Salvo que gracias a más información y más periodismo de calidad, la ciudadanía española y el Gobierno de Europa decidan presionar a nuestro Gobierno para que cambie su enfoque. En eso tendremos que confiar.
Comentarios
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