Hoy es un día perfecto para escribir sobre Catalunya y la investidura más mediática de todos los tiempos. Sin embargo, creo que a ustedes les aburriría, porque sería dar vueltas a las escasas posibilidades que se pueden dar hoy o, por el contrario, divertirles al entrar en el juego de Puigdemont, que sigue coqueteando con la idea de que aparecerá en el Parlament disfrazado de limpiacristales o algo así. A pesar de haber sido votado siendo ya prófugo por casi 950.000 personas (segunda fuerza política en Catalunya), Puigdemont va camino de convertirse en el Ruiz Mateos disfrazado de Supermán de los años 90.
Así las cosas, prefiero hablarles del vídeo de la Casa Real para celebrar el 50 cumpleaños de Felipe VI. Soy conscientes de que ya se han reído de lo lindo, porque al final, en buena parte de la población, ha tenido el efecto contrario y, en lugar de resultar un vídeo cercano, ha terminado por ser un gag cómico al que los informativos han contribuido a hacer viral.
Sin lugar a dudas, la parte del vídeo que más juego da es esa escena de comida familiar. Todas las personas sabíamos que los reyes también comen... y con cubiertos, no con las manos como antaño, despedazando los asados con sus propios dedos. Dicho de otro modo, el vídeo en sí no aporta nada, aunque sí lo haría su making-of.
Este previo al vídeo que hemos visto, nos habría mostrado a un@s cuant@s secundari@s... más, incluso, de los que se ven en algunos largometrajes, porque ha habido momentos en los que el personal laboral de la Zarzuela ha superado el medio millar. De esta manera, habríamos podido ver quién cocina esa sopita caliente, quién ha puesto esa mesa con tantos platos de porcelana fina, quién la retira... cómo se friega...
Nos hemos perdido todo eso... así que si lo que pretendían era acercarnos a su realidad, no lo han conseguido, porque han querido pasar por real lo ficticio. Lo que sí hemos visto es que, por ejemplo, la que sirve la sopa es la mujer (la reina), mientras que el hombre espera ser servido dando un trago a su copa de vino... Puestos a fabular, podían haberlo hecho bien y que se viera al único hombre de la familia aportar al hogar... pero ni eso. Por cierto, que alguien le enseñe urgentemente a la reina a ponerse el cinturón de seguridad del coche (vean, vean el vídeo)...
Otro modo de haber hecho más cercano al rey, habría sido rodándole mientras hacía la Declaración de la Renta, enfocando con nitidez sus ingresos, sus gastos, lo que se desgrava... ¿Harán Declaración conjunta? Eso sí que habría ayudado a acercar a su persona... o con la imagen de una de sus hijas preguntándole "Papi, ¿por qué eres rey?"... y que él no supiera muy bien qué responder para que, en su cándida inocencia, la niña no le replicara con un "¿y eso es democracia?".
En suma, menos vídeos de marketing que no funcionan, como no funcionó aquel intento de Juan Carlos I de hacerse bloguero y que sólo pudo con un post... y más honestidad, más coraje democrático de preguntar al pueblo si queremos o no esta jefatura de Estado. Todo lo demás, humo.