Posos de anarquía

Justicia machista

 

Justicia machista
Imagen de archivo de la actuación "Un violador en tu camino" en Barcelona, el baile del movimiento feminista chileno Las Tesis que ha dado la vuelta al mundo. EFE/Marta Pérez.

España se desangra. Lo escribía el pasado jueves y tres días después era asesinada en Galicia la sexta mujer en lo que va de año a manos de su pareja. Hoy, conocemos el caso de Susana Flores, otra víctima que, quizás, salvó la vida defendiéndose de su agresor y, por hacerlo, pasará más de tres años y medio en prisión. Resulta descorazonador que mientras España se desangra, la Justicia no pone torniquetes, sino que asesta más puñaladas.

Lo sucedido con Flores no tiene ni pies ni cabeza. Va más allá, incluso, de que se haya omitido cualquier perpectiva de género en la causa; es puro sentido común. ¿Cómo es posible que el agresor sea condenado a una pena mucho menor y, además, se le conmute por un cursillo, y que la víctima sea criminalizada de este modo? ¿Cómo es posible que los atestados policiales de agresiones pasadas -con aborto incluido por una paliza-no hayan sido tenidos en cuenta para determinar, sin ningún tipo de género de dudas, que estamos ante un caso de violencia machista? ¿Cómo es que ni siquiera el testimonio de testigo de uno de los hijos, que ahora reclama el indulto para su madre, se haya tenido en consideración?

Contamos con polémicas sentencias del pasado en las que se reclama a las mujeres que ante una violación o se defienden o se juzgará como una simple agresión; ahora, por defenderse, la víctima recibe un castigo mayor que el agresor. ¿Qué mensaje está lanzando la Justicia? La sinrazón parece haberse apoderado de la lucha contra la violencia de género y en ese paraíso de lo absurdo el destino de las mujeres es aun más dramático. Han pasado cuatro años desde que España ratificó el Convenio de Estambul y continuamos sin cumplirlo. Vergonzoso... como vergonzoso es que la ONU nos pegue un buen tirón de orejas por nuestro suspenso en política de género.

Por otro lado, resulta pasmoso lo desapercibida que ha pasado la noticia en los medios de comunicación, mientras otros asuntos mucho más superficiales son tratados hasta el hastío. Este hecho, sin embargo, es reversible y está en la mano de todas y todos, en las redes sociales, en la presión popular que puede volver a situar este caso en el centro de la atención informativa. Flores lo merece, las mujeres lo merecen y, en último extremo, todas las personas que aspiramos a una democracia feminista lo necesitamos, porque está en juego la fe en la Justicia, que hace tiempo que agotó sus siete vidas, si es que algún día las tuvo.

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