Posos de anarquía

Indultos a destiempo

Indultos a destiempo
Representantes de partidos y entidades independentistas en la presentación de la propuesta de la ley de amnistía en la cárcel Modelo de Barcelona. — EFE

A medida que se acercan las elecciones catalanas, la polémica por los posibles indultos a las personas presas por el referéndum del 1 de octubre toma velocidad de crucero. A unos y otros les interesa enrocarse en sus respectivas posiciones; la diferencia estriba en que el gobierno quiere corregir una anomalía democrática, mientras que la derecha busca munición para agitar sus bases.

Los juicios por el procés jamás debieron celebrarse. Corrían otros tiempos, gobernaba Rajoy y su incapacidad manifiesta para dialogar y encauzar el debate sobre otro modelo de Estado terminaron judicializando el asunto catalán. Ahora, nos encontramos con presos políticos -por ese orden-, dado que tras habérseles negado el derecho a realizar una consulta que apoyaban millones de catalanes y catalanas, la llevaron a cabo pacíficamente, ante lo cual el Estado actuó con brutalidad policial, que indirectamente apoyó Felipe VI en un discurso infame.

Es hora de corregir esta anomalía y devolver a la política lo que nunca debió saltar a los tribunales. La derecha dividida entre PP, Cs y Vox arma revuelo, convencida cada una de las facciones que cuanto más reaccionaria sea su postura, más votos arañará. Especialmente interesante es el caso de los representantes del PP, que tras haber hecho el ridículo durante meses, tratando de minar la acción del Gobierno central acusando al ministro de Sanidad, Salvador Illa, de ser candidato del PSC y haber comenzado anticipadamente la campaña catalana, han visto como no podían estar más equivocados: Illa no es el candidato.

Desde Génova tienen pocas lecciones que dar en cuanto a los indultos. Aún tenemos frescos los que realizaron mientras gobernaban a mossos de d'esquadra que habían sido condenados por torturar a un hombre detenido por error, a los militares que falsearon la identidad de 30 de los 62 militares fallecidos en el accidente aéreo del Yak-42 o, incluso, a los condenados de una de las mayores vergüenzas democráticas de nuestra historia, el GAL, cuando los socialistas Rafael Vera y José Barrionuevo se libraron de sus condenas de diez años de cárcel gracias a Aznar.

En cuanto al Gobierno, vuelve a equivocarse. Como hoy detalla Javier Pérez Royo en eldiario.es, la mejor solución sería la amnistía y no el indulto pero, incluso asumida esta formula última, vuelven a errar en los tiempos. Dado que se trataba de una anomalía democrática, han tenido tiempo más que suficiente para aplicar medidas correctoras y alejarlas de este modo de la campaña catalana.

Obviamente, tanto a PSOE como Unidas Podemos les interesa esta proximidad, dado que ambos partidos han perdido relevancia en Catalunya y en sus cábalas creen que los indultos les darán aire fresco. Puede que así sea, pero ello implica volver a abrir la garrafa de gasolina para que la derecha la vierta en unos rescoldos que jamás se consumieron.

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