Agotados los terneros por besar, al candidato del PP a la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (PP), se le han antojado ahora los bebés. En una muestra de falta de ideas con que rellenar el programa electoral, el popular anunció ayer la puesta en marcha de un cheque bebé de entre 1.500 y 2.500 euros. Quería parecerse a su compañera de partido Isabel Díaz Ayuso (PP) y tras la frustrada campaña "más ganadería y menos comunismo", Mañueco plagia la idea de un cheque bebé anunciada por la presidenta madrileña en su investidura de junio de 2021.
La medida 447 del programa electoral del PP en Castilla y León reza "crearemos una nueva línea de ayudas para el fomento de la natalidad en Castilla y León, con un cheque bebé de una cuantía media de 1.500 euros por nacimiento de hijo o hija". Durante su paso por Palencia ayer amplió la información, sin concretar demasiados detalles, afirmando que las cuantías irán de 1.500 euros para el primer hijo, a 2.000 para el segundo y 2.500 para el tercero, con "un incremento de un 40 por ciento para el mundo rural".
Mañueco aún ha de ampliar los requisitos y condicionantes de ese cheque bebé para que no le suceda como a su admirada Ayuso, que ocho meses después del anuncio de la iniciativa se ha visto obligada a modificar las condiciones, como la obligación de estar empadronada 10 años, que ahora pasa a 5. Hasta que lo haga, la lista de personas que podrían verse beneficiadas es una auténtica incógnita.
La primera reflexión con esta manida medida del cheque bebé es si realmente cumple con su cometido, que es fomentar la natalidad. Si nos remontamos al gobierno socialista de la legislatura 2008-2011, cuando José Luis Rodríguez Zapatero se ganó las feroces críticas del PP por el establecimiento del cheque bebé, los resultados no fueron positivos. Puesto en marcha entre 2007 y 2010, si analizamos la tasa de natalidad del país vemos que salvo por el pico de 2008, no se fomentó la natalidad: Si ésta se situaba en 2007 en 10,86% y subía en 2008 hasta el 11,28%, en 2009 comenzaba a desplomarse hasta 10,65%, precipitándose en 2010 hasta 10,42%, es decir, un dato peor que antes de ponerse en marcha la medida.
Así pues, parece más que evidente que si realmente se quiere impulsar la natalidad en nuestro país es preciso poner en marcha otras medidas de mayor calado que, por lo general, son más complejas y menos populistas, algo que en una carrera electoral no se estila en este país.
El café para todos que supone un cheque bebé es una pésima idea. Mañueco lanza en precampaña proclamas de subvenciones de hasta 2.500 euros sin precisar si se tratará de ayudas indiscriminadas o se verán condicionadas al nivel de ingresos de las personas. Si no limita su adjudicación, esta ayuda que a priori está exenta de tributación podría llegar de igual modo a una persona millonaria que a quien está en situación de pobreza severa.
Oficialmente no ha comenzado aún la campaña electoral y Mañueco ya ha desplegado demagogia y populismo a partes iguales. De explotar bulos como los de las macrogranjas para desviar la atención sobre la causa abierta por presunta financiación ilegal al cheque bebé, ocultando sus verdaderas miserias que evidencian qué tipo de gestión le importa:
En su último informe, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) revela que casi el 20% de la población de Castilla y León estaba en riesgo de pobreza y/o exclusión social en 2020, lo que suponía un incremento del 18,7 % respecto al año anterior. A pesar de ello, ¿qué hizo Mañueco? Hacer caja, eliminando la renta mínima de inserción, dependiente de la Junta de Castilla de Junta y León, cuando se puso en marcha el Ingreso Mínimo Vital (IMV), a pesar de que ambas ayudas eran compatibles. Quizás sea de ahí de donde obtiene fondos con que financiar el cheque bebé.
Esas son las políticas que importan y no subirse al carro de medidas poco originales y de dudosa efectividad que, a la postre, suponen un desvío de dinero público para matar moscas a cañonazos, mientras se descuida a quienes peor lo están pasando. Esta deriva populista no ha hecho más que empezar y en plena campaña se acentuará.