Ciudadanos continúa siendo el perejil para todas las salsas. Dentro de su ultraconservadurismo con brochazos 'progres' a golpe de coaching, los de Rivera continúan navegando en un mar de pura contradicción. La euforia por la victoria electoral en Catalunya se ha ido desinflando, toda vez que ni siquiera les ha servido para presidir la mesa del Parlament. Ahora, con el punto de mira en las Generales, la parodia de Macron con subtítulos en español despliega un discurso diferente según el lugar en que lo pronuncie.
El clima de enfrentamiento fomentado en Catalunya, extremadamente beligerante que por momentos parecía sacado de los tiempos en blanco y negro y que propició que corriera por las redes sociales el supuesto apoyo de la Falange al voto para Inés Arrimadas, no funciona en toda España. Hay lugares en los que es preciso suavizar ese tono pero, incluso más allá de eso, lo que no parece tener mucho sentido es cargar contra el bipartidismo, acusándolo de rearmarse para parar el ascenso de la formación naranja y, al mismo tiempo, apoyar indistintamente y de manera simultánea gobiernos del PP y del PSOE.
Tampoco parece tener mucho sentido presentarse como adalid de la lucha anticorrupción y, en cambio, blindar a Cristina Cifuentes para que no comparezca en la comisión de corrupción por las actas del Canal de Isabel II. La Mesa de esta comisión había acordado esta comparencia el pasado jueves y, de hecho, C's la apoyaba, pero dentro de su política veleta, ha habido cambio de planes. Los de Rivera se han arrugado ante las presiones de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Alegan un "error de forma", pero todo hace indicar que el 'efecto Cifuentes' ha podido con Ciudadanos, que mete un palo en las ruedas de la lucha contra la corrupción, contribuyendo a la opacidad que dice combatir.
Lo más lamentable es que movimientos como éste no nos sorprenden a quienes calamos a Rivera y los suyos desde el principio. ¿Qué se puede esperar de un partido cuyas cuentas no son avaladas por el Tribunal de Cuentas? Para una formación política que, como es el caso de C's, presenta a su líder como el caballero anticorrupción debe de ser muy duro ver cómo el Estado no da el visto bueno a la deficiente gestión económica que han llevado a cabo, en la que los fondos públicos tienen un peso nada despreciable. Ese es el verdadero Ciudadanos, el que, como ha venido haciendo el Partido Popular (PP), utiliza la democracia como medio y no como fin, pudiendo prescindir de ella a conveniencia, Bajo ese concepto abstracto de Democracia, hay mucho más que acudir a urnas cada cuatro años.