Cuando en 2015 decidí dar el paso y presentar mi candidatura para la Alcaldía de Madrid nos enfrentábamos a una doble resignación. Nos decían, en primer lugar, que era imposible que el PP de Esperanza Aguirre perdiera las elecciones tras más de 25 años de gobiernos de derechas. Y, en segundo lugar, que incluso en la remota hipótesis de que obtuviéramos la alcaldía no conseguiríamos cambiar el rumbo del Ayuntamiento por la monumental losa de deuda en la que lo había sumido el Partido Popular.
El entusiasmo de miles y miles de madrileñas y madrileños que quieren a su ciudad permitió acabar con la resignación electoral. El 24 de mayo de 2015 se produjo un vuelco electoral en el Ayuntamiento de Madrid por un puñadito de votos: el último concejal se lo ganamos al PP por 7840 votos.
Desde el gobierno municipal conseguimos también poner en marcha cambios sustanciales en la gestión del Ayuntamiento. Claro que no hemos logrado todos los cambios que querríamos ni a la velocidad que nos gustaría. Nos encontramos en 2015 un ayuntamiento que tenía él sólo tanta deuda como todos los demás ayuntamientos de España, un ayuntamiento colapsado por la corrupción y la falta de ideas. Y, desde nuestra llegada, fuimos un ayuntamiento acosado por un gobierno central y autonómico del PP cuyos palos en la rueda sorteamos con eficacia y creatividad para que no impidiera que los madrileños y madrileñas vivieran mejor, con más derechos en una ciudad más justa y moderna.
Hoy nadie niega que Madrid es una ciudad mejor gestionada, con transparencia, participación y honestidad. En estos cuatro años hemos duplicado la inversión, aumentado un 70% el gasto social al tiempo que reducíamos la deuda un 54%. Madrid ha vivido una modernización de la movilidad, poniéndonos en línea con las principales capitales de Europa (París, Londres, Berlín, Amsterdam, Copenhague, Edimburgo...) y por fin la salud y la limpieza del aire es una prioridad para nuestro ayuntamiento. Hemos apostado por el reequilibrio territorial: por una parte reduciendo el IBI en los distritos más castigados por la crisis y por otra poniendo en marcha el Fondo de Reequilibrio Territorial, que se distribuye proporcionalmente al índice de vulnerabilidad de los 21 distritos y los ya 131 barrios de Madrid. Por primera vez el Ayuntamiento de Madrid ha adoptado la agenda feminista y la ecologista como propias poniendo a la institución a la altura de su ciudadanía.
En todos los ámbitos de la política municipal es innegable el giro copernicano tras tantos años de políticas conservadoras, injustas, inoperantes y antiguas. Me hubiera encantado hacer este cambio de la mano de todos los partidos que componen el Ayuntamiento pero desgraciadamente la oposición ha optado por el histrionismo, la exageración de las diferencias y el continuo tono apocalíptico que los hechos han desmentido una y otra vez. Frente al caos y el desastre anunciados continuamente, Madrid funciona, se moderniza y sus políticas sirven de ejemplo para muchas ciudades de Europa.
Cuando decidí presentarme a las elecciones de este domingo lo hice por dos motivos.
En primer lugar porque entiendo que nos queda mucha tarea por hacer. Girar un trasatlántico lleva su tiempo y más si en vez de la colaboración institucional que tanto habría beneficiado a los madrileños nos topamos, como ha sucedido, con un gobierno autonómico y central (cuando gobernaba el PP) utilizados como instrumentos de oposición al Ayuntamiento. Tengo el convencimiento de que en la próxima legislatura podemos tener a las tres administraciones en línea, colaborando y con el bienestar de las familias madrileñas como prioridad. En la próxima legislatura, sin duda, podremos avanzar mucho más en políticas de modernización, justicia y equilibrio y culminar muchos proyectos que tenemos empezados gracias a los cimientos puestos estos cuatro años.
En segundo lugar porque, como en 2015, las elecciones de este domingo se van a volver a decidir por muy pocos votos. Todas las encuestas coinciden en que nuestra gestión es muy bien valorada y que podemos ser la candidatura más votada. Pero también dicen que, de nuevo, muy pocos votos decidirán si el Ayuntamiento de Madrid sigue con un gobierno progresista que siga poniendo nuestra ciudad en la primera línea de las capitales europeas; o si vuelve a manos del PP y sus socios (Vox y Ciudadanos) que llevan toda la legislatura defendiendo un modelo de ciudad que recuerda más a la España de hace sesenta años, esa España triste y gris en la que el progreso se medía por el humo emitido y había que esconderse en la Casa de Campo para intentar ser libres.
Madrid se está jugando mucho en estas elecciones: los votos del domingo pueden mantenernos en el buen rumbo o devolvernos a unas políticas que hicieron mucho daño a Madrid y a las madrileñas y madrileños. Por eso os pido a todas las personas de Madrid que queráis que Madrid siga progresando, que siga avanzando como ciudad moderna, justa y habitable que vayáis todos y todas el 26 de mayo a votar la candidatura de Más Madrid. Nadie lo va a hacer por cada uno de vosotros, por cada una de vosotras. Nos estamos jugando el futuro y muy poquitos votos pueden inclinar la balanza.
Comentarios
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