Dominio público

La alimentación sostenible en las aulas para garantizar un futuro

Nerea Álvarez Seguín

Técnica de Comunicación y Educación para la Ciudadanía Global en CERAI

La alimentación sostenible en las aulas para garantizar un futuro
La alimentación sostenible en las aulas para garantizar un futuro

El 24 de enero se celebra el día de la Educación para recordar que es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. La educación tiene sin duda una función transformadora y puede actuar como garantía de un futuro sostenible.

La situación mundial pide un cambio de nuestro estilo de vida y la base de todo cambio empieza por la educación, es decir, por generar pensamiento crítico que impulse la aparición de nuevas propuestas transformadoras hacia un modelo alternativo.

Pongamos el foco en una de las problemáticas que ha señalado esta pandemia en varios informes: la fragilidad de nuestro sistema alimentario[1]. Nuestro sistema alimentario se ha demostrado débil en cuanto a que depende de la exportación e importación de productos de otros países, los denominados "alimentos kilométricos", en un momento de cierre de fronteras combinado con el confinamiento de la población.

Es obvio que el modo en que producimos y consumimos nuestros alimentos es insostenible. El actual sistema es un gran contribuyente a los efectos del cambio climático y tiene claros impactos negativos como el agotamiento de los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad, la explotación de mano de obra barata o la desaparición del campesinado, así como de pequeños productores y productoras, ganaderos y ganaderas, pescadores y pescadoras...

No olvidemos que muchas expertas han remarcado a partir de la aparición de la COVID-19 que muchos problemas ambientales asociados a nuestra acción humana, como la deforestación o los incendios para monocultivos o megagranjas, están asociados a la proliferación de enfermedades zoonóticas infecciosas que ponen en riesgo nuestra supervivencia. Es así que corre prisa educar a las nuevas generaciones, sobre las problemáticas, pero también sobre las soluciones, como lo es un proceso de transición hacia una alimentación sostenible para garantizar, como decía al principio, un futuro sostenible.

El alumnado tendría que empezar desde bien temprano a recibir una educación con un enfoque sistémico -un modo de enseñanza holístico e integral, es decir, que además de comprender cada fenómeno o situación por sí misma, también aborda las relaciones complejas que hay entre estos, superando una forma compartimentada o asilada de entender la realidad-.

La alimentación es la base de nuestra salud; asimismo, el modo en que producimos la comida también se verá reflejado en la salud de nuestro territorio y, en consecuencia, de nuestro planeta. Es necesario guardar bien en nuestra memoria esta relación. Temas como la sostenibilidad, la soberanía alimentaria y la agroecología suponen inevitablemente cuestionar el modelo de sistema agroalimentario global e incorporar conceptos como la justicia social en la alimentación, la producción y la distribución de alimentos, analizar la brecha norte-sur o el papel de la mujer en el mundo rural.

La alimentación sostenible en las aulas para garantizar un futuro
La alimentación sostenible en las aulas para garantizar un futuro

Por tanto, la pregunta es: ¿cómo se relacionan los contenidos de las asignaturas curriculares básicas con problemáticas actuales como el impacto del sistema alimentario o la crisis climática? Más allá de comer en el comedor escolar, ¿cómo se aprende acerca de la alimentación en los espacios educativos?

Estas temáticas pueden aplicarse a diversidad de asignaturas, como ciencias naturales o sociales; al introducir la alimentación sostenible se estudia de dónde vienen los alimentos, qué son los productos de temporada, de proximidad, ecológicos o conceptos como ecodependencia o interdependencia.

El profesorado de esta forma podría incitar al alumnado a profundizar y reflexionar, además, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible[2]. . O lo que es igual,  participar en promover una educación transformadora que camina hacia el hambre cero en el mundo, la igualdad de género o promover una producción y un consumo responsables.

CERAI: Un ejemplo de enseñanza de alimentación sostenible en centros educativos

Desde 2016, el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional, CERAI, dentro del proyecto de ‘La Sosteniibilitat Al Plat’, financiado por la Generalitat Valencia y el Ajuntament de València, ha trabajado para dar un impulso a un proceso de transición hacia una alimentación sostenible en los comedores escolares. El trabajo se hace desde la introducción de conceptos como alimentación sostenible, alimentos de temporada y de proximidad, agroecología, soberanía alimentaria o ecofeminismos en las aulas, con formación a toda la comunidad educativa: profesorado, alumnado, AMPAS, monitoras y monitores y personal de cocina del comedor escolar.

El resultado ha sido incluir estos contenidos en más de quince centros escolares dentro de la Comunidad Valenciana, en suma, también se ha comenzado a hacer este año pasado en Madrid y Baleares mediante otros proyectos. En total, en la Comunidad Valenciana, más de dos mil quinientos alumnos y alumnas se han visto beneficiadas de estas formaciones y más de quinientos profesores y profesoras.

La alimentación sostenible en las aulas para garantizar un futuro
La alimentación sostenible en las aulas para garantizar un futuro

Esta semana, en torno al Día de la Educación, desde CERAI estamos compartiendo en redes sociales una serie de recursos educativos con este mismo objetivo. La maleta pedagógica Yo consumo con conciencia, siembro esperanza, el libro de actividades: El huerto escolar nos enseña a comer o el cuadernillo biográfico con actividades Yayo Herrero. Poner la vida en el centro. Todos son materiales creados para que el profesorado se apropie de ellos y pueda encajar nuevas herramientas pedagógicas a partir de las cuales innovar en la enseñanza de las asignaturas dentro del currículum escolar. También, están pensados para trabajarlos las familias en casa y en espacios de educación no formal como ludotecas o espacios recreativos infantiles.

Esto nos lleva a señalar también, con la excusa de la celebración de este día, un espacio dentro de las horas lectivas en los centros escolares, que a veces se nos olvida y que tiene una función esencial en el aprendizaje: el comedor escolar.

El comedor va asociado a un proyecto educativo. Tenemos que tener en cuenta aspectos ya no solo nutricionales, sino ambientales, sociales y económicos, que existen alrededor de un acto tan cotidiano y necesario como es comer, que requiere gran atención durante la etapa escolar. En estas edades en pleno crecimiento, sin duda, la alimentación es clave. Además, el comedor es un espacio donde se aprenden y asimilan conceptos, hábitos y comportamientos que les marcarán en el futuro.

Desde CERAI, sabemos que para que se dé un cambio de alimentación y hábitos alimentarios que favorezcan la aceptación de una nueva propuesta de comedor más sano y sostenible, es vital comenzar en las aulas. Para ello, también hace falta incidencia política e implicar a las administraciones competentes para que la consciencia crítica adquirida durante la etapa escolar se vea reflejada diariamente en el plato del comedor.

En definitiva, que la compra pública alimentaria sea también un elemento pedagógico y que cuando el alumnado coma en el mes de enero una naranja ecológica valenciana sepa relacionar esa fruta con los contenidos aprendidos en el aula, con su salud, con el esfuerzo del campesinado y con la mejora de las condiciones de vida en el único planeta habitable.

[1] http://www.ipes-food.org/_img/upload/files/COVID-19_CommuniqueES%281%29.pdf

[2] https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/

 

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