Dominio público

Casado y sus corruptos: faltaba Erguido

Ana Pardo de Vera

Este jueves supimos que el juez Manuel García-Castellón había decidido cerrar la investigación de la Kitchen, cuando aún no se había indagado siquiera sobre el teléfono con el que José Manuel Villarejo decía comunicarse con el entonces presidente Mariano Rajoy. Los procesados por esta trama mafiosa, que pretendía salvar al PP de la Justicia por su financiación ilegal e incluye uso de fondos reservados, agentes policiales, utilización de la violencia, espionaje, captación de corruptos,... son el exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y la cúpula policial que participó en el caso, excluyendo al director general de la Policía Nacional de entonces. Ignacio Cosidó, no obstante, no es la salida más inexplicable de este juicio, donde por protagonismo ganado a pulso, Dolores de Cospedal y su marido, Ignacio López del Hierro, junto al propio Rajoy, ocupaban el podio.

Cuando a Pablo Casado le preguntaron por Fernández Díaz y su procesamiento, así como de Cospedal y su inocencia, según el juez, se le vio incómodo. Las preguntas de los periodistas sobre este asunto no eran fáciles, aunque enseguida se recuperó y recordó que la suspensión de la militancia a Fernández Díaz y la no suspensión a Cospedal las decidió él. Y acertó, se jactaba inexplicablemente, como si él conociera de antemano las decisiones de García-Castellón, mal por un lado, o él administrase las sanciones en su partido en función de su carrera de Derecho, su máster y sus conocimientos jurídicos. Ay...

Diga lo que diga el presidente del Partido Popular -que lo único que acertó a afirmar con contundencia es que él con Villarejo no tenía nada que ver-, su historia en el partido es la que es y ya no puede sustraerse de ella. Que se niegue a asumirla como si él fuera un cuerpo independiente, creado en otra dimensión y que emergió de la nada en la séptima planta de la calle Génova, solo le perjudicará cada día un poco más. Por un lado, su desprecio ahora por Fernández Díaz, que al final, era el mandado de más nivel de la cúpula del PP (Rajoy y Cospedal, número uno y dos del partido respectivamente), es de un cinismo y cobardía que nadie con un mínimo de sentido común puede creerse. El exministro del Interior fue uno de los primeros nombramientos de Casado en el Comité Ejecutivo cuando ganó las primarias del PP frente a Soraya Sáenz de Santamaría y Cospedal, concretamente, como responsable de la Secretaría Ejecutiva Nacional de Interior y Libertades. Ya se conocían los escándalos de la operación Cataluña, contra Podemos, los audios del despacho ministerial desvelados por Público o el ya antológico "La Fiscalía te lo afina", pero a Casado le importó nada. ¡Marchando una Secretaría Ejecutiva para el señor Fernández Díaz!

Sobre Cospedal, qué decir para no repetirme: su valedora, la prestamista de votos para que Casado humillase a la eterna rival Sáenz de Santamaría... Casado siempre llevará colgado del cuello el cartel de Mi liderazgo en el PP se lo debo a Cospedal, y él es consciente del tamaño del letrero. Por eso no le suspendió la militancia cuando la exministra de Defensa fue imputada por García-Castellón (pa'qué, pa'na...); por su deuda infinita con la expresidenta de Castilla-La Mancha, que no tenía ninguna simpatía por el retoño de Esperanza Aguirre y José María Aznar, pero aun menos por la exvicepresidenta de Rajoy.


El día 29 de julio, sin embargo, no terminaba con Fernández Díaz y Cospedal, aunque el hecho último sobre corrupción de este jueves -que se sepa- haya pasado más desapercibido ante la sorprendente (o no) decisión de García-Castellón, sino con David Erguido, exsenador de la Comunidad de Madrid por designación autonómica y diputado en la Asamblea. ¿Y quién es David Erguido? Un amigo muy cercano de Casado, compañero incansable, empuje firme para su liderazgo, hooligan entregado a la bronca y a la bravuconería voxista, promesa indiscutible en el equipo del líder (con permiso de Teodoro García-Egea)..., Erguido fue concejal en Algete y ahora va a sentarse en el banquillo junto a Francisco Granados, exconsejero de Aguirre, y otras 14 personas más por la trama Púnica, "por las supuestas corruptelas en cinco Ayuntamientos gobernados por el PP y dos entidades de la Comunidad de Madrid", según recoge El País citando el auto del juez de la Audiencia Nacional.

Es tan bochornoso todo lo que ha rodeado a Casado en su llegada al liderazgo del PP que cuesta creer que todavía no haya tomado medidas drásticas contra tanta podredumbre, incluyendo a su secretario general García-Egea y el trato privilegiado que le dio a un familiar en la sanidad murciana, en plena pandemia y con la complicidad del presidente de la Región, Fernando López Miras. Sin olvidar la denuncia contra la periodista de Infolibre por denunciar este nepotismo de manual. ¿Qué más nos queda por saber? Mucho, y si no me creen, atiendan al juicio de la trama Kitchen, cuando hablen Fernández Díaz y el grupo de policías que ya no deben nada al PP más que la posibilidad de dar con sus huesos en la cárcel. You ain't seen nothin' yet... The best is yet to come.

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