Los primeros avisos los dieron los efectos cada vez más notables del cambio climático. La pandemia puso el resto. El vaso del crecimiento urbano incontrolado de las ciudades está colmado y ninguna localidad, sea pequeña, mediana o grande, puede mirar hacia otro lado. El tiempo corre en nuestra contra.
Diré algo que puede sonar extraño: durante estos meses de pandemia, en Rivas nos reencontramos con nuestra propia ciudad. Sé que puede resultar curioso, pero no lo es para un municipio en el que gran parte de sus habitantes, en definitiva, tiene que recorrer largas distancias durante el día para acudir a su trabajo en Madrid. Durante estos meses de cierres perimetrales y de teletrabajo, los desplazamientos desde nuestra localidad hasta la capital se redujeron drásticamente y muchas personas que hasta ahora no podían por falta de tiempo, comenzaron a prestar más atención a sus calles, a sus barrios. Hemos vuelto a tomar conciencia de la importancia que tiene la proximidad en nuestra vida diaria.
En esas miradas, en plena pandemia, con una crisis económica en ciernes y con las consecuencias del cambio del clima, empezaron a reflejarse ciertos anhelos de cambio respecto al planteamiento urbano. ¿Están las ciudades pensadas para vivirlas o tan solo para dormirlas y recorrerlas en coche hasta otros horizontes? Nos toca reflexionar acerca del modelo de ciudad que queremos construir para las próximas décadas.
En nuestro caso, esta reflexión queremos que sea de la ciudad, no solo de quienes ahora gobernamos, porque al contrario de lo que dijo aquel, la calle es de todos y de todas las que la habitan. Por eso hemos decidido convocar una consulta ciudadana en la que el conjunto de habitantes de Rivas de más de 16 años podrá escoger entre seguir creciendo como hasta ahora, sin control, o, en caso contrario, paralizar durante unos meses el incremento urbanístico y poblacional para replantearnos la ciudad en su conjunto.
Rivas ha sido y seguirá siendo siempre acogedora. Muchas familias han querido venir a vivir a nuestra ciudad en los últimos años gracias al gran valor de los recursos y servicios públicos que ofrecemos. No en vano, somos la ciudad con mayor tasa de actividad por quinto año consecutivo, uno de los primeros diez municipios con menor tasa de desempleo o una de las localidades con mayor esperanza de vida, menor tasa de mortalidad y mayor número de hijos y/o hijas por mujer.
Nuestra ciudad continúa siendo la que más crece año a año en la Comunidad de Madrid. Solo en la última década, incrementamos nuestra población en más de 25.000 personas. Si hace diez años estábamos en cerca de 75.000 habitantes, hoy nos hemos situado al borde de los 100.000 y, por desgracia, este constante crecimiento poblacional no está siendo proporcional al aumento de los servicios públicos que hasta ahora nos hacían ser un destino atractivo.
En Rivas, todo lo que tenemos lo hemos conseguido tras mucha pelea, luchando hasta la extenuación para lograr unos recursos que todos y todas merecemos. Sería lógico, entendemos, que el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid llegáramos a un acuerdo para acompañar el crecimiento con más recursos, pero no es así. Es más, en lugar de asegurar nuevos centros educativos o sanitarios, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha impulsado una nueva ley de Suelo que prácticamente es una barra libre para promotoras y constructoras.
En España, si las ciudades han colapsado lo es también por un modelo urbanístico fracasado que tuvo como única apuesta el ladrillo. Es sorprendente – quizás no tanto – que el Partido Popular insista en sus mismos errores.
Siendo honestos, y eso es lo que cualquier persona que gobierna debe hacer con las personas a las que representa, en estos momentos es muy posible que si una familia llega hoy a vivir a Rivas no pueda encontrar plaza escolar. Crecemos a un ritmo muy desacompasado, y cuanto más aumenta la población, más colapsan servicios básicos como la educación o la sanidad.
Aunque sea de manera temporal, debemos parar el crecimiento urbanístico residencial y repensar de manera participativa cómo queremos que sean las ciudades. Eso haremos en Rivas si la gente vota a favor de nuestra consulta.
El debate ya no es solo crecer o no crecer sino de qué manera. Según Carlos Moreno, profesor de la Sorbona y asesor en materia de urbanismo de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, existen seis funciones sociales urbanas que hacen que las personas tengan calidad de vida: contar con una vivienda digna, tener un trabajo físico o digital en proximidad, tener la posibilidad de comprar en cercanías, acceder a una salud física o mental igualmente próxima, cultura y educación.
Este es el modelo al que todas las ciudades debemos aspirar, lugares en los que habitar no sea solo un trámite para desarrollarse después en otros sitios.
Comentarios
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