Dominio público

Paga a un rojipardo para que te felicite el cumpleaños

Miquel Ramos

Periodista. Autor de 'Antifascistas'

Paga a un rojipardo para que te felicite el cumpleaños
Captura de pantalla de la web donde puedes pedir que el filósofo Diego Fusaro te felicite el cumpleaños a cambio de dinero

Celebra tu cumpleaños, graduaciones e incluso las fiestas con un video personalizado. Hay estrellas de la tele, influencers, futbolistas, actores, músicos y los llamados emprendedores. Unos por 15 dólares y otros por 200, te envían un vídeo para que fardes con tus colegas. Uno de los que ofrece este producto es un supuesto filósofo marxista, que no hace mucho era promocionado en España tras la publicación de su último libro, criticando el turbocapitalismo y el hedonismo, reivindicando la familia tradicional y cargando una vez más contra la izquierda ‘arcoiris’.

"Generación Erasmus, rasta en el pelo, odio al pueblo, nihilismo hedonista, neoprogresismo liberal, fucsia y arcoiris. Una juventud sin esperanza." Así definía en un tuit este autodenominado filósofo marxista a Carola Rackete, capitana del barco Sea Watch 3, que rescataba personas migrantes de morir ahogadas en el mar y que fue detenida por desembarcar en Lampedusa a varias personas rescatadas en junio de 2019. Lo recordé ayer mientras los informativos reproducían las imágenes de los cuerpos de decenas de náufragos en Calabria y alertaban sobre el nuevo decreto de la neofascista Meloni, hoy primera ministra de Italia, contra los barcos de rescate.

Horas más tarde me encontraría con la web en la que este supuesto marxista ofrecía un video personalizado por 60 dólares para felicitarte el cumpleaños.

El barco Geo Barents de Médicos Sin Fronteras lleva días inmovilizado en el puerto italiano de Ancona. El decreto recién aprobado del gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni contra el rescate de personas en el mar obliga a estos barcos a desembarcar en puertos lejanos de las zonas de rescate, alejándolos de las zonas calientes por donde cruzan las personas de África a Europa, dejando así a su suerte a los que esos días se embarquen para atravesar esa fosa común que es hoy el mediterráneo.

Hay muchos más desaparecidos a orillas del mediterráneo. Se calcula que son más de 23.000 las personas que perdieron la vida en esta travesía desde 2014. La jurista y politóloga Irene Graíño nos ofrecía ayer en estas páginas un duro e imprescindible reportaje sobre las mortales políticas migratorias europeas y la insultante indolencia y complicidad de nuestros gobernantes. A ello hay que añadir la complicidad, por qué no decirlo, de una parte de la ciudadanía que no solo avala esta necropolítica, sino que compra la chatarra racista y supremacista de los charlatanes que la refuerzan, aunque estos se disfracen de izquierdistas para hablar exactamente igual que un fascista.

Diego Fusaro, el supuesto filósofo marxista que insultaba a Carola Rackete ha pasado recientemente por España, arropado por alumnos y participantes habituales de los think tanks de Le Pen y de Vox (ISSEP y Disenso). Quienes llevan años promocionando y reivindicándolo, se fotografiaron con él en Madrid tras presentar su último libro. Este ha sido publicado por El Viejo Topo, la revista que un día fue referencia para la izquierda y que hoy nos ofrece este caramelo envenenado. Cuando estuvo en Barcelona hace pocos años ya reunió entre el público a algunos que siguen llamándose marxistas y a conocidos nazi-fascistas del sector nacional-bolchevique. Los mismos que llevan años trayendo a Alexandr Dugin a España y traduciendo sus obras al español. No era de extrañar que estos encontraran en Fusaro un nuevo caballo de Troya. Algo que ya llevaban tiempo haciendo los nazis italianos de Casa Pound invitando a Fusaro a dar charlas sobre Marx y a escribir en su periódico Il Primato Nazionale. El fascismo siempre ha tratado de confundir a los revolucionarios usurpando parte del imaginario y la retórica izquierdista, y a pesar de ello, hay quienes todavía no solo pican, sino que colaboran a sabiendas.

El personaje no tiene prácticamente relevancia en la izquierda, a pesar de lo que los medios de derechas quieran, y por lo que se empeñan insistentemente en promocionarlo. Son conscientes de que este y otros personajes les son útiles para abrir brecha en sus enemigos, insertando marcos propios en terreno hostil bajo la apariencia de izquierdismo, y zumbando sin cesar al resto de izquierdas. Para ello retuercen a su conveniencia los textos marxistas que, sacados de contexto o directamente manipulados, pueden encajar en su cruzada rojiparda. Lo advirtió la periodista catalana Alba Sidera hace años en un brillante artículo titulado Fusaro como síntoma, cuando empezó a ver cómo cierta izquierda española se postraba ante este sujeto:

"La extrema derecha en Europa tiene hoy por hoy dos grandes objetivos. Ambos se encuentran en el eje del discurso de Fusaro. Uno es contraponer los derechos sociales a los civiles: si los trabajadores sufren malas condiciones laborales es porque la izquierda solo se ocupa de los derechos de las mujeres y la comunidad LGTBI. El siguiente paso es suprimir estos derechos. El segundo objetivo es contraponer los últimos (inmigrantes) a los penúltimos (clase trabajadora)."

Por suerte, estos son prácticamente irrelevantes más allá de sus burbujas en internet y en los medios derechistas que los promocionan, a pesar del ruido que hacen y de sus constantes e insistentes provocaciones. Lo que pasa es que, al final, el personaje acaba devorando a la persona. "El capital quiere ver en todo sitio átomos de consumo, anulando toda forma de comunidad solidaria extraña al nexo mercantil", decía Fusaro en uno de sus textos. Y no hay mejor señal para cerciorarse de ello que ver cómo él mismo pasa de un día a otro de criticar el turbocapitalismo y el nihilismo hedonista, a vender felicitaciones de cumpleaños junto a protagonistas de reality shows.

Mientras, los barcos de rescate siguen sorteando las trabas que siguen poniendo tanto el gobierno ultraderechista de Meloni como la propia UE para salvar vidas. La ausencia de vías seguras para las personas que huyen de las guerras fuera de Europa sigue haciendo necesaria la labor de quienes huyen de la retórica para demostrar su humanidad y su solidaridad con hechos. Aquellos a los que acusan de fucsias y arcoíris se juegan la vida salvando otras vidas en el mar y desafiando al sistema, mientras que quienes los tratan de ridiculizar, monetizan su odio y su compadreo con los fascistas.

 

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