Dominio público

¿Quién gana y quién pierde en la moción de censura de Tamames y Vox?

Sato Díaz

Jefe de Política de Público

Ramón Tamames, Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros, en la bancada de Vox, abajo integrantes del Gobierno. / Eduardo Parra (Europa Press)
Ramón Tamames, Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros, en la bancada de Vox, abajo integrantes del Gobierno. / Eduardo Parra (Europa Press)
22/3/2023

La segunda moción de censura presentada por Vox contra Pedro Sánchez en lo que va de legislatura ha terminado sin grandes sobresaltos. Ramón Tamames fracasa en su intento de sacar al socialista de la Moncloa. En total, han votado 365 diputados, cinco no lo han hecho. De ellos, 201 han dicho 'no', 53 han votado a favor y 91 se han abstenido.

Que la ultraderecha tenga la capacidad de imponer sus ritmos políticos y mediáticos y de encontrar tantos espacios para colocar sus mensajes nunca puede ser una buena noticia. Por eso, ante la pregunta de '¿quién ha ganado y perdido en la moción de censura?' la respuesta evidente es que ganar, lo que es ganar, no ha ganado nadie.

Si escarbamos un poco más, sí que podemos extraer algunas conclusiones en términos de réditos políticos, electorales y comunicativos que han podido lograr en estas dos sesiones las distintas opciones políticas. Así ha quedado el marcador de la moción de la censura a ojos de quien escribe:

Ramón Tamames: Un personaje del pasado que ha conseguido ser protagonista en el presente, lo cual ha llevado también a que nuevas generaciones conozcan sus contradicciones, cambios de chaqueta y mezquindades históricas. De luchador antifranquista del PCE a pregonero de la ultraderecha. El academicismo ha brillado por su ausencia en los discursos del profesor de Economía. Tras el debate, los diputados ultras se agruparon en sus escaños y entonaron  un "¡Viva España!"... y un "¡Viva don Ramón!". La figura de Tamames ha seguido empequeñeciéndose, se quedará para el folklore.

Vox: Sus portavoces en la tribuna no han conseguido destacar, la brillantez en la oratoria no ha estado presente en las dos jornadas de moción, en general, salvo algunas excepciones. Desde luego, no lo estuvo en las intervenciones ni de Santiago Abascal ni de Iván Espinosa de los Monteros. Si Vox quería ampliar horizontes al proclamar como candidato de la moción a alguien de extramuros del partido, Tamames, sus discursos fueron muy de consumo interno hasta el punto de que habrán expulsado a los no acérrimos. Vox suma otra derrota parlamentaria y da alas y cohesiona al Gobierno de coalición, que hace frente común contra la ultraderecha.

Una única cuestión a su favor: el PP se abstiene (en la pasada moción de censura de Vox votó en contra), el partido de Alberto Núñez Feijóo normaliza a los ultras y les abre la puerta a los pactos de coalición tras autonómicas y municipales. La campaña no será bronca entre la derecha y la ultraderecha.

PP: La marcianada de la moción ha podido separar a Vox del electorado menos fiel, menos politizado, lo que puede tener como consecuencia que más voto derechista se concentre en el PP. Ahí puede estar una lectura de la abstención y del tono bronco con Sánchez del discurso de Cuca Gamarra. Sin embargo, el mayor problema demoscópico del PSOE tenía que ver por la constante fuga de votos, en los últimos meses, hacia el PP. Un Feijóo que hace carantoñas a la ultraderecha puede frenar ese trasvase.

Por otro lado, la ausencia del líder gallego puede volverse en su contra si no consigue tomar protagonismo en las próximas semanas, precisamente cuando Isabel Díaz Ayuso más puede robarle el foco ante la proximidad de la campaña madrileña. Feijóo necesita que hablen de él o puede quedar eclipsado en la velocidad de los medios de la actualidad.

PSOE y Pedro Sánchez: Sale bien parado de la moción el mundo socialista, pues consigue instaurar un marco: existen dos opciones políticas en este año electoral, la coalición de PSOE y las izquierdas o la de PP y la ultraderecha.

El presidente del Gobierno ha mejorado mucho en su rol de orador y se desenvuelve con soltura en el escenario parlamentario, ha usado sus destrezas. Su discurso del martes por la mañana, cuando el debate fue seguido por más de un 20% de cuota televisiva, supuso una exposición pormenorizada de la acción del Gobierno durante estos años. Un discurso que deberían aprenderse los candidatos socialistas de cara a las próximas citas electorales, según reconocen en Moncloa.

Yolanda Díaz: Es, posiblemente, la que más rédito político y mediático ha sacado a esta moción de censura. El pacto con Sánchez para repartirse la respuesta al candidato Tamames da una imagen de fortaleza del Gobierno de coalición, un ejecutivo que según las predicciones más cenizas no duraría mucho tiempo y tiene visos de acabar con soltura la legislatura, y protagonismo a Díaz como presidenciable. Al hacer coincidir en el tiempo el anuncio de la fecha de la proclamación de su candidatura a presidenta del Gobierno, el próximo 2 de abril, con su discurso en el Congreso, ha conseguido generar mucha expectación y logrado espacio mediático.

Sin embargo, esto ha tensionado más las costuras dentro del espacio político que aspira a representar. Podemos ha endurecido el tono con la vicepresidenta y exige un acuerdo cuanto antes. Se han acelerado los tiempos en la construcción de la nueva confluencia de las izquierdas y, si Díaz no es capaz de seducir a los dirigentes de Podemos (o la formación morada no cede en virtud de un acuerdo), el choque parece garantizado y las consecuencias son difíciles de prever en estos momentos.

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