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Oposiciones en RTVE. Que salga la corrupción, pero que salga toda

G.P.A*

Oposiciones en RTVE. Que salga la corrupción, pero que salga toda
Opositores conversan con un examinador a la entrada del campus de Somosaguas tras el anuncio de la suspensión de los exámenes de oposición de RTVE.
Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

*El autor de este texto ha pedido mantenerse en el anonimato por miedo a sufrir represalias y perder su trabajo en RTVE. En Público conocemos su identidad y hemos podido verificar su historia.

Uy, qué polémica. Ha habido supuestas filtraciones en el examen de las oposiciones de Información y Contenidos del pasado 29 de septiembre. Vaya, qué grave. Lo es, claro.

Yo fui una más de las postulantes que esperaba a las puertas de una facultad para hacer ese examen que me podía salvar, al fin, la vida laboral para siempre.

Pero hablemos de corrupción en RTVE. Presunta, siempre presunta.

Cuando empiezan a rular los mensajes acerca de la cancelación hay un murmullo generalizado, decenas de ojos buscando una respuesta en su móvil. Va creciendo la indignación.

¿De quién? Pues de recién graduados probando suerte, compañeros de otros medios buscando estabilidad. Y, por supuesto, contratados (interinos o por obra) de "la casa". El nombre suena un poco a mafia, "la casa". Hay que reconocerlo.

Pero hablemos de corrupción.

Los de "la casa" muestran especialmente su indignación. "Vamos a hacer una huelga, esto es inadmisible, vamos a parar los Telediarios, sin nosotros no son nada". La realidad es que el número de contratados sin plaza fija es muy alto. No hay oposiciones desde 2007.

Yo, que a ratos soy de "la casa", sólo observo. No despotrico. Sí me desmorono, porque soy de las que lleva años estudiando y meses encerrada en casa.

Poco a poco me empiezo a cabrear. Entre el grupo de "peleones" veo unas cuantas caras de personas que tienen interinidades largas, de esas que duran años, gracias, presuntamente, a ser hijos, hermanos, parejas, amigos, etc. de personal fijo de "la casa". Que además de trabajo y comida les dan muchos puntos de cara a esta misma oposición, a algunos les da incluso plaza por antigüedad sin tenerse que examinar.

Porque en "la casa" las sustituciones van a dedo, así, tal cual. Hay un oscuro proceso por el que te llaman si estás en una opaca base de datos (es requisito obligatorio), pero que no garantiza nada.

En su día hice el Máster de RTVE, que supuestamente te daba probabilidad de trabajo y gracias a las prácticas entré en ese pozo negro llamado base de datos. Pero, cosas de la vida, ese año apenas hubo contratos para nosotros. Sin embargo, durante el curso se hicieron varios, uno de ellos incluso a un compañero del máster sin haberlo terminado. Esos supuestos dedazos son plazas asentadas sin examen en este mismo proceso en el que nos encontramos inmersos.

Yo llegué años después, tras muchos currículums enviados recordando a todo quisqui que estaba en esa magnífica base de datos y me podían contratar. Y un día pasó. ¡Aleluya! Pensé que trabajando bien ya me llamarían para siempre. Bendita inocencia.

Primer contrato, baja de maternidad más lactancia. Ole, ole. Buah, qué pasada 5 meses y medio de trabajo asegurado. Pero, a los 4 meses me dicen que gracias por todo, que lo he hecho muy bien. Y yo, "¿pero y la lactancia?". "Se la damos a Pepita". Pepita es del grupete de amiguetes de las súperjefas. Yo a cuadros, pero sonriendo, que quiero seguir trabajando.

Les doy pena y me ofrecen un contrato en otra ciudad que implica mudanza en días. Consigo que me alquilen un piso por teléfono y allá voy con mi coche hasta los topes.

Tras problemas personales, entro en depresión. Pero como soy sustituta y no hay lista que garantice que me seguirán llamando (como sí ocurre en el resto de trabajo público) no les puedo fallar, tengo que hacer todo y más para que sigan contando conmigo, así que no paro con el consecuente esfuerzo emocional y de salud. Termina la baja. Desmonta piso, pierde fianzas, nueva mudanza, y pa' casa.

Tras otro contrato de un mes en mi ciudad, de nuevo interinidad lejos. Venga, pues allá voy. Nuevo piso y nueva mudanza. Esta baja se espera que dure casi un año. Hasta me podré a apuntar a clases de zumba, "ueee", y empezar a estudiar para las "opos", que dicen que están al caer (era 2021, a puntito estaban). A los 4 meses de un día para otro, literalmente, me trasladan de ciudad indefinidamente. Pero, ¿y mi vida? ¿Cómo me organizo si me cambian de ciudad sin avisar? Es mi problema, claro.

Otros 4 meses, sin planificar nada porque me pueden devolver al punto de origen en cualquier momento. Clases de zumba a la basura. Si es quéeeee, ¡tengo cada capricho! Y así es "que te vuelves el lunes". Pues pa'llá voy. Tres meses más y a la calle. Desmonta piso, pierde fianza, mudanza otra vez.

Me llaman, me ofrecen otros 4 meses en otro destino. Venga, voy. Busca piso y nueva mudanza en menos de un mes. Con la esperanza de que me contraten más tiempo allí, que lo de vivir cada cuatro meses en un sitio ya me pesa; que tengo una edad.

Me exigen como veterana que soy y cumplo. Pero inexplicablemente (porque si no trabajara bien me hubieran puesto a hacer rótulos, sin menospreciar los rótulos) me defenestran y me dicen que los contratos buenos, de esos que duran, no llegan para contratarme a mí. Pero sí llegan para una becaria, que, oh casualidad, es hermana de alguien de Radio Nacional.

Como las sustituciones son a dedo, según el convenio al cual me remito , nadie puede cuestionar ninguno de los contratos. Así que a callar y seguir mendigando. Tengo fe y espero. Los jefes, dicen, están contentos y me tienen en sus oraciones. ¡Será por rezar!

En eso, nuevo revés personal grave. Pero necesito trabajar, no puedo comer, ni cogerme baja (justificada) si no trabajo, ni pedir apartarme temporalmente de la supuesta lista, que ni sé si existe, ni con qué criterios o condiciones, sin consecuencias. Y no puedo coger una baja si me contratan para sustituir otra baja porque "no me llamarán más". Me explota la cabeza.

Apenas han pasado dos meses del fin de mi contrato en el último destino y 7 meses desde la anterior mudanza. Ya llevo 3 mudanzas en un año. Y me ofrecen irme de nuevo a la ciudad que dejé hace unos meses. Ole, ole, ole. Colapso.

Así que por primera vez digo que no, que no puedo más, y cometo "el error" de quejarme, de decir que esta situación me desquicia. Que por favor, no me tengan de acá para allá cuando se están firmando contratos más largos y que no entiendo por qué si trabajo bien a mí no se me ofrecen. La desesperación me hace hablar de más. Silencio.

Me vuelven a ofrecer, otra vez, un contrato en otro destino, "porque necesitan a alguien activo y yo soy perfecta" y como para hacerme un favor a pesar de mi actitud.

Insisto en que mi situación personal es grave. Que de verdad no me puedo hacer cargo de otra doble mudanza ahora. Que si es en mi ciudad me puedo organizar. Pero esos contratos en casa siguen pasando como balas perdidas a mi alrededor para impactar, presuntamente, en el grupete de amiguetes de las superjefas. ¡Qué casualidad que a mí sólo me llegan los contratos "mierder" y lejos!

Yo cada vez estoy más desesperada de ver las injusticias pasar ante de mis ojos. Porque nada es transparente, y si fuera una empresa privada, otro gallo cantaría, pero no lo es. Los sindicatos intentan apoyar, pero llegan hasta donde pueden, que al menos en mi caso, no ha sido nada lejos.

Los contratos se reparten por simpatías, y si queda alguno suelto y de casualidad estás ahí, puede, tal vez, que te toque a ti. Con la consiguiente presión de estar siempre disponible y no fallar. No hay una lista de méritos y antigüedad clara. Nadie sabe qué criterios supuestamente se siguen. Tampoco sabrás nunca qué has hecho presuntamente mal para que no cuenten contigo en los contratos "buenos" mientras siguen llamándote para el resto.

Pero hablemos de corrupción.

Pasan un par de meses y se vuelven a acordar de mí. Un contrato de los largos. ¡Al fin! Pero en la otra punta de España. Por mi situación personal no tengo fuerzas para estar en 10 días a 1000 kilómetros. Al mismo tiempo (no se comunican entre ellos), otra área me ofrece un contrato de meses más cerca. Acepto tras recordarme que si no acepto dos ofertas me sacan de la base de datos (norma interna).

Entra una redactora nueva con otra contratación corta. El segundo día viene su padre a saludarla. Por la tarde se pasa alguien de recursos humanos. "Manolita, te he puesto aquí que vas a estar a gusto". A las dos se nos termina el contrato, pero sólo a Manolita le hacen uno de esos contratos largos tan anhelados.

En la máquina de café oigo a unos compañeros. Hablan de mí. Dicen que cómo "la casa" me deja escapar, que se está perdiendo talento. Callan cuando llego. Cojo mi café, disimulando, y me voy mientras se me cae una lagrimilla por el ojo. Por si tenía alguna duda, no, no soy yo.

Alguien que ve el maltrato estructural y profesional que recibo, me dice que va a luchar por mí. Pero un nuevo contrato recae en un presunto amiguete de alguien, con la única experiencia de un año de prácticas. Estocada mortal.

Me ofrecen otro contrato en mi ciudad (otra área distinta). Pero una de las superjefas que puede meter mano, alega que yo ya he rechazado trabajo dos veces (por situación familiar muy grave) y he tenido malos gestos (decir que no podía mudarme superada por la situación) como argumento para no darme más trabajo.

Pasan meses, me llaman de nuevo, gracias a que alguna buena persona queda. Nueva mudanza para unos meses. Ya tengo asumido que son las reglas del juego. Han pasado 5 años desde que llegué y no he llegado a trabajar un año seguido.

Me encuentro con una compañera a la que le ha pasado lo mismo. Lleva años empalmando interinidades cortas y tampoco entiende por qué no hay uno decente para ella, pero sí para decenas de otras personas. Ay amiga. Así que no soy la única. Me cuentan de una compañera que entró porque era "amiga de" y con interinidad indefinida y de otra que es "hija de". Ojos en blanco.

Y si yo solita ya me he cruzado con una decena de casos, ¿cuántos habrá? ¿o me los habré cruzado por casualidad yo todos? ¿O realmente hay un criterio objetivo que yo no puedo valorar? ¿O realmente todos los "algo de" eran mucho mejores profesionales que yo? Que igual es eso, no quiero acusar en vano, quizá estoy equivocada en mi percepción.

Pero hablemos de corrupción.

Algunas de esas personas que conozco con nombres y apellidos estaban indignadas el domingo 29 de septiembre frente a la puerta de una facultad, porque "qué vergüenza la corrupción en RTVE". No me jodas, con perdón.

Creo que la sospecha de que haya algo por detrás a todos se nos ha pasado por la cabeza. Muchos hemos tenido serias dudas de que el proceso de baremación haya sido justo y sin trampas, pero como no sabemos la vida de las otras 5000 personas, no vamos a reclamar aunque hayamos visto en las listas subir y bajar puntos. Y si de casualidad nos beneficia un cambio de criterio, pues bueno, como cuando te cae en la mano un caramelo en la cabalgata de Reyes dirigido a tu vecino de acera.

No hay pruebas accesibles con las que denunciar, por si alguien cree que es lo que se debería hacer. Y como los contratos se hacen a dedo, también te pueden acusar a ti aunque los tuyos hayan sido por tu trabajo. Así que todos nos encogemos de hombros y seguimos tratando de encontrar nuestro hueco.

Mi esperanza siempre ha sido aprobar y quedar por delante de algún presunto "algo de". Así de triste es la situación. Si esta vez ha salido a la luz, probablemente sea por alguna vendetta que nunca conoceremos. O porque alguien se quedaba fuera de la cuenta de la vieja. Si realmente es verdad, que tampoco lo sabemos a ciencia cierta.

Pero hablemos de corrupción.

Que salga la corrupción de RTVE. Presunta, siempre presunta. Pero que salga toda.

Que haya listados transparentes de bases de datos con méritos y criterios claros.

Que se incluya en las bases de la oposición una lista de la cual se llame no sólo para plazas fijas, sino también para sustituciones por orden de puntuación. Como en el resto de oposiciones, vaya. (No, no se mencionan las sustituciones en las bases). Parece que a alguien le pudiera interesar que sigan siendo a dedo, pero que igual no es eso, eh. Yo no acuso a nadie, válgame Dios.

Que no se cambien los criterios de los baremos de las oposiciones y procesos de estabilización sobre la marcha.

Que se deje el presunto mamoneo de dedos y dedazos.

Que se investigue a cuántos "hijos de", "amigos de", "hermanos de" se les han ofrecido buenos contratos frente a profesionales a los que, con demostrada trayectoria, se contacta para trabajar meses, o incluso semanas durante años y años. (Y cuidado con hablar, que no te llaman más).

Hablemos de verdad de corrupción en RTVE. Presunta, por supuesto, siempre presunta.

Y que a los profesionales nos dejen trabajar. Que ya es bastante.

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