Ecologismo de emergencia

Cuentos y cuentas sobre la energía nuclear

Pedro Fresco

Director General de Transició Ecològica en la Generalitat Valenciana

Cuentos y cuentas sobre la energía nuclear
Una fotografía muestra el vapor de agua que sale de la planta de energía nuclear de Bugey el 25 de enero de 2022 en Saint-Vulbas, Francia.- AFP

Quizá por primera vez en la historia de España, la energía se va a convertir en objeto de debate político cara al ciclo electoral de 2023. En este debate, la extrema derecha ya ha elegido su opción: crítica a las renovables y a las políticas climáticas, y apuesta por la energía nuclear. La derecha, aparentemente incapaz de no dejarse arrastrar por el discurso populista, seguramente también abrazará el mismo discurso respecto a la energía nuclear, aunque sea solo cara a la galería. El debate nuclear va a estar, por tanto, muy presente.

Las fuentes de energía no tienen ideología, pero sí son usadas por determinadas ideologías, aunque sus defensores varían en función del país. En Francia el centro liberal e incluso el Partido Comunista están a favor de la energía nuclear, en Finlandia los verdes también han llegado a aceptarla como mal menor, pero en países como Alemania todo el espectro político excepto la extrema-derecha la rechaza. La extrema derecha (y el autoritarismo en general) defiende esta energía en todo el mundo porque, en sus tics regresivos, la consideran símbolo de poder económico y militar y, sobre todo, por oposición al ecologismo tradicional, que es uno de los enemigos frente a los que levanta las banderas del odio.

La extrema derecha en España defiende esta línea, y ahora se suma la derecha, arrastrada por la primera. Resulta gracioso porque en los casi 15 años en los que el PP ha gobernado España no se ha hecho prácticamente nada por la energía nuclear más allá de la absurda batalla del exministro Nadal para no cerrar Garoña, que acabó cerrando igualmente. El PP no tuvo jamás la más mínima intención de que se construyese central nuclear alguna en España ni la tendrá, a no ser que se vean arrastrados hacia algún disparatado proyecto por parte de VOX. El apoyo nominal a la energía nuclear no es más que pura batalla cultural: Si la izquierda es antinuclear ellos son pronucleares. No hay más. Y es bastante triste, no ya porque sea un artificio absurdo para crear polémica, sino porque el artificio no se sostiene tras un poco de análisis.

Cuando tienes cierto conocimiento del mundo de la energía y escuchas los argumentos de aquellos que hablan de renacimiento o expansión de la energía nuclear, te das cuenta al segundo de que te están intentando estafar. La energía nuclear es una energía que lleva estancada más de tres décadas en el mundo y la generación nuclear no ha crecido en lo que llevamos de siglo, es más, ha ido perdiendo cuota de generación desde entonces. Su edad de oro acabó a finales de los años 70. Desde los años 80, y sobre todo desde el accidente de Chernóbil, los desarrollos nucleares se redujeron de forma importante. Se han seguido conectando centrales a partir de los 90 (muchas proyectadas antes de Chernóbil y no paralizadas), pero el inicio de la construcción de reactores quedó bajo mínimos y se equilibró con los reactores que se cerraban, de ahí su estancamiento. Esta realidad se observa claramente en la siguiente gráfica.

Cuentos y cuentas sobre la energía nuclear
Fuente: The World Nuclear Industry Status Report 2019

Las causas de este estancamiento son muchas. Los graves accidentes ocurridos en Chernóbil y Fukushima son una causa fundamental, pero hay otra que quizá explica mejor la realidad actual: La energía nuclear es la única energía que tiene una curva de aprendizaje negativa, es decir, que conforme más se desarrolla más cara es. Hoy en día es mucho más caro hacer un reactor nuclear que hace cuatro décadas, mientras energías como la solar o la eólica son decenas de veces más baratas. Los reactores son más seguros, pero son inviables a precios de mercado y no pueden competir de ninguna manera contra las energías renovables.

Es por eso por lo que no se instala energía nuclear bajo condiciones de mercado en ningún sitio. Cuando se desarrollan proyectos es gracias al apoyo gubernamental, bien porque se hace con empresas públicas y con financiación pública, bien por esquemas de precios asegurados (y muy altos) a cargo de la garantía del estado. Y esta es una de las grandes paradojas de que la derecha, adalid del mercado libre, apoye esta energía: La nuclear solo es posible bajo el socialismo de estado chino, el estatalismo oligárquico ruso o bajo la subvención de los estados y los consumidores. Que esto lo defienda la derecha promercado es una incoherencia difícil de entender.

La realidad, además, lleva años ofreciendo un apabullante baño de realidad. Todos los proyectos de centrales nucleares en Occidente durante este siglo, TODOS, han sido un fiasco. Todos han sufrido enormes retrasos y sobrecostes hasta niveles escandalosos. Hace unos días se produjo el enésimo sobrecoste y retraso de la central británica de Hinkley Point C, 3.000 millones de euros más y retraso hasta mediados del 2027. Los costes del proyecto por ahora suben a 30.000 millones de euros sin garantía de que no acaben siendo más. La nueva generación de reactores nucleares la anunció el gobierno británico en 2008, así que en el mejor de los casos la primera de las centrales tardará 19 años en estar activa desde aquella apuesta.

No es distinto el caso del rector francés Flamanville 3, cuyo coste actualmente asciende a 13.000 millones de euros (tiene la mitad de potencia que Hinkley Point C) pero que se estima que acabará en unos 19.000 millones. Se decidió su construcción a mediados de década del 2000 y se comenzó a construir en 2007, y no estará operativo hasta al menos 2024. En EE. UU. tenemos la misma situación con los reactores de Vogtle 3 y 4, todavía más caros por MW instalado que los anteriores. Los costes de generación de todos estos reactores superarán los 120 €/MWh. El "éxito" de esta generación está en Finlandia, con Olkiluoto 3, que el parlamento finés aprobó en 2002 y, 20 años después y al triple del coste presupuestado, al menos ya está en pruebas a la espera de la explotación comercial en un par de meses. Eso sí, ha habido algún problema durante las pruebas, que extienden la duda sobre el modelo de reactor (el EPR francés), el mismo que Hinkley y Flamanville, y el mismo que otros dos reactores ya en operación en China, uno parado hace muchos meses sin que se sepa a ciencia cierta el por qué y el otro funcionando por debajo de su potencia nominal.

Los ejemplos anteriores son importantes para que el lector entienda que proponer nuevos reactores nucleares como solución a la emergencia energética actual es un disparate de máximo nivel. Si en España decidiésemos hoy comenzar un nuevo programa nuclear, no tendríamos ningún reactor activo hasta la década de 2040. Sin embargo, gracias a las renovables tenemos la capacidad de tener el sistema eléctrico casi descarbonizado en 2035. Sería como mandar a los bomberos a apagar un incendio una semana después de que las llamas hubiesen acabado de consumir el edificio.

Y no son solo los tiempos, son los costes: 120 €/MWh está muy por encima de cualquiera de las energías renovables maduras que tenemos. En España las energías solar fotovoltaica y eólica pueden generar a costes entre 30 y 40 €/MWh, entre tres y cuatro veces menos que la nueva nuclear. Y hablamos de costes reales basados en costes de construcción observados que, como mucho, podrían incrementarse aún más para los inacabados proyectos nucleares. Es importante comentarlo porque hay quien intentará convencerles de que los costes son mucho menores a esos 120 €/MWh en base a determinados estudios teóricos basados en supuestos que no son los supuestos que observamos en la realidad de Occidente. Los 120 €/MWh no son teorizaciones favorables, son sobre proyectos reales. Los bomberos, además de llegar una semana tarde, van en limusina y pasarán la factura.

El debate nuclear, por tanto, solo tiene sentido plantearlo respecto a los reactores que hoy están activos. Como no emiten CO2 pueden servirnos por un tiempo, y poder extender su funcionamiento más tiempo puede ser un debate razonable que no es disparatado como en el caso anterior. Sin embargo, hay ciertas realidades que indican que esto no es tan sencillo como los proscriptores nucleares quieren hacernos creer.

Siendo realistas, debemos entender que, en medio de esta crisis energética con precios altísimos de la electricidad y enormes preocupaciones respecto al suministro de gas ruso, intentar mantener los reactores nucleares operativos a corto plazo es una respuesta intuitiva para cualquier país. De hecho, se están manteniendo operativas centrales de carbón en Europa por si acaso existiesen problemas de suministro, así que hacerlo con la nuclear parece tener sentido. En redes sociales y foros del sector cuentan que las centrales nucleares pueden funcionar 80 años sin problema alguno. Incluso había un gurú de Silicon Valley que proponía activar los reactores cerrados en Alemania desde 2011, como si eso fuese posible.

Pero la realidad parece más tozuda que el maravilloso mundo de las redes sociales. Alemania valoró la opción de no cerrar los tres reactores nucleares que tiene todavía operativos y concluyó que no tenía sentido mantenerlos activos. Por supuesto, desde la propaganda nuclear se acusó al vicecanciller alemán Habeck de ser un verde retrógrado y prácticamente se insinuó que estaba al servicio de Gazprom (a pesar de haberla intervenido en Alemania). Después llegó Bélgica, un país que genera más de la mitad de su electricidad con energía nuclear y que tenía planeado cerrar todos los reactores en 2025. Bélgica va a extender el funcionamiento de los dos más nuevos, lo que se vendió como una rectificación absoluta sin atender a que Bélgica tiene siete reactores y, por tanto, cerrar cinco en medio de una crisis energética como la actual. Además, la propia empresa que opera esas dos centrales nucleares ha pedido el gobierno belga que comparta los riesgos financieros de la extensión, ya que no confía en la rentabilidad de la operación... Ustedes comenzarán a intuir que eso de que duran 80 años sin problemas y que se pueden conectar o extender cuando se quiera no parece estar tan claro.

Recientemente, hemos conocido que en el Reino Unido tampoco se extenderá el funcionamiento el reactor de Hinkley Point B, a pesar de que prácticamente se daba por hecho... En el Reino Unido, donde algún portavoz del gobierno Johnson ha llegado a decir que quiere conectar un reactor nuclear al año ¿Estará Johnson también al servicio de Gazprom? Como dato relevante, sepan ustedes que Hinkley point B lleva funcionando 46 años.

Ya avisó Macron, nada sospechoso de antinuclear, durante el anuncio de su plan energético, que intentaría alargar la vida de las centrales nucleares más de 50 años "cuando fuese posible". No hace falta ser especialmente perspicaz para darse cuenta de que en muchos casos no será posible. Es más, viendo el absoluto desastre que tiene Francia con su parque nuclear (tiene la mitad de los reactores nucleares parados por diversas situaciones y problemas) resulta bastante intuitivo pensar que va a ser muy difícil esa extensión en muchos casos. El caso francés también conviene analizarlo bien: Una confianza excesiva en un parque nuclear relativamente envejecido y una instalación decepcionante de energías renovables la última década. Resultado: 100 TWh de generación nuclear por debajo de su cifra histórica en medio de la mayor crisis energética de Europa. Ha perdido más generación nuclear Francia por los problemas con su parque nuclear que Alemania cerrando casi todos sus reactores.

Algunas veces, cuando se me han preguntado por la energía nuclear, la he llamado jocosamente la energía del gatillazo. Más allá de las risas que provoca el término, resulta una comparación bastante certera: La energía nuclear promete mucho, pero a la hora de la verdad.... En los años 60 en EE. UU. la Comisión de la Energía Atómica llegó a asegurar que en el año 2000 ese país tendría 1.000 reactores nucleares en funcionamiento. La realidad es que, en el 2022, no tiene ni 100, y el mundo no ha llegado a los 500. Desmesuras de este tipo se pueden buscar en las hemerotecas y se encontrarán por doquier. La propia Rusia hablaba hace algo más de una década de conectar más de 40 GW nucleares para 2020, y conectó la cuarta parte. Hasta los chinos, que cumplen todos los objetivos que se marcan, han sido incapaces de cumplir su objetivo nuclear.

Ustedes habrán leído por ahí listas de todos los proyectos que existen en el mundo, que si no sé qué país está proyectando muchos reactores, que si se va a construir decenas de reactores no sé dónde, que si se ha firmado un protocolo de intenciones...se intenta vender una imagen de una energía que tiene futuro y numerosos desarrollos para crear un estado de ánimo, pero la realidad es que la historia de la energía nuclear está llena de proyectos que nunca se llevan a cabo y de reactores que se paralizan a medio construir. De toda esa montaña de informaciones sobre la energía nuclear saldrá adelante una parte reducida. De hecho, ya hay proyectos descartados, paralizados o en duda debido a la propia situación geopolítica que, en lógica, debería estar impulsando la energía nuclear. Pero se da la circunstancia que muchos proyectos de reactores los iba a desarrollar la empresa pública rusa Rosatom, y claro, ya no son aceptables para el comprador occidental.

Y aquí llega una de las enormes paradojas que observamos: En unas condiciones de precios de combustibles fósiles altísimos, con una emergencia climática, con Fukushima ya relativamente lejos en el tiempo, seguimos teniendo proyectos paralizados o en riesgo de estarlo. Cuando la energía nuclear tenía su contexto soñado para revertir su estancamiento ya casi secular, resulta que la realidad vuelve a darle la espalda. Rusia es el gran enriquecedor de uranio, uno de los mayores productores de mineral y el socio tecnológico de multitud de proyectos en Occidente y su área de influencia, desde el ya paralizado proyecto finés Hanhikivi I hasta la húngara Parks II, pasando por los reactores turcos de Akkuyu. Si Rusia es el problema, no parece que la nuclear pueda ser la solución.

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Más allá del estado real de la energía nuclear, déjenme que les comente cuál es la realidad del mundo de la energía, más allá de lo que les cuenten algunos partidos y algunas voces interesadas. En el año 2021 en el mundo se instalaron 257 GW de capacidad renovable ¿Saben cuál fue la capacidad nuclear neta instalada en 2021 respecto a 2020? -2,4 GW. O sea, se cerraron más reactores de los que se conectaron. Al final hablamos de la retirada y conexión de unos pocos GW en cada caso, con un neto negativo. Supongo que el lector se da cuenta de la enorme diferencia entre una cifra y otra, y de que estamos hablando de órdenes de magnitud totalmente distintos.

Cuentos y cuentas sobre la energía nuclear
Autor Eloy Sanz

La energía nuclear, y lo dicen las cifras no lo digo yo, es poco más que una anécdota en medio de la avalancha renovable que vive el mundo. Esos 257 GW de 2021 serán bastante más en los próximos años, de hecho, la propia China va a duplicar la capacidad solar instalada en 2022 respecto 2021, que ya fue su año récord. Y hablamos de China, el gran país que por sí solo ha conseguido sostener las cifras de potencia nuclear instalada en el mundo y maquillar la decadencia de la energía nuclear en el resto del globo.

Las cifras chinas son muy interesantes a este respecto. Entre 2019 y 2021 la generación nuclear china aumento 30 TWh producto de 4,5 GW de nueva potencia nuclear. Pues bien, en esos mismos dos años la generación solar en China aumentó unos 52 TWh, casi el doble, y la generación eólica aumentó 125 TWh, cuatro veces más. La solar y la eólica incrementaron seis veces más su generación que la energía nuclear en el país del mundo que más apuesta por la nuclear. Y no he contado la capacidad hidroeléctrica instalada estos dos años (32 GW). Creo que el dato es lo suficientemente sugerente por si mismo para que ver que, en cualquier caso, hablamos de ligas totalmente distintas.

Esta realidad es conocida por todo el mundo y por quienes deciden políticas en todos los continentes, y por eso la energía nuclear a nivel mundial es anecdótica en los planes de transición energética y su función fundamental es ejercer de muleta con los reactores actuales mientras se instalan renovables. En el sexto informe del IPCC, cuando se habla de las opciones de mitigación cara al año 2030, se destacan como energías fundamentales la solar y la eólica. La energía nuclear aparece en un lugar subalterno con otras energías y con una capacidad muy limitada para la mitigación.

Más claro se puede ver esto en la reciente estrategia europea REPowerEU, donde existen planes para instalar cientos de GW de energía solar y eólica en el continente, además de muchas otras medidas encaminadas a reducir la dependencia rusa. En el REPowerEU el papel que se le otorga a la energía nuclear es aportar 44 TWh más de lo que estaba previsto hasta ahora para el año 2030, obtenidos básicamente retrasando el cierre de algunos reactores, cinco o seis a lo sumo. Esta nueva proyección ampliada lleva, en cualquier caso, a que la generación nuclear en 2030 vaya a ser menor a la generación nuclear actual. Como pueden ver esta aportación no pasa de ser algo menor, de hecho, solo los reactores que van a cerrar Alemania y Bélgica a corto plazo retirarán más potencia que esa.

Cuando la Comisión Europea propone esto no lo hace porque esté dirigida y asesorada por idiotas, no lo hace porque formen parte de alguna oscura conspiración, lo hacen sencillamente porque saben que la energía nuclear no puede aportar nada para solventar la crisis energética europea porque es virtualmente imposible tener ningún nuevo proyecto nuclear funcionando para 2030. La crisis energética está aquí y ahora, hay que tratarla ya, no montando proyectos para la década de 2040 cuando ya no harán falta. Si la nuclear puede tener un papel es, como ya hemos dicho, lo que se pueda hacer con los reactores actualmente en funcionamiento. Y entonces vuelve a aparecer la misma cuestión ¿por qué no se retrasa el cierre de todos los reactores de Europa? ¿Por qué sólo 5 o 6 GW? Pues sencillamente, y a pesar de lo que se diga en las redes sociales, porque no es tan fácil por las razones ya esgrimidas y por otra más que les voy a explicar con el caso de España.

A pesar de lo que se está reclamando desde la derecha, que es alargar la vida útil de las centrales nucleares, la realidad es que la vida útil de las nucleares ya se ha alargado respecto a los 40 años originales, entre 5 y 6 años más por reactor. El primer cierre nuclear previsto en España, pactado con la industria incluso contra la voluntad de algunas empresas propietarias que querían cerrar antes las centrales, es que el cierre del primer reactor se producirá en 2027, es decir, de aquí a más de 5 años. Como se comprende perfectamente, esto está fuera del ámbito temporal de la crisis energética y de precios actual. El precio de futuro de la electricidad en España para 2028 es 45 €/MWh, es decir, el precio medio histórico del mercado, un precio al que la rentabilidad de las viejas centrales nucleares queda comprometida. A 45 €/MWh, sencillamente, sus propietarios no querrán operarlas.

En los próximos cinco años y medio instalaremos en España, entre energía solar para generación y autoconsumo y eólica, fácilmente entre 30 y 40 GW de nueva potencia. Con los nuevos objetivos del REPowerEU, podría ser incluso más. En el año 2021, un año flojo en instalación eólica, se instalaron unos 6 GW renovables, con capacidad para generar unos 10 TWh de electricidad. En los próximos 5 años y medio instalaremos capacidad para generar 60 o 70 TWh fácilmente. Para que tengan una referencia, el cierre de un reactor nuclear retira 7,5 TWh de generación del sistema eléctrico. Cada año se van a instalar renovables que generarán juntas bastante más que un reactor nuclear.

¿Por qué no mantener la potencia nuclear e instalar renovables a la vez? Es una pregunta intuitiva, pero tiene una respuesta clara: Porque la generación renovable y nuclear "chocan" entre ellas. La energía renovable no es continua, genera mucho en determinados momentos y poco en otros. Necesita energías que complementen esa irregularidad, que puede ser almacenamientos o energías de rápida respuesta como la hidroeléctrica o los ciclos de gas. La energía nuclear funciona generando a máxima potencia siempre y no debe alterar ese funcionamiento y, si lo hace, tiene que hacerlo a velocidades muy lentas que no pueden responder a la generación renovable. Cuando tengamos más potencia renovable en el sistema y se tenga los siete reactores activos, tendremos cada vez más horas en las que habrá que decidir qué energía paras, si la nuclear o la renovable, porque todo no cabe en el sistema.

Como la energía nuclear no debe ni parar ni bajar de potencia, a nivel técnico lo lógico parece parar la renovable. El problema es q este criterio lógico desde el punto de vista técnico es un criterio nefasto a nivel económico y social: la energía solar y eólica tienen un "combustible" gratis, usar el viento y el sol no cuesta nada, si no lo usas lo desperdicias. Pero generar electricidad nuclear consume uranio, consume recursos y tiene coste de combustible y por unidad generada. Parar la renovable para dar cabida a la nuclear es ir en un coche cuesta abajo con el motor apagado y tirar la gasolina por la ventana.

Parar en determinados momentos parte de la generación solar o eólica es asumible, no pasa nada, de hecho, va a pasar con o sin nuclear. El problema es ¿cuántas horas estamos dispuestos a desperdiciar energía para mantener nucleares abiertas? ¿En qué punto ese acaparamiento de la generación que hace la nuclear va a comenzar a perjudicar a la generación renovable, a la que obligas a parar porque al otro lado del sistema tienes una tecnología del siglo XX que no está adaptada a la realidad del siglo XXI? Aquí hay un problema económico y técnico difícilmente resoluble, que puedes retrasar, pero vas a tener que enfrentar en algún momento. Imaginen ustedes que les apagasen el sistema de autoconsumo de su casa para que las centrales nucleares permaneciesen abiertas, y que año que pasase se lo parasen más horas ¿les parecería razonable?

España, en su planificación técnica, ha decidido que en 2027 tendrá suficiente potencia renovable como para comenzar a prescindir de centrales nucleares, y lo ha hecho con un decalaje de cierre prudente. Serán centrales con más de 45 años de funcionamiento y que sus dueños quieren cerrar. Sobre el papel, parece un pacto basado en un equilibrio muy razonable. Se podía haber retrasado algún cierre dos o tres años, o haberse adelantado algún otro, pero hablamos de pequeñas alteraciones sobre una realidad que es evidente y no tiene vuelta atrás: Las centrales nucleares van a cerrar y hay que hacerlo cuando haya suficiente renovable en el sistema, y eso tenemos que preverlo, no decidirlo de la noche a la mañana.

Ustedes habrán escuchado por ahí hablar de un "kit" que se instala en unos días y que permitiría a las centrales adaptarse a la generación irregular renovable. Esos "kits" existen en Francia, donde gran parte de sus 57 reactores nucleares puede subir y bajar potencia a cierto nivel. Pues bien, ese enorme parque nuclear modula su potencia algunos días en función de la generación solar francesa, pero ni siquiera parece ser capaz de adaptarse totalmente, ya que siempre se usa cierta cantidad de gas y de capacidad hidroeléctrica para adaptarse a la reducción de generación solar. Decenas de centrales francesas con capacidad de modular la generación no pueden totalmente con una curva solar producto de una potencia instalada menor de la que actualmente tiene España. Imaginemos la España de 2027, con una capacidad solar que triplicará a la de la Francia actual ¿cómo se va a responder a esa demanda con solo siete reactores? Es imposible, habría que pararlos.

Por eso ese famoso "kit" ni se instala ni nadie ha pedido instalarlo menos aquellos que pretenden que las centrales continúen abiertas más allá de cualquier criterio técnico o económico. Quienes operan una central quieren tenerla generando energía, no parada cada vez que haga sol o haya viento en la península. Nadie se lo plantea sencillamente porque sería absurdo tener una energía como la nuclear en stand-by esperando a que falle el recurso renovable, y más centrales que tienen más de 45 años.

Por eso los reactores nucleares se siguen cerrando en el mundo, por eso incluso en medio de una crisis energética no se paralizan muchos cierres. Una central nuclear no es un juguete, es una instalación altamente sensible, con altísimos estándares de seguridad, cuyo funcionamiento requiere una planificación estricta y a largo plazo. Igual que nadie vuela un avión si hay riesgos o no se mantienen líneas de avión que no tienen pasajeros para dar satisfacción y trabajo a los pilotos y a los controladores aéreos, con las centrales nucleares pasa lo mismo. Las centrales se cierran porque es ley de vida, ley de la economía, ley de la tecnología, porque la realidad del sistema eléctrico ha cambiado y las centrales nucleares fueron pensadas para otro sistema eléctrico distinto del que estamos creando.

Déjenme que les sea totalmente sincero. Yo no soy antinuclear. No he formado parte jamás de los movimientos antinucleares y como persona de formación científica he sido educado en admirar la ciencia y los logros tecnológicos, y la energía nuclear lo es. He defendido que se haya alargado el funcionamiento de las centrales nucleares en España esos cinco o seis años más porque creo que necesitábamos ese tiempo para instalar renovables. Y estaría dispuesto a aceptar la energía nuclear como mal menor frente a las energías fósiles si viese que realmente hay algún tipo de viabilidad en las propuestas que se hacen. Ojalá algún día tengamos fusión nuclear y ojalá haya algún desarrollo nuclear en el futuro que realmente pueda hacer replantearme mi posición. Como persona de ciencia, si los hechos cambian mis opiniones cambiarán.

Pero el debate nuclear actual es un fraude, es pura propaganda al servicio de los intereses personales de unos y la batalla cultural (y política) de otros. La defensa de la energía nuclear hace tiempo que dejó de ser una cuestión técnica y paso a ser un relato que solo se sostiene tirando de la teoría de la conspiración. Según algunos, resulta que la energía nuclear está estancada tres décadas porque todos somos idiotas, porque todo el mundo es un magufo ignorante, porque estamos al servicio de las gasistas y de Gazprom, y mañana seguramente dirán que estamos al servicio de los fabricantes chinos de módulos solares. Todos estamos ideologizados, mientras se calla ante los disparates de la extrema derecha porque defiende la energía nuclear... Eso no se lo cree nadie que tenga un poco de sentido común.

Hace ya algún tiempo que veo cómo algunos propagandistas nucleares en diferentes países se deslizaron hacia las más oscuras técnicas de propaganda de los peores movimientos políticos y sociales de la historia: La acusación sin pruebas, la insinuación, intentar alinear al discrepante con el enemigo, el arrogarse la verdad suprema de su lado, la obsesión y el acoso contra grupos e individuos... En algún momento lo que era una divulgación energética, con intereses obvios detrás, pero era divulgación al fin y al cabo, se convirtió en una especie de religión al servicio de los intereses de los líderes de un movimiento. Y cuanto más observan que la realidad no se comporta como ellos quieren, más sube la agresividad, el disparate e incluso el tono mesiánico de muchas aseveraciones. Al final, claro, es un caramelo apetitoso para la extrema-derecha. Parece mentira que todavía no hayamos aprendido a no crear caldos de cultivo que va a acabar capitalizando la extrema-derecha. A lo mejor es que a algunos no les importa.

Espero haber ayudado al lector a entender la verdadera naturaleza de la batalla cultural que creo que se avecina en la política española, y por qué el debate nuclear que se pretende imponer es un fraude. La energía nuclear ha sido ampliamente superada por las energías renovables hace muchísimo tiempo, los datos son apabullantes y no dejan el más mínimo resquicio de duda. La energía nuclear no va a solventar el problema de la descarbonización más allá de una aportación muy minoritaria y, por supuesto, no tiene nada que aportar en esta crisis energética más allá de alguna cuestión concreta de cierres inminentes en países que no son el nuestro.

En el mundo se están instalando cientos de MW renovables cada día, en la propia España se instalan MW renovables cada día que permiten que al día siguiente se consuma menos gas o menos carbón, que permiten que se genere energía barata para las industrias, que forman parte de sistemas de autoconsumo en las casas que son el primer paso para que sus dueños electrifiquen su climatización y sus coches. Y así, día a día, MW a MW, dependeremos menos del gas y del petróleo, del ruso, pero también del de cualquier otro país. Mejoraremos nuestra balanza comercial, seremos más independientes energéticamente y crearemos un país mejor, con una reindustrialización verde de la que ya comenzamos a ver los primeros ejemplos pero que vendrán más, porque España tiene la magnífica oportunidad por delante de subirse a esta ola de transformación energética y ponerse a la cabeza como uno de los países pioneros en este nuevo mundo.

Cuentos y cuentas sobre la energía nuclear
Anuncio de los años 80

En los años 80 se repartían estas pegatinas del Foro Atómico Español que rezaban "Hoy nuclear, mañana solar". Pues bien, créanme, el mañana es hoy, ya hace años que el mañana llegó. Solo quienes viven mentalmente en otro siglo todavía no han entendido esa realidad que el mundo, como todos ustedes han comprobado con datos, ya ha comprendido perfectamente.

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