Ecologismo de emergencia

El precio de poner a los animales en la agenda política

Nuria Menéndez de Llano Rodríguez

Abogada y directora del Observatorio Justicia y Defensa Animal. Miembro del Oxford Centre for Animal Ethics y de la Red Ecofeminista.

Pixabay.
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Desde hace algún tiempo se está atacando a todo lo relacionado con los animales y su defensa más de lo habitual. Da la impresión de que se están redoblando los esfuerzos, cargando las tintas,  difundiendo bulos y otras falsedades a golpe de titular sensacionalista.

Se carga a la vieja usanza alimañera, colgando la diana  de "dañinos o plaga" a determinados grupos de animales, sean perros, gatos, lobos, cormoranes, cotorras, exóticos o nativos, da igual. La cuestión es seguir infundiendo la idea de que todo lo que no sea humano, molesta, es perjudicial o peligroso y deber ser  eliminado o encerrado de por vida.

Lo mismo sucede con los defensores de los derechos de los animales. Se nos denosta,  menosprecia, ofende y vilipendia a diario con total impunidad. Se nos intenta quitar valor, rigor o expertise a lo que decimos o hacemos. No importa que el trabajo en favor de los animales sea serio, venga de la sociedad civil desde ONGs o desde cargos públicos, somos indeseables de igual modo. Si alguien cree que estoy exagerando, invito al lector a pasarse por los contenidos creados, por ejemplo, en las RRSS de perfiles como jara y sedal o la fundación toro de lidia, son de lo más elocuentes.

Este modus operandi se está llevando a cabo con publicidad y alevosía, haciendo un uso irresponsable de las redes sociales y de los medios de comunicación. El objetivo es claro: frenar al animalismo y atacar al Gobierno sublevando, a cuantos más mejor, especialmente, a aquellos sectores o grupos de interés que consideran que desprecian la defensa de los animales, sea la de unos u otros o todos ellos, bajo la excusa de que afecta a sus intereses económicos o fines electoralistas. Lo que viene siendo agitar el avispero para ensuciar con fines aviesos.

No es de extrañar que algunos de estos sectores estén tan escocidos si tenemos en cuenta que las mayores y más profundas reformas legales en materia de Derecho Animal se están materializando en la presente legislatura. Sí, los animales han dejado de ser considerados legalmente cosas en nuestro país, y sí, se ha reconocido legalmente la sintiencia animal gracias a la Ley 17/2021 de modificación del Código Civil, la ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil, sobre el régimen jurídico de los animales, en vigor desde el 5 de enero de 2022.

No debemos olvidar los orígenes del movimiento de defensa de los derechos de los animales, que abanderaron sufragistas hace doscientos años y, más recientemente, el Animal Law, que nace como disciplina académica de la mano de abogadas y abogados dedicados a los derechos civiles. Es decir, los derechos de los animales nacieron defendidos por activistas de los derechos humanos, como extensión de los derechos básicos a otros colectivos vulnerables, considerándolos elemento clave de la Justicia Social. Por tanto, el movimiento animalista se erige en un movimiento social emancipatorio que se opone a la cosificación, explotación y maltrato de los demás animales a los que se les debe considerar sujetos éticos, políticos y jurídicos, nada de humanizarlos, ponerles lacitos o confrontarlos con los derechos civiles de las personas.

Además, como otros movimientos sociales, históricamente masacrados por querer cambiar el statu quo y luchar por el reconocimiento de otros derechos tan relevantes como el derecho de voto femenino, éste está mayoritariamente sustentado por mujeres. Ya tenemos el caldo de cultivo ideal para que todo el ruido mediático de la propaganda antianimalista siga adelante con su hediondo cometido de desgaste, ataque y freno al que nos tienen acostumbrados.

Uno de los principales bulos en marcha es el que sostiene que queremos humanizar a los animales y con ello perjudicar a las personas.  Que estamos en una sociedad infantilizada por Walt Disney, Bambi, etc. Que queremos imponer la dictadura ideológica animalista, que nos va a llevar a prohibir todo a todos, porque además, como las mentes pensantes del maquiavélico plan, somos todas unas sensibleras, histéricas, acientíficas y locas de los gatos, nada ni nadie nos va a hacer entrar en razón.

Sí, es todo un cúmulo de porquería machista y grosera que hace ruido e intenta, en mi opinión, a la desesperada, poner a la gente en contra de avances éticos y legales tan relevantes como querer que los animales no humanos dejasen de tener el tratamiento jurídico de una silla. Spoiler para los señoros que siguen con el mantra de la pretendida humanización de los animales a manos de cuatro locas filoterroristas: No, señoros, no queremos humanizar a los demás animales. Los que tenemos que humanizarnos somos nosotros y, así, descosificarlos a ellos. A ver si a base de repetirlo, tan machaconamente como sus bulos, empieza a entenderse que los demás animales son individuos respetables y valiosos cuyas vidas merecen ser vividas en las mejores condiciones y tienen derecho a no ser inquietados y, ni mucho menos, explotados y aniquilados por el ser humano.

Parece ser, tal y como se están dando los últimos pasos parlamentarios, que el odio al animalismo está cosechando sus frutos, la ansiada Ley estatal de protección animal está paralizada en su tramitación parlamentaria por PSOE, a pesar de haberse comprometido, con sus electores y con todo el país, a sacarla adelante. No contentos con presentar la vergonzosa enmienda del lobby cazador para excluir a los perros víctimas de la caza de su protección, los socialistas permanecen, a día de hoy, enrocados en hacer lo que les dicta la voz de su "amo": frenar al animalismo.

En el mes de octubre fui compareciente, con otras compañeras y expertas, sobre estas reformas de protección animal en el Congreso de los Diputados, y allí pude decirles a sus Señorías la importancia y la trascendencia tanto de mejorar la protección penal de los animales como del Proyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los animales y la necesidad de que una ley estatal de esta naturaleza pueda inspirar y regular la protección animal en nuestro país. Para no repetirme, os dejo aquí el enlace a mi comparecencia.

No quisiera finalizar sin advertir con estupor que el PSOE está siendo parasitado y dominado por un agrotrumpismo muy peligroso. Da verdadera repulsión este sector del PSOE rancio, de puro, montera y montería, que se ha retratado como cobarde y timorato y, que no ha hecho otra cosa, en estos meses, que tender una alfombra roja, roja como la sangre que emana de los millones de animales masacrados cada día en este país, hasta el interior de la sede la soberanía popular, con el único fin de frenar y torpedear, desde dentro, todo aquello que suene a avances para ponerle límites al maltrato,  a la crueldad o al abandono de los animales.  Somos millones de personas las que estamos hartas de esta impunidad frente al maltrato animal y esto no se va a olvidar fácilmente y, para contribuir a evitarlo escribo estas líneas. Nos vemos en las urnas.

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